La erosión democrática y el contrato constitucional. Ricardo Alejandro Terrile Sierra. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ricardo Alejandro Terrile Sierra
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789878714660
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manifestaba que el General Perón estaba próximo a su arribo. La “Matanza de Ezeiza” se oculta y distorsióna. Crece el enfrentamiento entre los extremos del péndulo Peronista. Más desencuentros.

      Un enorme gesto institucional: El presidente de la UCR, Don Ricardo Balbín, histórico adversario de Perón, desaforado y perseguido por el propio peronismo, concurre a la residencia de Perón en Vicente Lopez para conciliarse. Una pausa a los desencuentros y un serio intento para cerrar heridas que no habían cicatrizado. La expectativa se desvanece rapidamente.

      Con Perón en el país y Cámpora administrando el mandato de Perón, el entorno fuerza la renuncia de Cámpora y la convocatoria a nuevas elecciones. Perón propone como su candidata a Vice Presidente, a su esposa Estela Martinez (a) Isabelita. Se perfila una vez más, una característica del movimiento: la tendencia al nepotismo. La fórmula Perón/Perón obtiene el 64% de los votos. No hay necesidad de colegio Electoral. Imprevistamente, Perón fallece el 1º de Julio de 1974. Balbin despide a “su amigo”. Estela Martinez asume la presidencia de la Nación. Junto a ella, un Ministro de triste fama: José Lopez Rega. La interna peronista se expone en el ámbito de todos los espacios del Estado. Surge la tristemente celebre “Triple A” atribuyéndose atentados y asesinatos de militantes de izquierda y centro izquierda. Fatales Desencuentros.

      Previo al mes de marzo de 1976 el peronismo rechaza la posibilidad de un juicio político a la Presidente, impulsado por fuerzas democráticas. El General Videla, el Almirante Massera y el Brigadier Agosti impulsan el 24 de Marzo, el golpe de Estado cívico militar más criminal y trágico de nuestra historia. Incomprensibles, irracionales y criminales desencuentros

      El período de la dictadura militar 1976/1983, implicó la suspensión de toda actividad partidaria, el cierre de toda expresión legislativa, la planificación y asignación de las provincias a cada una de las fuerzas armadas (A la provincia de Santa Fe le correspondió la marina; a Córdoba la aeronáutica, a Buenos Aires el ejercito). Desapariciones, torturas, violaciones, centros clandestinos, verdaderos genocidios, delitos de lesa humanidad a pocas cuadras del estadio de Futbol en el que se jugó la final del mundial en 1978. La tiranía en su expresión más cruel.

      En 1982, la presión internacional denunciando la violación sistemática de los derechos humanos sumada a la exigencia de los organismos financieros al pago de una deuda externa impagable, provocó en la Junta Militar y su presidente designado el ex General Galtieri, la planificación de un desembarco en las Islas Malvinas, subestimando la reacción de la OTAN y del propio Reino Unido cuya Primer Ministro era Tacher. Perdimos la guerra. La dignidad la habíamos perdido un 24 de Marzo de 1976. Más desencuentros.

      El 30 de Octubre de 1983, sin proscripciones, la Unión Cívica Radical (UCR) gana las elecciones y por primera vez al peronismo. Raul Alfonsín es nuestro nuevo Presidente. Recuperamos el Estado de Derecho; el parlamento, las Legislaturas provinciales, los Concejos Municipales y Comunales, el respeto internacional. Juzgamos a las Juntas Militares por tribunales independientes reconociendo el derecho de defensa de los genocidas; se impulsa en el ámbito nacional y en algunas provincias la “CONADEP”; se publica “El Nunca Más”.

      El Presidente Alfonsín convoca a sus funcionarios y legisladores. Les impone que el proceso democrático que permitió la recuperación del Estado de Derecho no se asemeja a un “proceso de revolución triunfante”. “El pueblo, nos dice, no ha derrotado a los militares. Estos se han replegado como consecuencia de los condicionamientos internacionales, la guerra perdida, la deuda externa. La Argentina no es la Nicaragua de Somoza; ni Cuba el día que Castro ingresa en La Habana. Los militares replegados, tienen sus fuerzas intactas. El campo popular cuenta con treinta mil desaparecidos. Es necesario “poner una cuña en el espíritu corporativo del ejercito…” y repite los tres grados de responsabilidad que ha expuesto en la campaña electoral: Los que dan la orden son responsables; los que se han limitado a cumplirlas, han actuado por obediencia debida y los que cumpliendo las ordenes, se han excedido secuestrando criaturas, robando bienes, etc., son igualmente responsables. Dice más: “vamos a derogar toda la legislación represiva, enjuiciar a los responsables y exponerlos ante la opinión publica con el informe de la CONADEP pero necesito arrancar, consolidar el Estado de Derecho y terminar de una vez y para siempre con el ciclo de Estados de derechos breves y golpes de Estado crueles y extensos. Nos exhorta, en consecuencia, a impulsar todas las denuncias posibles sobre la violación de los derechos humanos pero fijar un plazo razonable, concluido el cual, hay que trazar un punto final y comenzar a reconstruir los cimientos democráticos como han hecho los países europeos después de la guerra…”

