Chiribiquete. Carlos Castaño-Uribe. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carlos Castaño-Uribe
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789585240032
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Aun aceptando que hacen falta más datos científicos y que, cronológicamente, estamos ante una de las tareas más difíciles de la arqueología amazónica, este tema del tiempo empieza a volverse cada vez más notorio en la región. Si bien es cierto que fechar pictografías directamente ha sido casi imposible en muchas partes del mundo (porque a diferencia de Chiribiquete, en otros lugares no se ha encontrado materia orgánica consolidada en el agregado que forma la pintura), aquí las asociaciones entre capas superpuestas de carbón en las rocas exfoliadas con restos de pintura permiten avanzar en la cronología gracias a este contexto arqueológico tan particular. Hasta el momento, las fechas y su calibración se han procesado en dos laboratorios diferentes de investigaciones isotópicas: Universidad de Groningen (Holanda) y Beta Analytic (Florida, EE.UU.). Para Chiribiquete, contamos con un gran conjunto de fechas que se asocian a las pinturas rupestres y a la evidencia del uso continuo de muchos de estos abrigos hasta épocas recientes (de los 63 sitios descubiertos hasta ahora en abrigos rocosos pintados, hemos excavado y obtenido fechas de Carbono-14 en catorce sitios diferentes, todos asociados a uso ceremonial de los abrigos pictóricos). Estas fechas se agrupan en dos conjuntos: las asociadas a lugares sin evidencia de actividad cultural y las asociadas a evidencia de actividades culturales. El segundo lo hemos subdividido en cuatro grupos de fechas: tempranas, intermedias, tardías y recientes. la Tabla 2, que aparece en el capítulo Anexos, muestra las fechas más significativas de la secuencia cultural.

      En 1991, cuando iniciamos las excavaciones y recibimos los resultados de las primeras fechas tempranas del Abrigo del Arco (ver Tabla 2), asumimos que se trataba de anomalías de la estratigrafía. En ese momento, las fechas no se acomodaban al límite máximo posible de 10.000 años AP (± 8.000 a.C) y, por ende, generaron gran duda. En 1992 acordamos con el profesor Thomas van der Hammen, a quien por entonces había invitado a participar en el proceso de caracterización y generación de línea base del PNN, realizar otra excavación en el mismo abrigo para poder validar o descartar definitivamente la secuencia que mostraba un horizonte bastante temprano. La excavación en Abrigo Arco II nos suministró de nuevo evidencias de elementos y actividades culturales –fogones con semillas y mucho ocre para pintura mural– en la base del estrato que habíamos hipotéticamente asociado a presencia humana relacionada con el poblamiento de América. Desde entonces, hemos mantenido la búsqueda de nuevos abrigos con suelos estratificados y con abundantes sedimentos, y solo hasta hace poco ubicamos un nuevo sitio (J-Agreste II) que ofrecía todas las características requeridas. Desde entonces han transcurrido más de tres décadas y durante este tiempo, además de mantener el sigilo de toda la investigación para proteger el área, fuimos prudentes con estos datos a la espera de adelantar nuevas excavaciones en el parque. Hasta ahora, las fechas existentes asociadas a la presencia de actividades culturales en la serranía de Chiribiquete evidencian que el registro pictórico comienza posiblemente en 22.000 AP (ca. 20.000 a.C). Esta fecha inicial, aunque no está directamente asociada a rocas exfoliadas con pintura, sí está asociada con fogones en los que se hallaron nódulos de ocre y semillas comestibles carbonizadas. Así pues, una fecha de casi 20.000 años de finales del Pleistoceno ya se puede asociar con fragmentos de roca con pintura. Adicionalmente, en este yacimiento y en otros sitios excavados en Chiribiquete, hay varias fechas asociadas con el comienzo del Holoceno y que continúan en una secuencia ininterrumpida hasta el presente, confirmando la presencia humana y la elaboración de pinturas con óxidos y colorantes minerales, fogones, restos de semillas comestibles de palmas, huesos de felinos, de serpientes y de aves. En otros casos, hemos hallado algunos guijarros pequeños de cuarzo en los fogones y hachas monolíticas pulidas. Como lo muestra la Tabla 2, la mayor parte de las fechas obtenidas hasta ahora corresponden a períodos entre 5.500 AP y 1.500 AP y entre 2.500 AP y 1.200 AP. Algunas fechas más recientes, asociadas directamente con vestigios humanos y al uso de los paneles pictóricos, están entre 700 AP hasta nuestros días. Estos registros se relacionan con objetos y artefactos tardíos (cerámica y hachas monolíticas usadas por los habitantes históricos de Chiribiquete, es decir, los carijona, de filiación macrolingüística caribe, o quizá con otros pueblos que han tenido relación eventual con las pinturas).

