Nuestro aporte al estudio de la causalidad se verá afectado por una característica fundamental que Duns Escoto encuentra como evidente a partir de la experiencia que tenemos de la creación: la contingencia. Es fácil reconocer la contingencia ontológica de las entidades físicas, por su caducidad y emergencia a partir de otras, lo que representa una novedad para la historia del cosmos en un momento determinado. Sin embargo, también sus causalidades se encuentran sometidas, en cierto modo, a la contingencia, porque dependen de la actividad libre de la voluntad divina. En esta línea, Escoto propone una explicación original para comprender aquellos acontecimientos que parecen ser contrarios al orden establecido por el creador, según lo percibimos con más frecuencia. Mostrar esa coordinación entre actividades causales, sus consecuancias ontológicas, y el modo de compendiar la revelación con una explicación filosófica de la scientia physica, será nuestro principal objetivo, a fin de completar una visión de conjunto sobre la causalidad física en el pensamiento de Duns Escoto.
Comenzaremos, en el Capítulo I, a introducirnos en estas cuestiones partiendo de la consideración de los elementos configuradores de la substancia física. A grandes rasgos, estudiaremos la recepción de la doctrina hilemórfica aristotélica y la generación de nuevas formas substanciales. Hay tres grandes problemas involucrados en relación con esos temas: la unidad en la pluralidad, las relaciones causales y la aptitud para ser. El Doctor Sutil nos presenta una posición fundamentada, por la cual sostiene que la materia primera no es pura potencialidad, sino que sus numerosas funciones nos indican que existe y posee una realidad diferente a la de la forma substancial. Ahora bien, si materia y forma son realidades distintas, la unidad de la substancia queda comprometida y puede ser reducida a una unidad accidental o, incluso, a la de un agregado. Algo semejante acontece con la explicación de la pluralidad de formas substanciales en la composición de los seres vivos. Por otro lado, la doctrina de la generación entre los vivientes nos ofrece un primer acercamiento al tema de la coordinación causal, y particularmente nos deja observar que hay diferentes modelos causales según las actividades que realicen los agentes intervinientes. El tercer problema es el que presentan los accidentes en el sacramento eucarístico, ya que desafían la definición clásica como ‘aquello que existe en otro’. Aquí veremos con claridad, cómo un dato revelado puede afectar el modo de entender las realidades desde un punto de vista filosófico.
Continuaremos en el Capítulo II con la búsqueda del elemento dinámico en la configuración de la substancia física. Para ello, ahondaremos en la noción de ‘potencia’ y sus múltiples sentidos, que nos permitirán comprender la profundidad con que las modalidades metafísicas se encuentran presentes en el pensamiento del Doctor Sutil. La primera cuestión que se plantea es la distinción entre potencia lógica y metafísica. La primera se extiende hacia todo lo que se puede comprender sin contradicción, se conecta con el ámbito de la posibilidad y origina la controversia de si ella depende o no de la esencia divina. La potencia metafísica se describe en relación al campo de lo extramental, y según su sentido propio, como opuesta al acto según una mirada estática. Por otro lado, Escoto diferencia la potencia metafísica en cuanto es entendida como un principio, ya sea pasivo o activo. Será relevante para nuestro estudio la última de ellas, como fundamento por el cual un ente es capaz de desplegar sus actividades. Veremos que el Doctor Sutil realiza una particular interpretación de las potencias racionales e irracionales aristotélicas, lo que le permitirá diferenciar a la voluntad de cualquier otro principio activo. Esta original reformulación, planteará el dilema de cómo entender la libertad con la que actúa toda voluntad, ya sea divina o humana. Otra cuestión consiste en poder argumentar a favor de la actividad libre como un movimiento de autodeterminación, o como lo explica muchas veces Escoto, un automovimiento. Un desafío que se le presenta aquí radica en no desconectar absolutamente la voluntad del intelecto, algo ante lo que el Doctor Sutil está alerta y le lleva a dar una respuesta particular, según veremos. También deberá compaginar el aspecto metafísico de la libertad con el ético, es decir, una explicación de cómo puede la voluntad ser libre, pero a su vez actuar persiguiendo el bien como su fin propio. Según hemos indicado, el tema de los principios activos está estrechamente vinculado con el desarrollo de las modalidades metafísicas. Tal es así, que Duns Escoto deberá diferenciar la necesidad y la contingencia según el modo de ser y de obrar, tanto en las creaturas como en el creador. De allí podremos ver mejor aún la relación que se da en el mundo físico entre el ámbito ontológico y el causal.
El tema central del Capítulo III será el orden causal según la visión de Duns Escoto. Abordaremos esta cuestión desde el marco del orden esencial, que se divide en orden de eminencia y orden de dependencia, el cual, a su vez, se subdivide según esa dependencia se de entre causa y efecto o entre diferentes efectos que poseen una causa remota en común. Una primera dificultad a resolver apunta hacia la teoría de las relaciones, porque el orden es una especie de relación. Por tanto, deberemos esclarecer los diferentes tipos y sus características, tarea que nos ayudará también en la descripción de la coordinación causal. De la misma manera, veremos que para el Doctor Sutil el orden implica cierta anterioridad y posterioridad de naturaleza entre partes, lo que nos llevará a profundizar en su teoría de los trascendentales disyuntivos. Avanzando en la línea del orden de dependencia causal, Escoto busca diferenciar la subordinación causal de la conjunción esencial de causas. Tendremos oportunidad de seguir los ejemplos que nos ofrece, para darnos cuenta del minucioso estudio que formula sobre los diferentes modos en que dos o más causas pueden influir en la producción de un efecto. Las cuestiones que se presentan frente a esta temática, buscan determinar si el agente es propiamente activo, si recibe la causalidad o el poder causal de otra causa, si tiene una incidencia directa o mediata en el efecto, entre otras, que requerirán encontrar el sentido en que se dice que una causa actúa de manera principal y otra de manera secundaria o como causa segunda. Las diferentes coordinaciones entre causas desafiarán la idea de ‘unidad’, que el Doctor Sutil deberá ampliar y conectar con la noción de orden. Otra cuestión, que también plantearemos, versará sobre las relaciones entre las causas extrínsecas e intrínsecas. Particularmente, nos interesará determinar la prioridad entre la causa eficiente y la final, ya que algunos intérpretes parten de aquí para justificar un voluntarismo arbitrario en el pensamiento de Escoto.
Una vez expuesto el cuadro general de la causalidad, el Capítulo IV será la ocasión propicia para plantear el funcionamiento de las causas específicamente en el mundo físico. A partir de esta cuestión se desprenden tres dificultades a contemplar con detalle. En primer lugar, su vinculación con la omnipotencia divina. Desde una mirada superficial, puede parecer extraño comenzar por el orden divino, pero estudiando el contexto histórico se comprenderá que es un paso fundamental. En efecto, el desarrollo del pensamiento de Escoto está relacionado fuertemente con el ambiente académico de su época, en el cual destaca la famosa condena de 1277 establecida por el obispo de París. Este hecho permitió un desarrollo amplio de la contingencia como respuesta al necesitarismo filosófico de corte averroista. En este sentido, será determinante abordar qué conocimiento de la omnipotencia divina podemos tener y establecer el sentido en que el Doctor Sutil utiliza la distinción entre potentia ordinata y potentia absoluta, en su relación con la actividad divina ad extra, especialmente hacia las causas segundas. Luego, profundizaremos en