Las azulejerías de la Habana. Inocencio V. Pérez Guillén. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Inocencio V. Pérez Guillén
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788437094229
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      LAS AZULEJERÍAS

      DE LA HABANA

      CERÁMICA ARQUITECTÓNICA ESPAÑOLA EN AMÉRICA

      INOCENCIO V. PÉREZ GUIELÉN

       PUV

      2004

      © de la edición: Universitat de València, 2004

      © de los textos, fotografías y dibujos: Inocencio V. Pérez Guillén, 2004

      Edición: Publicacions de la Universitat de València

      Diseño: Antoni Domènech

      Textos, fotografías y dibujos: Inocencio V. Pérez Guillén

      ISBN: 978-84-370-9422-9

      Depósito Legal: V 1878-2004

      Realización e impresión: La Imprenta, Comunicación Gráfica, S.L.

      LAS AZULEJERÍAS DE LA HABANA

      CERÁMICA ARQUITECTÓNICA ESPAÑOLA EN AMÉRICA

      EL 14 DE DICIEMBRE DE 1982 la Comisión para la Educación, la Ciencia y la Cultura de la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad el núcleo monumental y urbanístico de La Habana Vieja. Desde esa fecha hasta la actualidad circunstancias como las leyes patrimoniales o el boicot de los Estados Unidos de Norteamérica no han sido factores especialmente favorables para la conservación de elementos originales en La Habana. Sin embargo, todavía hoy, permanece in situ, afortunadamente intacto, el más importante conjunto de cerámica arquitectónica española del siglo.

      Sólo el profesor de Historia del Arte de la Universitat de València Inocencio Vicente Pérez Guillén podía abordar la empresa de reconstruir y clarificar el panorama cerámico en la ciudad de La Habana. Su trayectoria profesional impecable, la rigurosidad y seriedad de sus publicaciones, y su conocimiento vasto y profundo de la azulejería valenciana de los siglos XVIII y XIX hacía presagiar un trabajo con todas las garantías. Muestra de ello son trabajos como el que publicó en 1991, La pintura cerámica valenciana del siglo XIIII, o en 1996, en dos volúmenes, Cerámica arquitectónica valenciana. Los azulejos de serie (siglos XVI-XIX), o en 2000, tres tomos con Cerámica arquitectónica. Azulejos valencianos de serie. El siglo XIX, y, más recientemente, en 2002, La cerámica arquitectónica valenciana. Los productos preindustriales: del siglo XV al XIX. Ahora, una vez concluido el libro La Cerámica arquitectónica española en América: Las azulejerías de La Habana, estamos seguros de la afirmación inicial.

      Tal y como se revela en el libro que presentamos del profesor Pérez Guillén, la mayoría de los conjuntos cerámicos estudiados, inventariados y sistematizados, procedentes tanto de colecciones públicas como privadas, no son de origen sevillano, como se venía afirmando, sino que se trata de azulejos holandeses del siglo XVII, catalanes del XVIII y XIX y, la mayor parte, con bastante diferencia, son importaciones valencianas de fábricas de la ciudad de Valencia, de Castellón de la Plana, de Manises, de Quart y, fundamentalmente, de Onda.

      Sin embargo, con la relevancia que supone la identificación de las fuentes cerámicas de La Habana por el profesor Pérez Guillén, no se cierra el capítulo de aportaciones de este libro. Por primera vez, a pesar de su excepcional importancia, estas azulejerías han sido fotografiadas, inventariadas y ordenadas en este riguroso estudio de las azulejerías de La Habana del periodo colonial. Además, esta obra tiene el valor añadido de al menos preservar en forma de documento gráfico y escrito unas piezas que corren serio riesgo de desaparición física, ya que la mayor parte de los edificios que las contienen se encuentran en estado ruinoso, debido fundamentalmente al abandono sufrido durante casi medio siglo.

      Sólo desde la aplicación de una seria y rigurosa metodología se explica el resultado de este libro. La distancia geográfica no ha sido, como podría pensarse, el principal problema con el que se ha encontrado el autor del libro. La investigación de campo se centró en un exhaustivo rastreo de todos los edificios del centro histórico de la capital de Cuba y de los ensanches del siglo XIX: Calzada del Cerro, Paseo del Prado… También se han revisado los fondos procedentes de derribos que se conservan en los almacenes del Museo del Gabinete de Arqueología, así como los fondos del Museo de la Ciudad en el Palacio de los Capitanes Generales, de la Casa de la Obrapía, de la Casa del Árabe y de alguna incipiente colección privada. El estudio se ha completado además con el análisis de los fondos arqueológicos procedentes de distintas campañas de excavaciones.

