Hay que reiterar que se trata de unas circunstancias que han detenido gravemente la dinámica económica anterior y que hacen pensar en una crisis de características inéditas, tanto por su profundidad como por su alcance literalmente global.
1.3.1.2 Cambio estructural
En cuanto al cambio estructural, también podemos reiterar algunos rasgos bastante significativos en este largo período de casi medio siglo (Myro, 2007: 61-64). El primero es que el cambio de la estructura productiva ha sido a favor de la industria y los servicios y a costa de la agricultura. En el segundo bloque (capítulos 2 al 6) y en el tercero (capítulos 7 al 12) se verá con profundidad.
Segundo, que ha habido una gradual apertura comercial al exterior, intensificada a raíz de la entrada en la UE (los flujos de comercio exterior –exportaciones más importaciones– que eran del 26% del PIB en el año 1986, suponían el 43,5% en el 2006, veinte años más tarde). El capítulo 13 lo explica con la atención debida.
Tercero, se ha asistido a una creciente importancia de las administraciones públicas en la economía (el gasto público sobre el PIB ha pasado en los mismos años (1960-2006) del 15% a casi el 40%) menor, eso sí, que en Francia, Alemania o Italia, pero mayor que en Gran Bretaña, como resultado, en buena parte, de la implantación del Estado del Bienestar (un porcentaje que había llegado prácticamente al 50% en 1993). El capítulo 14 lo trata más detenidamente.
Y cuarto, se ha dado una mejor distribución de la renta en la medida en que el decil superior de renta familiar disponible ha pasado de disponer del 39% de la renta total, a principios de los setenta, al 23%, un cuarto de siglo más tarde, como se estudia a fondo en el capítulo 3.
1.3.2 Singularidades valencianas
1.3.2.1 Crecimiento
Este crecimiento y este cambio estructural también se han vivido en el País Valenciano si bien con ciertas singularidades. El crecimiento económico, por ejemplo, siempre ha sido superior en el caso valenciano que en el español en todas las fases de expansión económica, mientras que las recesiones también han sido más profundas en el caso valenciano.
Dicho lo cual, hay que subrayar que, durante el tramo final del último período de crecimiento –desde el 2003 hasta el 2007–, la economía valenciana ha crecido menos que la española, por primera vez en un período expansivo: una media anual del 3,28 frente al 3,49 español, según la Contabilidad Regional del INE.
Las dinámicas más significativas ocurridas desde los años sesenta han sido el aumento sustancial de la población (un 70%): de 3 a 5 millones, la caída de la tasa de natalidad a la mitad, el aumento de la población extranjera 30 veces (de 25.000 a 600.000), el envejecimiento de la población, el aumento de la esperanza de vida en 5 años, el aumento de los desequilibrios territoriales a favor de las comarcas costeras, el incremento de la movilidad espacial y un cierto cambio del modelo de asentamiento compactado, típicamente mediterráneo, a disperso (Martínez, 2007: 22). Todo también a un ritmo superior al español.
La renta ha crecido más que la población: en paridad de poder adquisitivo (PPS), el PIB ha pasado de 3.200 a 102.600 millones de euros, se ha multiplicado por más de treinta veces, con períodos de crecimiento muy desiguales. Hasta 1980, más que España, posteriormente se ha mantenido (excepto en el corto período de crisis de 1993) por encima del 9,6%.
Así pues, la evolución del peso del PIB (o Renta Nacional) valenciano en el total español ha sido la que figura en el gráfico 1.3, teniendo en cuenta que el PIB valenciano a precios corrientes en el año 2007 subió a 102.403.209 miles de euros mientras que el español fue de 1.049.848.000, lo cual significa que el primero representaba el 9,75% del segundo.
GRÁFICO 1.3
Participación relativa del PIB valenciano en el español (1965-2006)
Fuente: Fundación BBVA e INE y elaboración de Aurelio Martínez.
La combinación de ambas tendencias ha supuesto un avance de la renta per cápita. Ha pasado de 300 a 20.200 euros. Pero respecto a España, el crecimiento ha sido menor desde 1982. A partir de entonces ha habido un proceso de caída relativa: se ha pasado del 105% de la media al 91% en el 2006 (Martínez, 2007: 22-24), como muestra el gráfico 1.4:
GRÁFICO 1.4
PIB per cápita valenciano en relación con la media española (= 100) (1965-2006)
Fuente: Fundación BBVA e INE.
Si la comparación es con la UE-15, el resultado es bueno. En 1965, la renta per cápita, medida en PPS, era el 72,5% de la media de la eurozona y 40 años después había convergido en 10 puntos, pero con altibajos: entre 1965 y 1975 converge 14 puntos; en el período de 1975 a 1985 diverge y se queda al 73% de la media; entre 1986 y 1992, se recupera todo aquello perdido en el período de crisis anterior. En la corta pero intensa crisis de los años 1992 y 1993, hay nueva divergencia que es sobradamente compensada en la fase posterior, con la entrada en la zona del euro, hasta llegar al 83% en el 2006 (España superará ese año el 90%). Véase el gráfico 1.5.
En relación con la UE-27, en el 2007 el País Valenciano tenía una renta per cápita (en PPS) que suponía el 96% de la media cuando en 1995 era el 87,5. Ahora bien, España tenía en el 2007 un nivel del 106%, lo cual significa, como acabamos de decir, que la renta per cápita valenciana era menor que la española, concretamente, el 91%. Nivel relativo que perduraba a finales del 2008, según el INE.
GRÁFICO 1.5
Convergencia real con la UE-15, en términos de renta per cápita (1960-2006). UE-15 = 100
Fuente: Fundación BBVA, INE y Comisión Europea y elaboración Aurelio Martínez.
1.3.2.2 Cambio estructural
Los cambios estructurales han alcanzado a la actividad productiva y han sido también más profundos que en España, como refleja el más intenso proceso de desagrarización vivido en tierras valencianas, en los términos que se estudiarán en el capítulo 7. Este cambio de la base productiva se ha sustentado en dos procesos de capitalización fundamentales: de capital humano y de capital físico, según se explica más detalladamente en los capítulos 5 y 6, respectivamente. Habida cuenta de que la dotación de servicios y capital públicos ha estado siempre por debajo de la media española, tal y como se explicita en el capítulo 14.
En capital humano ha habido una clara mejora y un acercamiento a las tasas medias españolas. En cuanto al incremento del stock de capital físico,