Puzle del bienestar. Raquel González Hervías. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Raquel González Hervías
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788468561424
Скачать книгу
prisa, aprendiendo a ser paciente: ¿Que es más importante

       la paciencia o el conocimiento?

      EL QUE NO TIENE PACIENCIA ANTE PEQUEÑAS

       DIFICULTADES FRACASA ANTE GRANDES PROBLEMAS

      CONFUCIO

      PIEZAS PARA COLOCAR:

       PACIENCIA

       ESPERA

       RESILIENCIA

       CONOCIMIENTO

      Todo comenzó en 2008, un día disfrutando de un parque temático de nieve, una niña de 5 años, hija de una amiga, me preguntó: “Raquel, ¿Que es más importante la paciencia o el conocimiento?”

      Yo llevaba desde el año 1995 viviendo en Madrid y desde ese momento me recuerdo viviendo con rapidez. Primero corriendo de la facultad de psicología al hospital, después de la facultad de enfermería al trabajo, más tarde del hospital y la consulta a los cursos de doctorado y en ese 2008 corría de impartir mis clases en las aulas de la universidad a tomar un avión para investigar en hospitales de Francia y sacar adelante mi tesis doctoral. En ese momento y ante esa pregunta me detuve a pensar porque ella con sus grandes ojos negros ávidos de conocimiento, esperaba mi respuesta.

      Lucía, le dije, pienso que la paciencia, la paciencia es mucho más importante que el conocimiento, ya que con paciencia conseguirás cada día conocer y saber un poco más e irás disfrutando de ir aprendiendo poco a poco.

      En ese mismo momento empecé a darme cuenta que llevaba 13 años corriendo buscando de un lado para otro el conocer, el saber, el crecer profesionalmente pero que todo había ido tan deprisa que no había parado ni un solo segundo a hacer consciente todo lo que estaba haciendo y a disfrutar del proceso y darle un significado a todo lo conseguido en mi vida. Reposé, pensé, reflexioné y me dije a mi misma que en 13 años que llevaba corriendo ni un solo día había tenido tiempo (o más bien disposición y necesidad) de pararme pacientemente a reflexionar, hacer consciente todo lo que llevaba aprendido, disfrutado y reforzarse por lo conseguido. Simplemente había normalizado un estilo de vida, esa era mi vida, correr y correr sin parar de hacer cosas.

      Y así fue como empecé a darme cuenta de lo importante que es dejar de correr, dejar de hacer cosas sin parar y sentarse PACIENTEMENTE a pensar en lo conseguido y a disfrutar paso a paso y día a día de ello.

      Esta pregunta me permitió instalar una nueva idea en mi cabeza (reseteo), ahí surgió por primera vez en mi vida el “sin prisa pero sin pausa” que mucho años después evolucionó a “no pasa nada, no hay prisa”, y este es el primer gran aprendizaje que me ha dado la vida y el primero que quiero compartir en este libro.

      En la vida actual los seres humanos nos pasamos el día corriendo, haciendo miles de cosas, pensando miles de ideas, y muchos terminamos verbalizando que estamos estresados.

      Los últimos datos sobre estrés en España indican que el 84% de la población vive estresada y que el 40% terminaremos sufriendo ansiedad y/o depresión asociados a nuestro actual estilo de vida.

      Este estilo de vida hace no solo que vayamos corriendo sino que según indican los estudios no nos paramos a comer correctamente, no dormimos las horas que necesitamos y por tanto al final del día referimos estar cansados y estresados.

      El estrés se ha visto que tiene una elevada comorbilidad con otro tipo de problemáticas físicas y mentales, tales como problemas cardíacos, digestivos o del sistema inmune. Y lo dicotómico de todo esto es que muchas veces necesitamos que una enfermedad digestiva o cardiaca o del sistema inmune se haga latente en nuestra vida para hacer consciente el estilo de vida que llevamos y nos pongamos manos a la obra para cambiarlo.

      Por ello el aprendizaje 1 es empezar a preguntarnos ¿Por qué el ser humano necesita ponerse enfermo para darse cuenta que necesita resetearse e ir a otro ritmo que sea saludable para él? ¿Por qué no nos adelantamos a que esa enfermedad ocurra y modificamos aquello que nos está generando estrés o malestar? ¿Por qué no hacemos consciente que es lo que nos estresa y trabajamos para modificarlo?

