Al hacer la asignación de legisladores, los 114 triunfos de mayoría relativa reconocidos al PT (58) y al PES (56), obviamente no se le consideraron a Morena. Gracias a ello, para la distribución de plurinominales se tomó como base del cálculo a 106 diputados de mayoría relativa por Morena y no los 220 que le correspondían (sus 106 triunfos directos y los 114 que hizo posibles a la coalición), por lo que pudo recibir 85 diputados más de representación proporcional sin vulnerar el límite de 8% de sobrerrepresentación que fija el artículo 54 constitucional. En total, Morena alcanzó 191 diputados, lo que representa el 38.2% de la Cámara.
Al PT se le asignaron tres diputados plurinominales. Como ya se le habían reconocido 58 de mayoría relativa y su votación válida emitida fue 4.36%, el límite de diputados que le permite el artículo 54 constitucional resultó de 12.36%, es decir, un máximo de 61 legisladores.30 No deja de ser paradójico que la cláusula de límite de sobrerrepresentación se terminara aplicando no a uno de los partidos más votados sino al que, a través del convenio de coalición, recibió un alto número de triunfos uninominales. Por su parte, el PES, al no obtener el 3% de la votación válida, no accedió a diputados de representación proporcional.
Ahora bien, en un escenario donde se adjudicaran los triunfos de cada partido coaligado en función de los votos que recibió en las urnas y no con base en lo suscrito ex ante entre los partidos en sus convenios de coalición, la composición legislativa resultaría significativamente distinta, como se muestra en el cuadro 7.
De esta forma, si se hubieran reconocido a Morena todos los triunfos uninominales de candidatos que ganaron por los votos recibidos por ese partido –es decir, 220–, habría alcanzado a través de mayoría relativa el 44% de la Cámara. Y como su votación nacional emitida fue 41.34%, podría haber recibido hasta un 8% de diputados adicionales, con lo que el límite sería de 49.34%, que corresponde a una bancada de 246 diputados. Esa es la cifra máxima de diputados que el artículo 54 constitucional fija a Morena para la LXIV legislatura de acuerdo con su votación nacional emitida de 2018.
Mientras tanto, el PT habría llegado a 13 diputados de representación proporcional, que sería su total puesto que no ganó algún distrito por sí mismo. A su vez el PES, al no llegar al 3% de la votación exigida por la Constitución para acceder al reparto de diputados de representación proporcional, no tendría legisladores por ninguno de los dos principios. En total, siguiendo el criterio de los votos depositados en las urnas y no el de los convenios, los partidos de la coalición Juntos Haremos Historia habrían sumado 259 diputados, el 51.8% de la Cámara –aun con la disposición de sobrerrepresentación del 8% del artículo 54 constitucional– y no 308, el 61.6% de que dispusieron al iniciar al LXIV legislatura.
Hasta aquí lo que corresponde a criterios de asignación de diputados a raíz de las elecciones.
Otro tema que afecta la relación entre votos y curules se refiere a los acuerdos postelectorales de reconfiguración de las bancadas legislativas. A los pocos días de instalarse la actual legislatura, y tras sumar primero diputados que habían sido postulados por el PT y el PES, y luego a otros del Partido Verde, Morena anunció que había logrado integrar una bancada de 252 legisladores,31 el 50.4% del total. Para abril 2019, en el portal de la Cámara de Diputados se consignaban votaciones en las que los legisladores de Morena sumaban 258 votos,32 que representan el 51.6%.33 Ello implica que haya una diferencia de 10.06% entre la votación válida emitida (41.34%) para Morena y su proporción de diputados, superior al límite de ocho puntos fijado por la carta magna de forma expresa en su artículo 54, párrafo V.
Tan sorprendente como la infracción de Morena a una disposición expresa constitucional para hacerse con una mayoría que no obtuvo a través de los votos, fue la inacción del resto de los grupos parlamentarios, en particular de los de oposición, que no interpusieron un solo recurso jurídico al respecto.
La diversidad política también se ha concretado en la Cámara de Senadores. Como puede observarse en el cuadro 8, en lo que va del siglo ningún partido se ha hecho con al menos 65 senadores, que es el umbral mínimo para alcanzar la mayoría. En las legislaturas LXIV (2018-2021) y LXV (2021-2024), no obstante, los legisladores electos que fueron postulados por la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES) suman 69 escaños (cuadro 9), y eso sin contar posibles adhesiones posteriores.
En el Senado también hay una integración mixta. Tres senadores se eligen directamente en cada entidad federativa, lo que da 96 legisladores, el 75% del total. Los 32 senadores restantes (25%) se obtienen de una lista nacional en una única circunscripción electoral en todo el país.
En cada entidad se otorgan dos senadores para el partido más votado y uno para la primera minoría, así que la primera fuerza siempre tendrá el 66.7% y la segunda fuerza el 33.3% de la representación de la entidad federativa correspondiente, si bien lo usual es que el apoyo electoral para primero y segundo lugar no sea de tan amplias magnitudes. Como se observa, no hay lugar para que una tercera fuerza alcance representación directa de alguna entidad. La distorsión agregada entre porcentajes de la votación y de legisladores se atempera con la presencia de 32 senadores electos a través de una lista nacional con proporcionalidad directa, pero con el inconveniente de que dicha lista altera el pacto federal que da origen al Senado, de acuerdo con el cual cada entidad debe pesar lo mismo y tener idéntico número de legisladores.
El cuadro 10 plantea un escenario alternativo; muestra qué habría ocurrido en 2018 si en vez de la fórmula actual se hubiera optado por una que respetara dos criterios: idéntica representación para cada entidad federativa –cuatro senadores– y proporcionalidad directa en cada entidad.34 Salta a la vista, en primer lugar, que si bien Morena tendría cierta sobrerrepresentación (43% de los senadores con 37.5% de los votos), los partidos de la coalición gobernante, que obtuvieron el 43% de los votos válidos, tendrían 56 senadores, el 43.75% de la Cámara alta. Es decir, con esta fórmula habría una representación más equilibrada entre sufragios y escaños en la Cámara de Senadores.
Con plena igualdad en la representación de las entidades y proporcionalidad directa,35 prácticamente todas las entidades tendrían una representación más plural que con el criterio vigente de conformación del Senado; ese escenario alternativo se presenta en el cuadro 11. Mientras que hoy sólo dos fuerzas pueden representar a alguna entidad, con la proporcionalidad directa eso únicamente ocurriría en Tabasco (donde Morena alcanzó el 68% de los votos). En el otro extremo, cinco entidades (Durango, Jalisco, Michoacán, Nuevo León y San Luis Potosí) tendrían cuatro senadores de diferentes orígenes políticos cada uno, en consonancia con la mayor dispersión del voto que emitió la ciudadanía en esos estados. Incluso habría resultado electo un candidato independiente al Senado: Pedro Kumamoto, por Jalisco, quien si bien quedó en tercer lugar, obtuvo el 23% de la votación de su estado. Finalmente, en 26 entidades habría representación de tres partidos políticos diferentes, por lo que a lo sumo la fuerza más votada tendría el 50% de la representación, mientras que la segunda y tercera fuerzas contarían con el 25% de la