Desde un punto de vista «técnico», la ocupación militar estaba ultimada, como le confesó Manuel Martín Sastre, capitán del Cuerpo Jurídico Militar, a Marcelino de Ulibarri.33 Las atribuciones estaban perfectamente definidas, con un protagonismo esencial del SIPM en el interior de la ciudad en los primeros momentos, incrustado en la Columna de Orden y Policía. Sin embargo, para los mandos cualquier detalle era crucial. Entre finales de febrero y principios de marzo el jefe de los Servicios Especiales del Ministerio de la Gobernación escribió al Estado Mayor del Cuartel General de Franco. Había reparado en que los batallones asignados a la Columna, aplazada la entrada en Madrid en 1938, estaban siendo empleados en otros servicios. Con la ocupación próxima, su punta de lanza no estaba dotada de efectivos, repartidos entre Bilbao, Santander y Toledo. La contestación de Burgos resumía a la perfección el proceso acaecido en el último año de guerra:
Manifiesto a V. E. que, como los diez citados Batallones formaban parte de la antigua Columna de Orden y Policía de Madrid y hubo que disponer de ellos para otros servicios indispensables, en los cuales continúan, no se considera ya necesario, por haber variado las circunstancias, que dichos Batallones se destinen al fin indicado, puesto que la Autoridad Militar, al ocuparse Madrid, asumirá en los primeros momentos todas las atribuciones, como ha sucedido en Barcelona34 (la cursiva es mía).
Otro de los detalles que quedaba por resolver era la posibilidad de contar con el mayor número posible de efectivos que conocieran Madrid. La vieja preocupación de Ulibarri, y en la que se volcó en los últimos compases de la planificación. Para ello, se apoyó en viejos conocidos suyos, como Francisco Javier Dusmet, coronel auditor de división que había llegado a Salamanca desde la Subsecretaría del Ejército, y que ocupaba un lugar central en la Delegación de Madrid.35 Como demuestra el registro de una conferencia telefónica del propio Ulibarri, Dusmet fue confirmado pocos días después.36 Asegurada, una vez más, la jerarquía y la unidad de mando en la planificación, la organización estaba ultimada, como le comunicó a Ulibarri su secretario personal y agente de policía Comín Colomer, estaba ultimada, «fruto de grandes cálculos acerca de la conveniencia de cada uno de los aspectos en relación con el servicio y estamos los expedicionarios preparados para salir en el momento preciso».37
Nadie podía saber, sin embargo, cuándo iba a llegar ese momento. El jefe de la Columna de Orden y Policía de Ocupación del Centro repartió unas instrucciones entre los hombres a su cargo. No están fechadas, pero pueden situarse a mediados del mes de marzo.38 Los efectivos de la Columna debían reunirse para efectuar una salida escalonada, con todas las prevenciones oportunas por parte del mando. Entre ellas, la de la comida y abastecimiento, puesto que la premura de la partida aconsejaba llevar dos raciones frías para que pudieran ser consumidas en los mismos vehículos del servicio, «ante la imposibilidad de prever la forma, momento y duración de la marcha de la Columna sobre Madrid». Durante el tránsito, en la carretera designada para alcanzar la capital, los vehículos debían colocarse en columna, con distancias cerradas de 50 metros en terreno llano, 75 en las bajadas y 100 durante la noche y en pendientes muy rápidas, siempre a la derecha del camino para facilitar un tránsito más rápido por la izquierda. En cabeza, un motorista cuidaría de observar las prescripciones sobre la velocidad de marcha y también sería el encargado de avisar sobre cualquier novedad. Para no retardar la llegada a la ciudad, estaba completamente prohibido detenerse, separarse del grupo o descender de los vehículos durante las paradas no previstas en el orden de marcha.
El último plan diseñado por el Estado Mayor era el de una entrada ordenada en la ciudad. Diseñada en la oscuridad de las bambalinas del poder franquista. La Columna debía tener el tiempo suficiente para poder desplegar sus equipos a lo largo de los sectores designados, establecer sus centros de operaciones y comenzar su labor recuperando material, clausurando periódicos e imprentas e incautando edificios oficiales y de partidos políticos. También, por supuesto, efectuando las primeras detenciones. El mando había decidido entrar desde la carretera de Toledo. Kilómetro 136, 7 de la mañana. Esas eran las coordenadas desde las que se iba a alcanzar, por fin, su deseo. Comenzaba la ocupación de Madrid.
1 AGMAV, Caja 2548, Carpeta 17.
2 AGMAV, Caja 2584, Carpeta 11. La subordinación del resto de las operaciones, en Martínez Reverte (2009: 57-58), sobre todo a partir de la correspondencia entre Mola y Franco.
3 AGMAV, Caja 2584, Carpeta 12 y Carpeta 5. Si no se indica lo contrario, sigo esta referencia.
4 AGMAV, Caja 2584, Carpeta 5.
5 AGMAV, Caja 2548, Carpeta 51.
6 AGMAV, Caja 1674, Carpeta 21, ff. 1-2.
7 AGMAV, Caja 2548, Carpeta 6. La información sobre el general Orgaz, en Reig Tapia (2005: 145).
8 AGMS, Hoja de servicios de José Ungría Jiménez. También Heiberg y Ros Agudo (2006: 90-92), y para la influencia de la I Guerra Mundial en el desarrollo de servicios de inteligencia y contrainteligencia véase Larsen (2014). La relación entre España y Francia, en Martínez Parrilla (1987: 29-34).
9 CDMH, DNSD-Secretaría, Expedientes personales y de asuntos, Legajo 23, Expediente 330.
10 CDMH, DNSD, Correspondencia. Cuartel General del Generalísimo, Estado Mayor, 2.ª Sección. Instrucciones y órdenes. A Marcelino de Ulibarri. Julio de 1937.
11 AGMAV, Caja 2584, Carpeta 53. El paso de la represión franquista a una fase judicialmilitar aparece descrito en Anderson (2016) y Marco (2012).
12 CDMH, DNSD-Secretaría, Expedientes personales y de asuntos, Legajo 23, Expediente 330, «Recuperación de Documentos en la actualidad».
13 CDMH, DNSD-Secretaría, Expedientes personales y de asuntos, Legajo 23, Expediente 330, «Reglamento del Servicio de Recuperación de Documentos». Sobre la importancia de la clasificación de información en contextos bélicos, véase Navarro Bonilla (2007: 87-114) y Gómez Bravo (2017).
14 CDMH, DNSD-Secretaría, Expedientes personales y de asuntos, Legajo 23, Expediente 330, «Normas para la entrada en una ciudad ocupada».