50 miradas a la educación. Jose Angel Lopez Herrerias. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jose Angel Lopez Herrerias
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418895715
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Ibn Tufail

      11. Santo Tomás de Aquino

      12. Ramón Llull

      13. Pico della Mirandola

      14. Erasmo de Róterdam

      15. Maquiavelo

      16. Luis Vives

      17. San José de Calasanz

      18. Rousseau

      19. Diderot

      20. Kant

      21. Herder

      22. Jovellanos

      23. Pestalozzi

      24. Froebel

      25. Marx y Engels

      26. Tolstói

      27. Giner de los Ríos

      28. Concepción Arenal

      29. Ramón y Cajal

      30. Dewey

      31. Manjón

      32. Unamuno

      33. Machado

      34. María Montessori

      35. Poveda

      36. Emilia Pardo Bazán

      37. Ortega y Gasset

      38. Ferrière

      39. Piaget

      40. Freire

      41. Neill

      42. Illich

      43. Sartre

      44. Lobrot y Lapassade

      45. Foucault

      46. Declaración Universal de los Derechos Humanos

      47. Unesco

      48. OCDE

      49. Stephen Downes

      50. La Agenda 2030

       Epílogo. Mi mirada personal

       Notas

      Presentación

      Razón de ser de este libro

      La capacidad de dar buenas y valiosas respuestas a los retos nuevos e intensos de nuestro presente. Esa es la necesidad que nos hace pensar sobre la educación. Siempre y ahora la reflexión y la acción educativas han despertado el interés de la sociedad, y la vocación de este libro es contribuir a ello.

      La educación aquí no está usada en el sentido restringido, imperfecto, de solo sistema escolar. Educación es el aire, el espíritu, con el que una sociedad proyecta y planifica el horizonte de su realización humana, como individuo y como conjunto social. Y eso no se hace solo en la escuela. Eso se realimenta y construye en la familia, la escuela, los diferentes grupos sociales, los ámbitos y experiencias laborales, y la savia reflexiva, la cultura, que fluye compartida por el conjunto social.

      La educación es una acción interpersonal. Su finalidad Kant la refleja en una frase de la Antropología: “El hecho de que el hombre pueda tener el Yo en su representación le eleva infinitamente por encima de todos los otros seres que viven en la tierra”.

      Al potenciar la razón reconocemos que todos los seres humanos tenemos como carácter determinante y diferenciador el ser una racionalidad apalabrada, logos: el hombre es el único animal que tiene razón o palabra (logos), afirma Aristóteles en La Política.

      Si se incrementa el conocimiento de uno mismo, llevando a efecto el sabio lema clásico “gnosce te ipsum”, ‘conócete a ti mismo’, se consigue alcanzar más libertad respecto de nuestras ataduras bioreactivas derivadas de la fuerza de lo instintivo. En la medida en que nos educamos, potenciamos la conciencia, nos esforzamos en conocer nuestra realización (reali-dad-zación) personal, los ideales, valores y actitudes. Hay dos pensadores que describen certeramente este aspecto. Luis Vives, en el siglo xvi dice: “Hay que avivar la fuerza de la razón para que tenga algún poder sobre las fuerzas del alma”. Y Nietzsche, en el siglo xix, no suena muy diferente: “La inteligencia es un instrumento al servicio de los instintos; siempre ha sido así; nunca ha sido libre”. En este sentido, educar es liberar el espíritu.

      Por último, el sentido y enigma de la existencia humana es que tenemos la posibilidad, la libertad, de hacernos. Existimos retados para dar razón de nuestra realidad, que es nuestra ineludible realización personal. Para llevar a cabo esa experiencia es para lo que nos educamos. Considero que esto requiere generar el programa ético de la personal realización.

      Estas experiencias las necesitamos todos los seres humanos por dos grandes razones. La primera es que, desde el punto de vista antropológico, la condición humana es abierta y liberada. Requerimos realizarnos, dar razón del horizonte y recorrido de nuestra existencia, que es personal e inalienable. Un humanista del siglo xvi, Pico della Mirandola, en el magnífico Discurso sobre la dignidad humana matiza con claridad