Cerebro racional o corteza prefrontal. Es el más complejo; en él reside el pensamiento lógico y analítico, nuestra capacidad de pensar de forma más abstracta y de la inmediatez. Implica el pensar, planificar, el lenguaje, lo simbólico…
Como señala Richard Davidson15, doctor en Neuropsicología, profesor de Psicología y Psiquiatría en la Universidad de Wisconsin e investigador de las bases de las emociones, las estructuras del cerebro pueden cambiar de acuerdo con los estados emocionales, ya que accediendo a nuestros circuitos neurológicos podemos cambiar nuestro día a día. De este modo, desde una base científica del conocimiento sobre el funcionamiento cerebral de la conducta, la psicopatología, así como sobre las teorías de la construcción de la personalidad, a partir del abordaje del trabajo terapéutico en «clave emocional», se trata de acompañar a las familias garantizando una metodología de trabajo contrastada.
Por lo que respecta a las emociones básicas, no debemos catalogarlas como «buenas» o «malas», ya que, como seres humanos, las emociones más desagradables tienen una función adaptativa, que nos permite prevenir riesgos, elaborar duelos, procesar la información que nos llega de nuestro entorno y protegernos. Son respuestas adaptativas neuroquímicas que, como ya decía Darwin, nos permiten evolucionar como especie. Pero para ello es importante disponer de un grado de autoconciencia que nos permita ser libres para elegir modificar nuestra manera de vincularnos en los diferentes sistemas donde convivimos, así como mantener una coherencia entre lo que sentimos y lo que expresamos, además de una automotivación y un nivel de empatía y habilidades sociales que nos mantengan en contacto con el otro. En consecuencia, estas competencias emocionales, con frecuencia son hasta más necesarias que tener un alto coeficiente intelectual, ya que permiten lograr una inteligencia emocional16 que garantice un nivel de bienestar y garantizar nuestra calidad de vida.
6. Principios básicos de la psicoterapia emocional sistémica
“El corazón, la cabeza y el cuerpo: elementos clave para entender a la familia”
Desde la influencia de las teorías, acontecimientos y enfoques mencionados anteriormente, es decir, a partir de un eclecticismo técnico con integración teórica, surge la necesidad de crear un modelo de terapia integradora y evitar el reduccionismo de la práctica clínica. Pero con una estructura, y un método de trabajo que pueda ser descrito a partir de unas fases y que, a su vez, permita su verificación.
Con el objeto de garantizar cambios estructurales en familias tratadas desde la psicoterapia emocional sistémica, destacamos la relevancia de establecer la conexión con las estructuras emocionales de base. Para poder entender, elegir cambiar y para prevenir recaídas. Lo que supone que, si no cambiamos las estructuras emociones de fondo, por más que cambiemos las creencias, mitos y variables culturales, la tendencia a la acción natural se impondrá. Hay que trabajar con la experiencia emocional relacional, y así activar los circuitos emocionales, con base neurológica, más profundos. Las personas estamos capacitadas para entender, crecer y cambiar y, por lo tanto, las familias también.
Principios básicos de LA PSICOTERAPIA EMOCIONAL SISTÉMICA |
1, Tener en cuenta todos los sistemas que rodean y forman parte del paciente, no solo el familiar (por ejemplo, educativo, cultural, social, político, de ocio, deportivo…). 2. Involucrar a la familia en todo el proceso, tanto de manera directa (convocándola) como indirecta (analizando la influencia de las relaciones familiares en el paciente). 3. Respetar y entender al paciente desde su etapa evolutiva integral (emocional, cognitiva, fisiológica, neurológica…) y desde la neurociencia afectiva, así como desde su etapa de ciclo vital familiar. 4. Entender el síntoma o motivo de consulta de la familia en términos relacionales, no solo como el contexto para explicar los comportamientos sintomáticos, sino como un recurso para lograr soluciones más funcionales. 5. Uso y manejo de técnicas de evaluación e intervención a través de herramientas lúdicas, de juego simbólico, en clave corporal y emocional, tanto en etapas tempranas como en pacientes adultos, parejas, familias… (por ejemplo, figuras, pinturas, cuentos, esculturas…). 6. Contextualizar y abordar las estructuras emocionales que subyacen a las creencias, mitos familiares, mandatos y actitudes sobre el plano afectivo, a partir de la elaboración de hipótesis circulares. 7. Tras un procedimiento de evaluación, basado en el modelo SER (Sistémica-Emocional-Relacional), debemos dotar al paciente de estrategias más adaptativas, ajustadas al sistema al que pertenece; el paciente y la familia han de ser los verdaderos protagonistas del proceso terapéutico. |
Como afirma el catedrático de Psicoterapia Alejandro Ávila Espada17, «Es clave para la Psicoterapia, le pongamos el apellido de escuela que le pongamos, que cuente con un corpus técnico suficientemente sistematizado. Es decir, forma parte de la entidad conceptual de la Psicoterapia, que la técnica tenga una sistemática y unos principios organizadores suficientemente claros, que puedan ser descritos, lo cual no quiere decir, que de ellos se deriven automáticamente manuales operacionales o procedimientos protocolizados, actualmente entendidos más como direcciones y opciones estratégicas que como fases y tareas. Disponer de esta sistematización permite que se abra el acceso a la verificación, ya que no se pueden contrastar entre sí técnicas cuya estructura y función no puede ser descrita». Para ello, describiremos con más detalle el procedimiento de trabajo desde el modelo SER (Sistémica-Relacional-Emocional), en el capítulo 1 del Bloque II18.
Para la implementación y planificación de nuestro programa de intervención hemos identificado y definido algunas características comunes en la práctica de la psicoterapia, reunidas en estos principios básicos:
Técnica: juego simbólico terapéutico
Niño que acude a consulta por un posible abuso sexual por parte de un familiar cercano. Se descubre a partir de haber pasado las navidades en el mismo domicilio que el supuesto abusador.
A través del juego simbólico, con títeres de «muñecos sexuados», representamos una historia de varios personajes que «simulan» estar jugando con una pelota. El niño traslada el juego de la pelota al juego de levantarse la falda y realizar tocamientos de uno de los guiñoles al resto, con los que todos parecen divertirse. Cuando hacemos un recorrido por los estados emocionales de cada uno de los personajes parece que uno de ellos se siente molesto a pesar de que se ría. A partir de esta técnica vamos trasladando cuánto de lo que siente el «guiñol molesto» le ha podido ocurrir a él en alguna ocasión. Para llevar a cabo esta práctica psicoterapéutica es fundamental tener un vínculo terapéutico afianzado previamente, así como una contención familiar tras cada sesión.
Figura 1. Sesión de hermanos donde se usan los títeres como herramienta terapéutica.
A través de la psicoterapia emocional sistémica queremos ofrecer, a diferentes profesionales de la salud y del ámbito sanitario, caminos posibles para acceder a la realidad y necesidades de cada familia. Para que sean capaces de comprender su síntoma y su manera de vincularse con el otro, desde una perspectiva