      Toda esta información se presenta ordenada de forma cronológica, estilística, por orígenes fabriles, tipologías, funciones, fuentes y modelos. El resultado es un libro, con casi cuatrocientas páginas a color, donde se revisan las importaciones americanas desde el siglo XVI al XIX, con especial incidencia en las importaciones valencianas de Onda, las azulejerías religiosas y civiles y un estudio de las tipologías cerámico-arquitectónicas detectadas en La Habana clasificadas según el tipo de azulejo utilizado, por sus dimensiones, según su ubicación, por la estructura del despiece y por su organización.

      A continuación el profesor Pérez Guillén pasa a exponer un inventario de casi quinientos modelos cerámicos de serie de origen valenciano, ordenados según distintas categorías. Aunque también se analizan los azulejos seriados no valencianos. Otro capítulo importante de esta obra lo constituye el estudio de las series de paneles con paisajes y floreros del siglo XIX que se pintaron por encargo, que no se produjeron en serie en las fábricas de origen. Concluyendo el estudio con la exposición de algu nos conjuntos neorrenacentistas del periodo poscolonial de Sevilla y Talavera. A continuación se expone la bibliografía general y tres índices: de fábricas citadas, en el que además de la denominación se hace una breve referencia a cada una de ellas con los datos conocidos en la actualidad, un índice topológico, con las direcciones de calles y edificios de La Habana que se han estudiado, y un índice general.

      Así pues, es una satisfacción poder contar con un libro de esta magnitud, cuya visión transversal de la Historia del Arte formaliza una concepción hoy plenamente aceptada, donde procesos y centros de producción, fabricantes, iconografía y otros diversos aspectos se interrelacionan para dibujar un perfil amplio de la presencia de la azulejería en la capital de Cuba. Un trabajo bien elaborado, clarificador de las distintas secuencias de la azulejería de la ciudad de La Habana, riguroso metodológicamente, serio desde el punto de vista analítico y revelador de las profundas y constantes relaciones entre España y América.

      RAFAEL GIL SALINAS

       Vicerrector de Cultura

      QUIERO EXPRESAR mi más entrañable recuerdo y mi sincero agradecimiento a Leandro S. Romero Estébanez que fue Director del Gabinete de Arqueología de La Habana y que me brindó desde el primer momento su apoyo incondicional. A medida que yo lo convencía de la importancia extraordinaria de las azulejerías habaneras y le confirmaba lo que él había intuido desde años atrás, más me animaba a llevar a cabo el trabajo –árduo– de inventariar y sistematizar este conjunto cerámico único. Mi llegada al Gabinete fue tan sorprendente para mí –a la vista de lo que allí se conservaba– como para él, que tenía un cúmulo de informaciones erróneas al respecto, llegadas, hay que decirlo, de fuentes hispanas. Su generosidad, proporcionándome cuantos datos poseía, sin contrapartidas, acompañándome físicamente en mis periplos habaneros para facilitar mi trabajo, además del placer del descubrimiento de lo inédito, ha dejado en mí una huella de afecto imborrable.

      Pero el libro no hubiera sido posible sin la aportación decisiva de Roger Arrazcaeta Delgado, que sucedió a Romero en la dirección del Gabinete de .Arqueología. Me proporcionó nuevos datos, me abrió todas las puertas de otros museos e instituciones, me concedió todas las facilidades para que los importantes fondos de la institución que dirigía pudieran ser estudiados por mí sin traba alguna. Compartimos duras jornadas de trabajo de campo; duras para mí por el clima de La Habana en agosto, por la edad y la premura, pero placenteras sin medida por su ayuda y compañía; me mostró con erudición y profundo respeto –mútuo– muchos lugares inéditos, incluso aquellos a los que acceder suponía riesgos que por fortuna no se cumplieron.

      Agradezco también al pueblo de La Habana su generosidad sin límite; casi nunca se nos impidió el acceso a los ámbitos más privados y casi siempre sus moradores fueron amables y pacientes, proporcionando