      Resulta sorprendente la evidencia que hallamos de múltiples fechas posteriores al año de 1.950 d. C., algunas que posiblemente pasan del año 1.978 d. C. Sin embargo, a pesar de aplicar parámetros especiales de calibración para estas fechas, es difícil seguir su rastro preciso en tiempos modernos debido a las limitaciones que presenta el análisis de carbono-14 para fechar objetos muy recientes. Sin embargo, estas fechas se ven respaldadas por los hallazgos realizados durante las expediciones de 2015 y 2017, cuando constatamos la existencia de pictografías hechas recientemente en los murales, además de restos de fogones rituales y huellas de pies humanos recientes de clara procedencia indígena. Las fechas de Chiribiquete muestran, en general, un contexto cronológico prolongado y sorprendente, convirtiendo a este sitio quizás en el único lugar en el mundo donde se mantiene una tradición cultural de milenios, más o menos sin interrupción. Colombia cuenta con cronologías de ocupación humana en la región amazónica de especial importancia para entender procesos sociales de larga duración en la región. Las investigaciones arqueológicas realizadas hasta la fecha plantean nuevas posibilidades para comparar la información existente en países vecinos con los hallazgos arqueológicos hechos en el Amazonas colombiano, y en particular en Chiribiquete. La información con la que cuenta Colombia en esta región está relacionada no solo con Chiribiquete sino también con la serranía de La Lindosa y Araracuara. En La Lindosa, por ejemplo, cerca de San José, capital del departamento del Guaviare, donde el Instituto Colombiano de Antropología e Historia y la Universidad Nacional de Colombia han venido realizando recientemente investigaciones (2015-2017) y un plan de manejo arqueológico del área, se han obtenido fechas de radiocarbono asociadas a abrigos rocosos con arte rupestre en varios momentos del paleoindio entre 330, 12.000 y 18.000 años AP. Estas últimas son vitales para contextualizar adecuadamente las fechas de Chiribiquete y, sobre todo, el engranaje de los procesos de cambio y secuencia cultural. La serranía de La Lindosa se encuentra a menos de 50 km de Chiribiquete. Hace parte de la misma formación geológica y comparte casi los mismos biomas. En el sitio aparecen ya documentados 60 murales de pintura rupestre con las mismas características culturales de Chiribiquete y, desde el punto de vista iconográfico y estilístico, pertenece a la misma tradición cultural.

      El sitio Cerro Azul, donde Morcote y su equipo de colaboradores han trabajado recientemente en la base de un abrigo rocoso de extraordinaria composición pictórica, se caracteriza por una alta y compleja expresión pictográfica y la presencia temporal muy antigua de gente en la región. En las prospecciones y excavaciones arqueológicas realizadas durante 2014 y 2015, se recuperaron gran cantidad de vestigios culturales como cerámica, líticos y ocre mineral, fauna, flora y restos humanos (Morcote, et al., 2017). El abrigo en cuestión se encuentra a una altura de 277 m.s.n.m. Las excavaciones arqueológicas realizadas en el sitio evidenciaron una ocupación humana continua, siendo la más antigua de 12.045 AP (Beta 421468), y la más reciente de 320 AP (Beta 421467). Para este sitio existe igualmente otra fecha calibrada de 18.000 AP que será publicada próximamente junto con su contexto arqueológico (Morcote, comunicación personal).

      Los grupos humanos de Cerro Azul aprovecharon diversos hábitats que les proporcionaban una amplia gama de recursos de fauna terrestre y acuática. Las evidencias de arqueofauna de las excavaciones del abrigo rocoso, permiten reconstruir las relaciones de las personas con la naturaleza, en términos de su uso de la fauna. Entre estos animales sobresalen el venado o ciervo (Odocoileus virginianus), el chigüiro o capibara (Hidrochaeris hydrochaeris); el armadillo o tatu (Dasypus sp.); el ñeque, agutí o paca (Dasyprocta sp.); el güío o boa (Boa constrictor) y la babilla o yacaré (Crocodylia sp.). También se excavaron restos de algunos peces, entre los que destacan el caribe, piraña o piranha (Serrasalmus sp. / cf. Pygocentrus sp.); el bagre o pintadillo (Pseudoplatystoma spp.) y el nicuro (Pimelodus sp.) (Morcote et al., 2017; Chaparro et al., 2017). En las excavaciones hechas allí por el profesor Morcote y su equipo de colaboradores, se constata el uso de frutos de palma (S. orinocensis, M. flexosa, Attalea maripa, Astrocaryum chambira, Euterpe precatoria y Oenocarpuus batua) como fuente de carbohidratos y almidones, entre otros tantos alimentos. Esta evidencia resulta representativa de la amplia oferta de recursos de los bosques amazónicos y de galería de las llanuras del Orinoco, y al mismo tiempo permiten reconocer un uso diferente de los abrigos con respecto a Chiribiquete, por el