La estructura tensiva. Claude Zilberberg. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Claude Zilberberg
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789972453366
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El momento teórico

       El ser es, por turnos, condensación que se dispersa y dispersión que se condensa.

      G. BACHELARD

      Existen dos clases de espíritus, los que acceden de entrada al control sin necesidad de repetir, y los que se reconocen de buen grado en el verso de Boileau: «Veinte veces al oficio someted vuestra obra», jamás satisfechos, y queriendo, osando creer que el último ensayo es menos malo que el precedente. Este es nuestro caso personal, y es la razón por la cual hemos titulado este ensayo, después del Breviario de gramática tensiva1 y de los Elementos de gramática tensiva2, La estructura tensiva.

      Después de todo, la teoría es un género que subsume una clase de posibles, los cuales son para unos exclusivos, para otros, conjugables. Los temas de la alternancia son conocidos, y sin la menor pretensión de exhaustividad, nosotros distinguimos tres parejas: (i) la pareja inmanencia vs. trascendencia: la teoría hjelmsleviana es el ejemplo mismo de la opción inmanente: el análisis del lenguaje no le debe nada a nadie; en cambio, la teoría psicoanalítica resalta el punto de vista trascendente en la acepción epistemológica del término; (ii) la pareja diacronía vs. sincronía: el punto de vista diacrónico ha prevalecido por largo tiempo. Concluir el análisis de un régimen de sentido consistía en trazar la historia de su desarrollo. El punto de quiebre es conocido: a Saussure le debemos la distinción entre dos lingüísticas: una lingüística diacrónica que trata de las transformaciones y una lingüística sincrónica que trata de los estados sistémicos. Esa separación es el principal mérito de Saussure en opinión de Cassirer. En el Ensayo sobre el hombre, que compuso al final de su vida, escribe:

      En realidad, el estudio del lenguaje no constituye el objeto de una ciencia, sino de dos ciencias. En tal estudio, es necesario distinguir siempre dos ejes, el “eje de la simultaneidad” y el “eje de la sucesión”. La gramática, por naturaleza y por esencia, pertenece al primero3.

      (iii) la pareja formalismo vs. humanismo: esta pareja concierne al lugar del sujeto. El sujeto con sus preocupaciones, con sus expectativas y con sus afectos ¿es un intruso en un sistema que no lo necesita?, ¿o, por el contrario, ocupa un lugar cuyo tenor tenemos que definir? La tentación «algebrista» existe en Saussure, sin duda amparada en la audacia de la famosa Memoria: «La lengua es por decirlo así un álgebra que solo tendría términos complejos»4. La misma tentación está igualmente latente en la obra de Hjelmslev con la noción de «esquema»: Hjelmslev elige, por ejemplo, la r francesa:

      La r francesa es definida como una entidad opositiva, relativa y negativa; la definición dada no le atribuye ninguna cualidad, cualquiera que sea5.

      Hjelmslev no tiene ninguna dificultad en confesar la orientación algebraica de su proceder:

      Esta concepción de la lengua ha sido retomada y desarrollada por Sechehaye, quien, en un trabajo de 1908, sostiene con razón que se puede concebir la lengua bajo un aspecto algebraico o geométrico, y simbolizar sus elementos arbitrariamente a fin de fijar su individualidad, pero no su carácter material6.

      Esta preconización fue severamente criticada por Jakobson:

      De hecho, tratar de reducir el lenguaje a sus invariantes últimas por medio de un simple análisis de su distribución en el texto y sin referencia a sus correlatos empíricos, es precipitarse a un fracaso seguro. Si, en inglés, comparamos las dos secuencias /ku/ y /uk/, no obtendremos ninguna información sobre la identidad del primer segmento en uno de esos ejemplos, con el segundo segmento en el otro, a no ser que pongamos en juego las propiedades sonoras comunes a la /k/ inicial y final en las dos posiciones7.

