¡ Queremos lo nuestro!. Bernadette Atuahene . Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Bernadette Atuahene
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587905908
Скачать книгу
la fuerza bruta o algunas veces comprándola de los líderes comunitarios. No obstante, debido a que estos líderes no conocían la ley holandesa o el concepto de venta permanente de la tierra, algunos académicos han concluido que las compras iniciales de tierra se basaron en el engaño28. La conquista británica de la colonia holandesa en 1806 no significó ningún cambio en las políticas racialmente opresoras que existían en la época29. De hecho, el despojo se aceleró al mismo tiempo que los británicos conquistaron nuevas comunidades y tomaban la mejor tierra para sí30.

      Las poblaciones nativas no entregaron fácilmente sus tierras y pelearon varias guerras para resistir la invasión británica. Por ejemplo, en 1834, bajo el liderazgo de Gcaleka, los xhosa llevaron a cabo una guerra de guerrillas contra los británicos. A pesar de haber sido exitosos inicialmente en hacer retroceder a los británicos, la llegada de refuerzos de éstos llevó a la derrota de los xhosa y a la ejecución de Gcaleka31. No obstante sus valientes esfuerzos, las poblaciones nativas fueron finalmente diezmadas por la viruela, se retiraron hacia el interior o se mantuvieron bajo autoridad colonial. Estos nativos bajo el dominio colonial fueron forzados a la servidumbre como pastores, sirvientes domésticos o trabajadores agrícolas, y muchos tenían que pagar a los colonos renta, impuestos (en la forma de una porción de sus productos) o prestación de servicios32.

      Desde principios del siglo XIX, los oficiales británicos usaron desalojos forzados y reubicaciones como forma de ejercer la autoridad colonial y controlar la población indígena. Sin embargo, inmediatamente después de que se diera la unión de Sudáfrica en 1910, la apropiación de tierras y la reubicación tomaron un decidido giro legal. La Ley de Tierra para Nativos de 1913 llevó a que solo el 7 % de la tierra del país fuera reservada para «nativos»33. La Ley de Fiducia Nativa y Tierra de 1936 finalmente expandió este número al 13 %34. Estas leyes prohibieron a los sudafricanos negros comprar o rentar tierra fuera de las reservas, lo que los relegó a ser arrendatarios laborales o empleados de tiempo completo en el 87 % de su tierra nativa. Los lotes de tierra situados fuera de las reservas designadas y comprados antes de 1913 fueron llamados zonas negras (black spots) y se mantuvieron bajo constante amenaza de desalojo35. Como consecuencia de lo anterior, un académico resaltó que «[l]a Ley de Tierras para Nativos convirtió en ley el proceso de desposesión de los sudafricanos negros de sus tierras que ya llevaba 200 años. El derecho y no la guerra fue el medio final de conquista»36.

      El siglo XX trajo consigo la industrialización y la urbanización, y cambió el centro de la actividad económica del área rural a las áreas urbanas37. A pesar de que el recientemente formado Estado sudafricano animó a los africanos negros a trabajar en las áreas urbanas, ellos no estaban llamados a echar raíces allí. La ideología que motivó esto era que los africanos, como los animales de finca, no pertenecían a la ciudad, sino a las áreas rurales. Esta ideología fue articulada de forma más influyente en 1922 por la Comisión de Gobierno local del Transvaal liderada por el coronel C. F. Stallard, popularmente conocida como la Comisión Stallard. Esta comisión concluyó que el sudafricano negro solo debería entrar a la ciudad «cuando estuviera dispuesto a atender las necesidades del hombre blanco», y «que debería ser forzado a salir cuando cesara de atenderlas»38. Los académicos han identificado diferentes razones que explican el ímpetu que tuvieron las leyes y políticas públicas, que asumieron que los blancos eran naturalmente urbanos y los africanos eran habitantes congénitos del campo; las más prominentes están relacionadas con consideraciones militares, dominación política y acumulación de capital39. A medida que la agricultura empezó a perder su dominio y las economías urbanas se volvieron más lucrativas, el Estado usó una complicada red de leyes mutuamente reforzadas para minimizar y controlar la presencia de las personas negras en las áreas urbanas.

