Chiribiquete. Carlos Castaño-Uribe. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carlos Castaño-Uribe
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789585240032
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como Parque Nacional Natural, en 1989, comenzó un proceso de investigación del área que ha continuado hasta hoy, afrontando toda suerte de dificultades. Durante los trabajos realizados desde 1990 hasta la fecha, se han documentado 63 abrigos rocosos con pinturas rupestres. De estos sitios, hemos realizado excavaciones arqueológicas en 17, completado el registro pictórico de 48 y adelantado el registro fotográfico preliminar de 9 (Mapas 3 y 4). Cabe anotar que, hasta la fecha, el contexto pictórico que hemos podido documentar dista mucho de ser exhaustivo y completo. Un cálculo muy tentativo nos dice que lo registrado hasta el momento es apenas una pequeña porción, de 10% o 20%, de todo lo que existe en la serranía y el parque. Se han documentado pictografías en murales, abrigos rocosos y rocas conexas, que suman 70.500 representaciones. Estas se pueden considerar como representaciones individuales, aunque hay que advertir que dicho número es apenas una referencia y que, tal vez, sea menor de lo que realmente hemos visto sobre el terreno, porque hay una infinidad de dibujos superpuestos, otros sobre la superficie del suelo, debido a desprendimientos naturales de roca, algunos más que están bajo tierra y una cantidad de pinturas en miniatura que suelen estar “camufladas” en la parte inferior de los grandes murales hechos con una pátina rojiza o terracota.

      La Tabla 1, que aparece en el capítulo Anexos, enumera los yacimientos pictóricos que se han documentado hasta la fecha. Los nombres han sido puestos a partir de algún rasgo especial de cada mural o abrigo rocoso. En esta relación se indica la fecha de los registros, el tipo de hallazgo realizado, su altura y el número estimado de dibujos. Estos números no son exactos, debido a que hay superposición y camuflaje que dificultan el conteo. De todos modos, los valores son conservadores.

      Los abrigos rocosos donde encontramos estas pinturas no son muy profundos con respecto a su visera. A pesar de que algunos están cerca de cuevas y oquedades grandes, aparentemente, los artífices nunca hicieron su obra adentro de espacios cerrados u oscuros. Esto nos lleva a pensar que los espacios exteriores fueron elegidos deliberadamente para la realización de las obras pictóricas. En otros lugares por fuera de Chiribiquete, sí se ha dado la práctica de dibujar en cuevas y grutas. Afortunadamente, todas las pinturas están resguardadas de la lluvia, gracias a las viseras o salientes de pared de roca.

      Pese a la existencia de infinidad de cuevas, los murales pictóricos de Chiribiquete se hicieron siempre en abrigos rocosos exteriores. Tal es el caso de este sitio –el Abrigo del Arco–, donde las pinturas, aunque resguardadas, no penetran nunca el umbral de las cavernas, lo cual difiere de muchos otros sitios del continente neotropical. Fotografía: Steve Winter.

      Dentro de los grandes escarpes rocosos existe la ubicación de un estrato mucho más compacto y duro que en los niveles inferiores y superiores, que son más blandos y deleznables: el estrato medio entre los 250 y 600 msnm. En muchos sitios se detalla una intervención evidente destinada a generar condiciones de resguardo para los murales, que implicó un trabajo extraordinario de remoción y esculpido con el fin de obtener superficies adecuadas. Sendero peatonal de un panel pictórico en el Parque Nacional Capivara, administrado por la Fundación Museo del Hombre Americano (Brasil). Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.

      Es evidente que la geomorfología tan particular de la serranía de Chiribiquete, con mesetas o tepuyes de paredes verticales y cimas diversas casi inaccesibles, enclavadas en medio de la selva amazónica, llamó la atención de los primeros artífices del arte rupestre ya desde épocas remotas. Probablemente le otorgaron a este lugar un carácter sagrado por múltiples razones, tal vez debido a su posición geográfica-astronómica, a su extraordinario relieve orográfico y al aspecto cristalino de su superficie, un aspecto de especial importancia para todos los pueblos amazónicos, porque consideran el cuarzo un elemento sagrado, que asocian con el poder seminal del Sol. Hasta el momento, la mayoría de los abrigos rocosos con registros pictóricos ya documentados, son de aspecto monumental de grandes dimensiones: miden alrededor de 100 metros de largo por 10 metros de altura en zonas rocosas muy elevadas, de difícil acceso. Las pinturas se encuentran, por lo general, en las partes altas y medias de las zonas escarpadas, que forman abrigos naturales en el sentido contrario al precipicio. Esta ubicación las ha protegido por milenios de la lluvia y las inclemencias de la luz solar.

      Como parte de nuestras investigaciones, hicimos un esfuerzo extraordinario para analizar la composición de los estratos, las características de las rocas, la composición química del sustrato –es decir, la capa que se encuentra debajo de la capa que tiene los dibujos– y las anomalías estructurales donde los nativos hicieron sus diseños. En este proceso, el geólogo Germán Vargas nos acompañó en las expediciones. Sus investigaciones permitieron caracterizar geológicamente los sustratos sobre los que se hicieron las pictografías. El resultado es que los muros y abrigos rocosos están compuestos de cuarcitas cristalinas muy gruesas, cuyos espesores superan los diez o doce metros, y parece que, incluso, algunos abrigos fueron creados manualmente. Además, se aplicaron costras formadas de óxidos de hierro (hematites) y titanio (ilmenita y anatasa) como materiales para las tintas, todo ello obtenido del mismo sitio. Así, identificamos tres aspectos geológicos –que llamaremos indicadores– que tienen que ver directamente con la creación de los dibujos. Primero, una litología propicia para trabajar, que en Chiribiquete se asocia a la presencia de cuarcita; segundo, la mineralogía con presencia de óxidos de titanio y hierro para hacer la materia prima –las tintas– con que se realizaron los dibujos; y tercero, la morfología, es decir las formaciones de tipo abrigo rocoso en zonas de escarpes de difícil acceso, donde creemos ver la intervención humana para su construcción. El primero describe las rocas que presentan condiciones adecuadas para hacer los dibujos por ser materiales impermeables de gran dureza. En tal sentido, observamos que los sitios donde se hicieron dibujos están asociados siempre con un estrato geológico que se encuentra generalmente en la parte media de los escarpes o paredones rocosos. Como ya se ha dicho, estas formaciones geológicas se componen de cuarcitas blancas y grises claras, cristalinas y de grano fino (anfibolitas). Reiteramos también que los niveles geológicos que se encuentran encima y abajo de los muros donde se hicieron los dibujos presentan condiciones y atributos minerales que no son aptos para preparar superficies adecuadas para hacer obras pictóricas, porque son blandos, friables y deleznables, tratándose de areniscas cuarzosas de granos medios y gruesos; es decir, son superficies muy porosas y de baja calificación para realizar en ellas trabajos pictóricos (Vargas, 2017:41). Interesante, pues, que los artífices de estos murales entendieron las limitaciones de esos estratos de roca.