      Ante todas estas preguntas el aprendizaje hecho no es dejar de hacer cosas, ni siquiera pienso que sea necesario bajar el ritmo, la idea es pararnos a reflexionar sobre todo lo que estamos haciendo, y preguntarnos a nosotros mismos si eso que estamos haciendo nos permite disfrutar y ser felices. Por tanto dejar unos minutos diarios para valorar y preguntarnos si esto nos aporta lo que necesitamos y nos ofrece paz, serenidad y sosiego puede ser la clave para decidir si debemos seguir o si debemos resetearnos y modificar algo.

      Muchas veces correr y ser activo forma parte de nuestra personalidad y hacer muchas cosas nos genera bienestar, por tanto, si la respuesta es SI, este es el ritmo que quiero llevar, entonces sigue adelante, continúa, pero tomate cada día, bien en medio de la actividad o al final del día, el tiempo que estimes oportuno para hacer consciente todo lo que haces y decirte a ti mismo lo muy gratificante que es para ti vivir así.

      En este caso, no valdría instalarse en la queja por la vida que tenemos, ya que tras reflexionar y preguntarte a ti mismo, tú has decidido de manera consciente y libre seguir con ese ritmo de vida. Refiero esto porque muchas veces son las personas de alrededor, que nos quieren y viven cerca las que cargan con “nuestro estrés”. Por tanto debemos entender que ellos nos pueden acompañar desde el compartir y disfrutar nuestra vivencia con este estilo de vida que libremente nosotros hemos elegido, pero no es saludable volcar en ellos algo que si no nos gusta debemos modificar nosotros.

      Por tanto si tu opción es el SÍ y deseas seguir a ese ritmo, a mi lo que me funciona es “parar unos minutos al día”, dedicarme un momento para mí, disfrutarlo, vivirlo, sentirlo y ahí es cuando me conecto plenamente conmigo misma y surge mi pensamiento “me gusta vivir activa y esto para mí no es una fuente de estrés sino una manera de vivir y ahora no quiero modificarla”.

      También en este momento del día aprovecho para hacer lo que la psicología conductual llama refuerzo. “REFUERZATE” cada día por todo lo que haces y porque te gusta vivir así, verbaliza lo que estás consiguiendo y los aspectos positivos de este tipo de vida, dedica unos minutos a decirte: “Ahora es mi momento, ahora no hay prisa, me gusta vivir así, me gusta vivir de prisa y con este estilo de vida me siento bien”

      Si por el contrario la respuesta a la pregunta inicial planteada es NO, no quiero seguir así, porque viviendo tan deprisa no estoy bien ni soy feliz. Entonces ha llegado el momento de dar un giro a tu timón, si el ir de prisa, te agota, te estresa, te agobia, ahora más que nunca es necesario parar, reflexionar y pensar ¿si esto no me permite estar bien, que puedo hacer yo para devolver la paz a mi vida?

      Pues en mi caso la vida y la psicología nuevamente me han enseñado que el primer paso empieza por no quejarse, la queja hace que el ser humano se instale en un discurso negativo consigo mismo y que si además se lo trasmite a otros que también están instalados en la queja, se va alimentando al monstruo de la negatividad, el cual no nos permite avanzar y ser creativos para buscar salidas y soluciones a nuestras quejas.

      Por tanto podemos verbalizar lo que nos ocurre y compartir con otros nuestra situación, tenemos derecho a expresar nuestro malestar momentáneo, tenemos derecho a sentirnos estresados y a que no nos guste nuestro exceso de actividad, pero debe ser algo puntual, no podemos quedarnos ahí instalados, es muy importante que a continuación empecemos a modificar nuestra conducta, es necesario analizar lo que nos ocurre y valorar qué opciones tenemos para cambiar y mejorar aquello que ahora nos genera malestar y no nos gusta. Es el momento de pensar y reflexionar sobre estrategias para modificar conductas y poder ser nosotros mismos los que empecemos a manejar aquello que nos perturba. Ser los artífices de nuestro propio cambio es fundamental, ya que como dice la psicología, para modificar algo que no aporta bienestar lo más importante es tener motivación para cambiarlo. Por tanto si somos nosotros quienes hacemos consciente que es lo que debemos cambiar y pensamos una estrategia para ese cambio estaremos más motivados que si nos lo recomienda un familiar o incluso un profesional sanitario. Por ejemplo, yo siempre digo que solo acompaño terapéuticamente hablando a dejar de fumar a un fumador que él mismo verbaliza que quiere dejar de fumar. Por tanto para modificar algo hace falta una primera premisa