      La semiótica greimasiana, en la medida en que ha favorecido la narratividad proppiana y el recorrido del sujeto, se presenta como una semiótica humanista:

      En efecto, el esquema narrativo constituye como un marco formal donde viene a inscribirse el “sentido de la vida” con sus tres instancias esenciales: la calificación del sujeto, que lo introduce en la vida; su “realización” por algo que “hace”; en fin, por la “sanción” —a la vez retribución y reconocimiento— que es la única que garantiza el sentido de sus actos y que lo instaura como sujeto según el ser8.

      Sin embargo, a este respecto, surge una dificultad: la semiótica, por tener como objeto la construcción de la significación, depende, según Hjelmslev, no de la forma del contenido, sino de la sustancia del contenido, la cual concierne solamente al sistema de las «evaluaciones» propias de una cultura, aunque, a la letra, la semiótica aplica, con referencia a la concepción hjelmsleviana, un método que no le corresponde…

      A partir de esas tres parejas de oposiciones, es posible esbozar el «perfil» sumario de una teoría reconocida. Así, el psicoanálisis puede, en razón del estatuto asignado al inconsciente, ser caracterizado como trascendente, diacrónico; en fin, como humanista. Mas la teoría lacaniana, que considera que «el inconsciente está estructurado como un lenguaje», es, en algunos límites, formalista. Entiéndase bien; en el estado actual, cada una de esas parejas funciona según el modo del «oo…», es decir, según el modo de la alternancia, mientras que una teoría suficiente demanda el modo del «yy…», o sea, el modo de la coexistencia de ambos modos, a la manera de lo que preconiza Lévi-Strauss a propósito del segundo par cuando desea disponer de un «esquema único (…) que permita integrar el punto de vista de la estructura y el del acontecimiento»9.

      Si nos limitamos a la teoría semiótica propiamente dicha, la teoría es susceptible de optar por dos corrientes. Según Hjelmslev, la teoría debe revestir la forma de una jerarquía, que el sistema de definiciones que figura al final de los Prolegómenos formula así: «clase de clases» (cuarta definición); a decir verdad, las cinco primeras definiciones forman un complejo, de suerte que cada una de ellas constituye un «punto de vista» sobre ese complejo. Esa decisión entraña varias consecuencias: (i) el punto de partida, la primera esquicia, en la medida en que es conservada en las fases ulteriores, decide todo el asunto. Por tal razón, Hjelmslev se preocupa, principalmente en el estudio titulado La estratificación del lenguaje, de precisar el orden de las esquicias fundadoras:

      La distinción entre contenido y expresión es la primera encrucijada; la de forma y sustancia es la segunda; y la distinción de forma y de sustancia está subordinada a la que se da entre los planos10.

      (ii) la operación mayor, el análisis, recae sobre una dependencia y no sobre una oposición, como recomendaban los de el Círculo Ligüístico de Praga. En efecto, si uno eligiera como objeto una oposición, el análisis sería superfluo y se convertiría en una suerte de pleonasmo; (iii) como el análisis, por decirlo de alguna manera, sería exclusivo, habría de ser también transitivo, es decir que el analizante termina siendo el analizado. Hay una paradoja virtuosa en la concepción hjelmsleviana del análisis: esta última separa para reunir, divide para enlazar. En este sentido, la teoría, para Hjelmslev, es «deductiva».

      A pesar de reclamarse seguidora de Hjelmslev, la concepción greimasiana de la teoría es en varios aspectos su antítesis. Por el crédito atribuido al análisis, el proceder hjelmsleviano va de lo complejo a lo simple, a las «figuras», mientras que, para Greimas, se presenta como un «recorrido que va de lo más simple a lo más complejo, de lo más abstracto a lo más concreto»11. En segundo lugar, Greimas, en el artículo relativo al recorrido generativo que figura en Semiótica 1, distingue para cada nivel un componente semántico, o morfológico, y un componente sintáctico12, mientras que uno de los objetivos que se desprenden de Hjelmslev es la recusación de la cesura inmemorial entre la sintaxis y la morfología:

      (…) la clasificación de los funtivos en invariantes y variantes que estamos planteando derrumbará la base de la bifurcación tradicional de la lingüística en morfología y sintaxis13.

      En tercer lugar, la posición de Greimas hasta Semiótica de las pasiones se caracteriza por