      Se impulsan las leyes de obediencia debida y punto final; el Congreso Pedagógico Nacional. Se fracasa en el plano económico. La deuda externa y el mercado internacional son vallas infranqueables. La hiperinflación se torna insoportable frente a tanta ilusión. La dirigencia sindical identificada con el peronismo impulsa huelgas y paros nacionales contra el gobierno democrático. Insoportables desencuentros que nos conducen a Menem y especialmente a Cavallo.

      La constitución histórica vigente desde 1853/1860 requería procesos electorales extensos consecuencia de la dilata geografía de nuestro país. En aquellas lejanas fechas, el Congreso concluía sus sesiones ordinarias en Septiembre y los legisladores no retornaban hasta Mayo del año siguiente. Debían transitar a caballo o en carreta hasta Jujuy, Salta, La Rioja, Misiones, etc. Evidentemente no era la situación en 1989. El mundo había cambiado y la comunicación no justificaba plazos tan extensos en los procesos de transición democrática. Ello va a ser enmendado con la reforma constituciónal de 1994.

      La convocatoria electoral de 1989, la elección de Carlos Menem y su asunción en Diciembre de ese año, implicaba un extenso proceso de transición. Menem, después de haber mantenido una reunión en Olivos con Alfonsín, adujo estar preparado para asumir seis meses antes de la fecha constituciónalmente establecida. Alfonsín, a partir de esa manifestación pública, perdió el poder que le quedaba. Los sindicatos presionaron para que se adelante la asunción del nuevo presidente. La alternativa más sensata, se dijo Alfonsin, “es mi renuncia”.

      Menem, a poco de asumir, abandonó la doctrina de la justicia social y en el marco de una economía internacional globalizada, consecuencia directa de la caída del Muro de Berlín y las nuevas comunicaciones, se alió con los grandes capitales. En su mandato de diez años, sepultó las empresas del Estado y generó una enorme crisis aumentando el número de miembros de la Corte Suprema de Justicia, con ministros adictos. Más desencuentros.

      El radicalismo intenta por primera vez un frente electoral con un sector del peronismo. Gana las elecciones: Fernando De la Rúa es el nuevo Presidente. “Chacho” Alvarez, que proviene del peronismo, es el vice presidente. Un sector duro del peronismo vuelve a la oposición. La confrontación se torna cada vez más agresiva. La renuncia vuelve a ser inevitable.Los sindicatos protagonistas.

      Después de la Jornada de “Los tres presidentes” y la transición de Duhalde, es la oportunidad electoral para Nestor Kirchner (2003/2007) quien asume la presidencia de la Nación durante cuatro años conforme lo dispone la Constitución Nacional reformada. El ajuste lo había realizado Duhalde. Procura reconstruir a un peronismo dividido en sus lealtades y adopta conductas que colaboran con la reconstrucción del “tercer movimiento histórico” que alguna vez Alfonsín había bosquejado y que la intolerancia de radicales y peronistas bloquearon, con la incorporación de radicales conocido como “radicales K”. Sin embargo, vuelve a reiterar la clásica postura peronista en favor del “nepotismo”: Propone la candidatura de su esposa Cristina Fernandez. El fallecimiento de Nestor Kirchner nos tomó a todos por sorpresa. Sin duda fue absolutamente inoportuna. La administración de Cristina Fernandez, acentuó la naturaleza de un populismo de izquierda que había iniciado su antecesor, entregando ocho años después, un país aislado internacionalmente, sin índices de ningún tipo, con una formidable inflación y una enorme y fantástica grieta que separa a la población entre kichnerístas y antikichnerístas. Otros desencuentros.

      Los partidos políticos se mimetizan en frentes electorales. El Jefe de la ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri, imagina que gobernar un país es idéntico a una ciudad y se equivoca. Carece de la tradición militante de Alfonsín, Duhalde, Kirchner, Fernandez e incluso el propio De la Rúa.