      La primera ley importante que buscó regular la presencia de africanos negros en áreas urbanas fue la Ley de Nativos (Áreas Urbanas) de 1923, la cual expandió el número de locaciones urbanas donde el Estado podía forzar a los nativos a mudarse. Los nativos podían ocupar pero no comprar una residencia en estas áreas urbanas, las cuales pasaron a llamarse «townships (comunas)» o «locaciones»40. Esta ley permitió a aquellos africanos que cumplieran con los requisitos establecidos en la sección 10 de la ley modificada residir temporalmente en las townships siempre que tuvieran un pase a la mano en todo momento. Esto llevó a que solamente los sirvientes pudieran vivir en la ciudad41. La Ley de Áreas Urbanas hizo que no se estableciera una fuerza de trabajo negra urbana y en consecuencia creó una clase de trabajadores migrantes altamente vulnerable. Estos trabajadores podrían ser enviados a sus reservas nativas y privados de su sustento en cualquier momento. Esta vulnerabilidad hizo que los trabajadores africanos fueran menos propensos a organizarse y hacer huelgas para conseguir mejores pagos, lo que minimizó el riesgo que supondría para la supremacía blanca una clase de trabajadores sudafricanos negros empoderados42.

      Las locaciones urbanas establecidas para los sudafricanos negros eran en su mayoría comunas deplorables. En el libro African Population Relocation in South Africa, Maré describe lo que la gente tuvo que soportar cuando se mudó a la comuna de Nondweni: «La gente fue llevada en camiones y las posesiones que no cabían tuvieron que ser dejadas atrás […] Las letrinas se llenaban con agua porque el suelo no era lo suficientemente poroso; frecuentemente ocurrían casos de fiebre tifoidea, enfermedades relacionadas con la nutrición y neumonía»43. En los años 1920 hubo intentos iniciales de limpiar las comunas y construir comunas modelo cerca a las áreas urbanas, sin embargo las nuevas comunas no lograron remediar el hacinamiento porque no eran lo suficientemente grandes para acomodar el flujo de migrantes a las ciudades. En consecuencia, los trabajadores negros y sus familias fueron forzados a vivir en habitaciones hacinadas, sin ventilación y sin provisión de servicios sanitarios44.

      La Ley de Administración de Nativos de 1927 fue la siguiente ley importante responsable del desarraigo de los sudafricanos negros en las áreas urbanas45. Antes de 1927, cada jurisdicción tenía sus propias políticas para remover africanos, siendo algunas jurisdicciones más agresivas que otras. Como resultado, la ley centralizó el poder del Estado permitiendo al Gobernador General –a quien el acto consideró como el jefe supremo de todos los nativos– remover cualquier «tribu o nativo» en la medida en que lo considerara necesario para promover el interés público46.

      Siete años más tarde, el Estado utilizó argumentos más creativos para desplazar a los africanos urbanos. Bajo el disfraz de una medida de salud pública, la Ley de Comunas de 1934 consolidó más fuertemente la regulación de la presencia de africanos en áreas urbanas47. La ley creó un estándar mínimo para las viviendas y permitió al gobierno evacuar y confiscar cualquier propiedad que cayera por debajo de dicho estándar48.

      En vez de resolver el problema de las comunas, la ley simplemente creó nuevas comunas miserables lejos del centro de la ciudad, las cuales eran alojamientos inadecuados; esto forzó a muchos africanos y mestizos a establecerse ilegalmente. Las condiciones de hacinamiento y por debajo de cualquier estándar digno de vida promovieron el surgimiento de actividades ilegales que la gente empezó a desarrollar para ganarse la vida49.

      El partido nacionalista llegó al poder en 1948 y escaló el sistema existente de apartheid50. El régimen del apartheid removió forzadamente a millones de personas negras urbanas de sus hogares y los privó de su propiedad para crear una sociedad donde cada raza y grupo étnico viviera separadamente. El gobierno del apartheid creó la Ley de Áreas de Grupo de 1950 y 1957, la cual asignó a cada grupo étnico un área donde solo él podía vivir, tener propiedades y realizar negocios51. Los blancos, asiáticos, mestizos, xhosa, tswana, venda, pedi, swazi, zulu y south sotho se convirtieron, cada uno, en piezas de un rompecabezas racial y étnico, y con gran fuerza destructiva, el gobierno intentó mover cada pieza para que cada grupo estuviera en su lugar «apropiado». Una organización de la sociedad civil, The Surplus People’s Project, reportó que la Ley de Áreas de Grupos fue responsable de la mayoría de las reubicaciones en áreas urbanas, desplazando alrededor de 860.400 personas52. El gobierno del apartheid transfirió la propiedad confiscada a los diferentes grupos raciales para ocupación étnica,