Sobre el contenido
Por eso, comprendemos, el presente trabajo se escapa de la práctica de contabilidad de doble entrada, inextricablemente vinculada al circuito de acumulación del capital financiero. No lo hace para impulsar una antropología, una historia, una sociología de la contabilidad, ni para presentar un nuevo campo esotérico al reconocer sus costados antropológicos –que los tiene–. Se trata de un intercambio dialógico sobre la construcción humana de la sociedad y la arquitectura social de lo humano. La antropología –nuestros pasos lejanos – habla con la contabilidad sobre cómo ella sirve para comprender lo humano y la contabilidad se asombra al reconocerse e integrarse como una humanidad, una construcción antropológica del “nosotros”, capaz de delinear el contenido de sus acciones.
Ello, sugerimos, le permite a esta disciplina escapar del cepo técnico, para pensarse como humanidad, y a las humanidades las convence sobre la mecánica mental de la cuenta, como necesidad social y de la riqueza imaginativa del cuento como relato constitutivo y aceptado. En ese diálogo, la contabilidad se humaniza y se hace crítica y, al mismo tiempo, las humanidades prosperan en su comprensión documentada y revisan sus suposiciones básicas.
El trabajo de Aída Sy, advertimos, nos enrostra olvidadas concepciones sobre el colonialismo eurocéntrico, y nos asombra al hacernos reflexionar sobre África como occidente y tiempo histórico latinoamericano. Así mismo, Oscar Raúl Sandoval nos enseña a imaginar la contabilidad en la base social de la confiabilidad de las relaciones humanas. Ambos demuestran no solo que el diálogo es posible, sino que exponen su fecundidad y abren el camino para nuevos debates creativos.
En relación con este aspecto, Pierre Vilar (1980)2 asegura que el pasado explica el presente y permite saber algo del futuro, dado que todo lo del hombre tiene su historia. Para ello, no podemos considerar la historia de la contabilidad como una secuencia de episodios, sino reconocerla en el marco de los porvenires sociales, pues para captar la lógica de los procesos históricos es necesario descubrir las estructuras subyacentes –como la contable–, a través de las cuales los hombres actúan produciendo y reproduciendo su vida social y modificándose a sí mismos y a la propia estructura social de la que forman parte. La contabilidad sólo puede entenderse a sí misma si se aleja de ser constructora de maquetas, y se considera como sujeto histórico capaz de reconocer su propia humanidad y su reflexividad en consonancia con los desarrollos sociales. Siempre es época histórica para que la contabilidad ayude a comprender las líneas de tiempo. La Historia puede verse a sí misma mediante el espejo de la contabilidad y esta se reconoce humana y reflexiva en su propia historia. No se puede ver la contabilidad en sus designios económicos, sin dialogar con la economía para transformarse en política.
En su capítulo, Per Forsberg intenta el acercamiento de la contabilidad en la historia con la espacialidad y la construcción de las subjetividades, necesarias estas para el sistema económico en el que la ideología neoliberal funciona como justificador de prácticas contables. Es imposible entender las prácticas sociales de la contabilidad sin centrarse en las ideas neoliberales. Por ende, es necesario entender que el accionar de los expertos está implícita en las propias normas que no se derivan de un método científico, sino de un método político.
El autor Bruce Committe conversa con la psicología y nos recuerda el necesario involucramiento de la contabilidad con la praxeología (y su psicología subyacente), el hacer de los seres humanos involucrados en y con entes no humanos –pero construcciones humanas al fin–, corporaciones, organizaciones y entidades comerciales que tienen como objetivo principal acumular riqueza y poder a través de beneficios financieros.
En los planteamientos de John Jairo Cuevas, se establece un diálogo con la teoría de la organización y puede contribuir a desarrollar y refinar el diálogo crítico sobre los procesos organizativos que implican el cambio contable, a partir de entender que la contabilidad puede llegar a ser más “habilitadora” en un contexto dinámico de microorganización. El constructo “habilitando la contabilidad” amplía la contextualización y reconciliación entre contabilidad y procesos organizativos, así como la comprensión de la colonización de la contabilidad en torno a los mecanismos estructurales, relacionales y sociales.
Por su parte, Juan Vianey Gómez y Natalia Parrado dialogan con la economía, porque quieren buscar en el capital intelectual un indicador que justifique el valor especulativo de las empresas en los mercados de valores. La tecnorracionalidad de la contabilidad ortodoxa se nos presenta como el estadio deseable para legitimar las burbujas financieras.
Por su parte, la profesora Stella Maldonado encuentra que el diálogo con la economía política ayuda a entender la divulgación de los informes contables como constitutivos del estado de cosas en los mercados financieros.
Finalmente, Yaismir Adriana Rivera se comunica con la sociología para entender que la legitimidad es una preocupación fundamental para el campo institucional de la contabilidad y la revisoría fiscal, dada su dependencia de la legitimación percibida por su mandato político y su licencia para ejercer, además de su credibilidad y confianza más amplias entre las partes interesadas como los clientes, los inversionistas y el público. El papel del discurso y sus intereses involucrados es esencial en las estrategias discursivas de legitimación, algo que puede ser estudiado desde la perspectiva del análisis del discurso, la cual nos permite teorizar cómo los actores institucionales representan intereses financieros como un medio de deslegitimación y relegitimación.
Precisamente, porque no hay contabilidad sin hombre, sin sociedad, sin conocimiento humano, todos los escritos – con mayor o menor entusiasmo, pero con igual vocación – relacionan a las humanidades no tanto como referencias circunstanciales y necesarias adscritas a una técnica, sino como esencialidad básica del conocimiento contable. En definitiva, reivindican el carácter histórico de la contabilidad y la rendición social de cuentas entre los hombres; refieren la antropología como necesidad cognitiva sobre los orígenes humanos del conocimiento; citan el derecho como construcción social en la cual se habilitan las acciones humanas; reconocen la economía política como ciencia de los intereses apasionados; citan a la literatura como imprescindibilidad cognitiva, mientras refieren la geografía como espacio constitutivo; y conversan con la filosofía para entender lo trascendente. Todos ellos, puede decirse, tienen un aroma de cuestionamiento del conocimiento constituido, contra la aceptación de hipótesis y paradigmas interesados; contra la inacción sumisa del pensamiento que pretende el neoliberalismo, contra la ética de la conveniencia.
La edición de este libro sugiere miradas alternativas muy propias de los grupos de investigación Nuevo Pensamiento Administrativo y Pensamiento y Praxis, a los cuales el lector podrá agradecer el trabajo de construir dichas contribuciones intelectuales a la disciplina contable. En ellos, hay que reconocer la instalación de otras premisas para configurar un nuevo imaginario en la contabilidad social.
Jorge Manuel Gil
Patagonia argentina, verano del 2018
Notas
1 J. Brown (2009). Democracy, sustainability and dialogic accounting technologies: taking pluralism seriously. Critical Perspectives on Accounting, 20, pp. 313-342.
2 Pierre Vilar, (1980). Iniciación al vocabulario del análisis histórico Ed. Crítica, Barcelona.
Presentación
Este emprendimiento académico representa el compromiso continuado de un colectivo de trabajo conformado por los grupos de investigación Pensamiento y Praxis, de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, y Nuevo Pensamiento Administrativo, de la Universidad del Valle. El proyecto de construir referentes teóricos y conceptuales para comprender los usos y prácticas de la contabilidad desde la óptica crítica, continúa