Puzle del bienestar. Raquel González Hervías. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Raquel González Hervías
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788468561424
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ni un libro de autoayuda, en ciertos momentos, por mi profesión me resulta inevitable no hacer referencia a la psicología, y por tanto como diría la psicología conductual, todo lo hemos aprendido, y todo lo que se puede aprender también se puede desaprender, solo hay que estar motivado y querer hacerlo. Por tanto, si vivir deprisa ya no te gusta y ya no te hace feliz, pues modifícalo.

      El segundo paso, una vez superado el momento de queja, pasaría más por el ámbito de la psicología cognitiva y por tanto sería reestructurar muchos pensamientos incorrectos que se instalan en nuestras cabezas cuando vivimos tan deprisa. Muchas veces pensamos que somos capaces de todo, que podemos controlarlo todo, que somos súper hombres o súper mujeres. Sin embargo sabemos que esto no es cierto y debemos optar por pensamientos más reales y saludables, a veces hay que asumir que hay muchas cosas de la vida que no se pueden conseguir y que escapan a nuestro control, el ser humano tiene opciones de maniobra, claro que sí, pero hay que tener en cuenta que hay cosas incontrolables para nosotros y que dependen de otras muchas variables que no son uno mismo y que por mucho que nos empeñemos, nos enfademos y nos peleemos debemos aprender a pensar más sanamente y entender que las cosas llegan cuando tienen que llegar, no antes ni después, llegan cuando es su momento o incluso hay cosas que no llegan nunca, entonces pasa por no enfadarse sino por aprender a aceptar que no siempre se consigue todo lo que se quiere y en el momento que se quiere. También es importante desterrar la valoración de las cosas como buenas o malas, tendemos a pensar que si conseguimos lo que queremos eso es positivo, mientras que si no lo conseguimos es negativo y entonces nos frustramos.

      Cuando esto ocurre y algo no es como queremos, cuando algo no sale como deseamos, cuando nuestros pensamientos no son correctos, nuevamente hay que parar, respirar, bajar el nivel de angustia y reestructurar los pensamientos, a mí me funcionan diferentes ideas que me digo a mi misma: “Tranquila, no pasa nada, no hay prisa, disfruta el proceso, no te angusties por llegar a meta o conseguir el objetivo, porque este llegara cuando sea su momento, ah y recuerda, que si nunca llega ese momento y nunca ocurre lo que tanto deseas, tal vez es porque probablemente la vida sabe que ese objetivo podría no ser lo mejor para ti, pero céntrate en disfrutar del camino presente y no solo en el final”.

      Por otro lado otra idea que también me funciona es “Aprende a esperar, se paciente, saborea cada instante de este camino, si finalmente no llegas a la meta que te configuraste puede ser por varios motivos, uno, apareció una bifurcación que te lleva en otra dirección hacia otro sitio, y si la vida lo pone en tu camino, hay que vivirlo y disfrutarlo y aprender a recorrerlo. Y dos si es porque no puedes conseguirlo, porque la vida te pone mil dificultades para ello, entonces piensa y reflexiona porque tal vez no sea el momento de tener eso que ahora deseas o por el contrario, esto en este momento no es bueno para ti”.

      Os ofreceré una historia que uno de mis profesores durante mis cursos de doctorado me facilitó y que me hizo reflexionar mucho sobre las categorías de positivo o negativo que vamos otorgando a las situaciones y acontecimientos que nos van ocurriendo en la vida. La historia está tomada del libro “Sadhana, un camino de oración” del místico y sacerdote católico Anthony del Mello donde te das cuenta que los humanos nos empeñamos en categorizar las cosas en buenas o malas cuando en realidad no sabemos si algo que etiquetamos como bueno podría serlo a largo plazo o algo que etiquetamos como malo nos va a prevenir de algo peor o incluso nos conduce hacia algo mucho mejor. Lo ideal tras reflexionar con esta historia sería aprender a vivir la vida sin etiquetas, sin prejuicios y sin expectativas, sin embargo esto dadas las características de los aprendizajes que recibimos desde niños es altamente complejo para nosotros.

      Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él, y lamentar su desgracia, el labrador les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe? Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: «¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?». Cuando el hijo del labrador intentó domar a uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?». Una semana más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota le dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?

      Todo lo que a primera vista parece un contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañino. Así pues, será una postura sabia que dejemos a la vida decidir lo que es buena suerte o mala

      El aprender a no pegarse con la vida y dejarnos llevar por ella nos libra de mucho estrés y de mucha angustia. Nosotros decidimos muchas cosas de nuestra vida, de hecho somos los capitanes de la misma, pero asumir y entender que hay cosas incontrolables y que debemos dejar a la vida hacer sin valorar los resultados positivos o negativos de cada acción, centrándonos en el disfrute de la misma puede ser también muy saludable. Y cuando digo la vida me refiero a aquello que se pone en nuestro camino y sobre lo que no tenemos capacidad de control y tampoco de total valoración.

      Como ya dijo Ghandi: Lo importante es la acción, no el resultado de la acción. Debes hacer lo correcto. Tal vez no esté dentro de tu capacidad. Tal vez no esté dentro de tu tiempo que haya algún resultado.

      Con esta historia quiero que entendáis que a veces cuando una cosa sale o no sale no hay que valorarla como algo bueno o malo para nosotros, simplemente es algo que pasa en nuestra vida, es un resultado de una acción y solo el tiempo y nosotros mismos podremos de manera retrospectiva categorizar y calificar lo que significó esa situación en nuestra vida.

      Por tanto ante lo que no es como queremos en la vida, quéjate lo justo, piensa soluciones a tus quejas y piensa que no hay prisa, que hay que hacer y actuar, pero que cada cosa tiene su momento, que lo importante es disfrutar el camino y si se consigue la meta, disfrutarla y saborearla y si no se consigue, es que igual la vida te previene de algo que no te haría feliz o que te aportaría dolor, como pasaba en la historia que acabamos de exponer. O también puede ocurrir que la vida te ofrezca esta situación para que desarrolles capacidades o habilidades que tienes pendientes por aprender, tales como la tolerancia a la frustración o la capacidad de resiliencia.

      Actualmente en la sociedad en la que vivimos cada día nos resulta más complejo poder aprender a esperar en la consecución de nuestros objetivos. Vivimos en la era de los refuerzos inmediatos, queremos una información sobre algo y la podemos tener inmediatamente en internet, escribimos a un amigo y este puede contestarnos en ese mismo momento en nuestro teléfono móvil. Actualmente estamos codificados, en muchos planos de nuestras vidas, para tener las cosas que deseamos aquí, ahora y rápido. Sin embargo en muchos ámbitos de la vida las cosas no llegan de manera inmediata, a veces hay retos y objetivos que requieren de tiempo y esfuerzo, por tanto el gran aprendizaje es aprender a esperar pacientemente a conseguirlo y sobre todo estar bien mentalmente y conductualmente mientras esperamos a conseguir aquello que deseamos.

      En psicología recientes estudios indican que muchos seres humanos y sobre todo las nuevas generaciones tienen una muy baja tolerancia a la frustración, no tienen capacidad de espera y adaptación para conseguir sus objetivos y parece que piensan que las cosas deben llegar sin mucho esfuerzo y ocurrir como y cuando ellos lo desean, lo cual implica un periodo corto de espera.

      Por tanto cuando las situaciones de vida no son o no ocurren como uno quiere parece que el ser humano se frustra y esta frustración no solo no le permite conseguir sus objetivos sino que le hace reaccionar con conductas, pensamientos y emociones que no son del todo correctas, lo que determinará su actitud frente a la ejecución de esa tarea, de otras tareas y la manera de relacionarse dentro del entorno en el que vive.

      Los estudios de psicología indican que cuanto mayor sea la tolerancia a la frustración de un ser humano y más capacidad tenga para la espera en la consecución de objetivos mejor actitud tendrá a lo largo del proceso, lo cual irá acompañado de pensamientos, emociones y conductas más positivas que le permitirán conseguir los