La estructura tensiva. Claude Zilberberg. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Claude Zilberberg
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789972453366
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no es nada más que la junción, el espacio de encuentro de una magnitud vocálica y de una magnitud consonántica. El cuadro siguiente resume nuestro proceder:

      Una magnitud tensiva —precisaremos en un instante su condicionalidad— es, pues, una magnitud compleja, portadora de dos rasgos: por una parte, un rasgo intensivo (Cassirer diría un «acento de sentido»); por otra parte, un rasgo extensivo. Lo cual no deja de tener consecuencias. En efecto, la hipótesis tensiva en el estado actual de su desarrollo, la problemática hjelmsleviana del análisis y el estatuto de la definición en los Prolegómenos son «variedades» de un mismo funcionamiento. Esa convergencia surge de las tres consideraciones siguientes: (i) la esquicia de la tensividad conduce al enfrentamiento cara a cara de la intensidad y de la extensidad; (ii) un análisis tiene por plano de la expresión una dualidad y por plano del contenido, una dependencia: «Una dependencia que cumple las condiciones de un análisis será llamada función15», de ahí la dependencia de la extensidad respecto de la intensidad; (iii) finalmente, por reciprocidad, tenemos razones para aceptar la pareja de la intensidad y de la extensidad como la definición de la tensividad:

      Esto nos lleva a la definición de la definición: por definición entendemos una división, sea del contenido de un signo, sea de la expresión de un signo16.

      En cierto sentido, la definición, al sustituir el contenido definido por una «cadena de contenidos de signos», dispersa ese contenido definido. Si admitimos con Cassirer que el proceder del pensamiento es «circular», es decir que

      la conexión supone la división, así como la división por su lado no tiene otra meta que preparar y hacer posible esa conexión17,

      si, además, reconocemos en la definición el grado cero de la predicación, entonces, el isomorfismo de las magnitudes consideradas se establece así:

      El estructuralismo considera las magnitudes que somete al análisis como absolutas, y con bastante frecuencia ignora la variabilidad cuantitativa. A la inversa, los pintores oponen el tono franco, portador de brillo [estallido], al tono quebrado, atenuado por la mezcla con otro tono. El punto de vista tensivo trata la cualidad absoluta como un caso particular, y concibe toda magnitud como un objeto que la sintaxis tensiva, según uno u otro de los tres estilos sintácticos enumerados más adelante, está dispuesto a tratarlo.

      Esa asimetría introduce la singularidad del espacio tensivo. La correlación inversa tiene por sintaxis íntima un principio de constancia que se puede formular así: si la intensidad y la extensidad varían en razón inversa la una de la otra, entonces, el producto de las valencias respectivas de dos valores distintos será tendencialmente constante y su norealización eventual, evenemencial, sería para el (los) sujeto(s) como un objetivo que realizar. Como puede apreciarse en el diagrama siguiente:

      Este razonable principio de constancia del que acabamos de hacer la hipótesis significa que los productos «místicos» [V1 = i1 x e 1] y [V2 = i2 x e2] tienden hacia una constante virtual reguladora. En la dimensión de la intensidad, las valencias se distinguen unas de otras o como aumentos o como disminuciones; en la dimensión de la extensidad, como selecciones o como mezclas. La hipótesis del principio de constancia autoriza un paso suplementario hacia la singularidad del espacio tensivo: si el producto de las valencias /i/ y /e/ tiende a una constante, entonces, /i/ se convierte también en el cociente de dividir / V1/ por el divisor /e/. Si /e/ aumenta, /i/ disminuye, de suerte que /e/ funciona ahora como divisor e /i/ como un cociente. Según la terminología propuesta en Éléments de grammaire tensive [en español: Semiótica tensiva], un repunte en la dimensión de la extensidad tiene por correlato inmediato o próximo una atenuación en la dimensión de la intensidad. La medida intensiva y el número extensivo varían en razón inversa la una del otro, como muestra el siguiente ejemplo tomado de Rousseau y que debemos a D. Bertrand:

      Durante mis cortas prosperidades muchas personas recurrieron a mí, y jamás en todos los servicios que pude hacerles ninguno de ellos fue desatendido. Pero de esos primeros favores hechos con afecto y con efusión del corazón fueron naciendo cadenas de compromisos sucesivos que yo no había previsto y de los cuales no podía ya liberarme18.

      Este análisis de Rousseau ofrece un doble interés: (i) muestra la dependencia de un estado de ánimo, aquí «efusión del corazón» del destinador respecto de un estado de cosas, el número de ocurrencias del don; (ii) «hace ver» cómo una multiplicación en una dimensión se convierte «concesivamente» en división para el valor; así, esquemáticamente para el texto de Rousseau:

      Los aumentos y las disminuciones intensivos vividos, que conmueven, en cuanto manifestantes, el campo de presencia, tienen por manifestado el juego reglado, la regulación actualizada de las dimensiones: por una parte, el sujeto formula el valor como el producto de las valencias que conjunta; por otra parte, por homogeneidad o circularidad virtuosa, formula la medida íntima, propioceptiva, del afecto como el cociente del valor dividido por el número actual del campo de presencia. La interdefinición, que es una exigencia epistemológica no negociable para Hjelmslev, remite aquí más bien a la densidad de la red relacional subyacente. De este trabajo de ajuste, de esta búsqueda de una exactitud cuantificable pero no contable, H. Michaux presenta en el bello texto titulado Dessiner l’écoulement du temps [Dibujar el fluir del tiempo] un análisis ejemplar centrado en la precisión del tiempo:

      Cada cual trata, sin que nadie se lo indique, de conservar su tempo… (…) Por un balance sabio y constante entre las incitaciones que uno acepta y las incitaciones que uno rechaza; por un equilibrio complejo donde las pequeñas ralentizaciones y las pequeñas aceleraciones se encuentran ingeniosamente compensadas19.

      Por ese juego de remisiones, la divergencia subjetal de la medida y del número, el principio de constancia y la formulación del valor intensivo como cociente, singularizan el espacio tensivo.

      La hipótesis de la «intersección» como producto exige aun otros dos motivos: (i) la afirmación corriente según la cual el todo es superior a la suma de las partes es cierta, sin duda, ¿pero cómo fundarla? Eso no está dicho. Sin pretender agotar la cuestión, podemos decir por medio de metáforas que el tempo y la tonicidad son los ingredientes, y la hipótesis del producto, la receta; (ii) existe el misterio del «acento», de los «picos» de la intensidad, de los estados paroxísticos, y más generalmente, puesto que hemos reconocido en la medida una «intersección»: «Se trata de hallar la construcción (oculta) que identifique un mecanismo de producción con una percepción dada»20, es de esperar que «en alguna parte» surja un principio de desmesura. No andamos lejos de la retórica y nos movemos en torno a la hipérbole, que Fontanier aborda en los siguientes términos:

      La Hipérbole aumenta o disminuye las cosas con exceso, y las presenta bien por encima o bien por debajo de lo que son, con vistas, no a engañar, sino a acercar a la verdad misma, a fijar, por lo que dice de increíble, lo que hay realmente que creer21.

      Frente a todas las problemáticas que mantienen alguna conexidad entre sí, tenemos que anticipar: la hipérbole se encuentra en la intersección de dos sintaxis; por una parte, la sintaxis intensiva, que procede por aumentos y por disminuciones, y por otra parte, la sintaxis juntiva, la cual