El campo de la psicología educativa en Colombia: génesis y estructura. Álvaro Ramírez Botero. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Álvaro Ramírez Botero
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789587206654
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      Para estudiar el orden de la sociedad a partir de sus productos, como pueden ser la educación, la psicología y la relación entre ellas, se debe tener en cuenta el espacio-tiempo, con el fin de observar cómo eso productos logran ligar los sistemas sociales en los juegos de ausencia y presencia, y poder comprender los principios estructurales que funcionan como principios de organización (Giddens, 1998). En el marco de las variables espacio y tiempo, se identifica la presencia de algo que no estaba en la educación: la psicología como ciencia, con su carácter experimental.

      Las referencias a la psicología como ciencia la vinculan con prácticas de corte experimental con las que fueron abordados diferentes asuntos de orden psicológico: sensación, percepción, memoria, inteligencia y aprendizaje, entre otros. Esto conduce a que, al indagar por los inicios de la relación entre psicología y educación, se encuentren vínculos muy fuertes con la psicología experimental. De la relación planteada en estos términos, Giraldo (2006) manifiesta lo siguiente: “Si nos remitimos a los antecedentes ‘arqueológicos’ de la psicología que participaría tanto en la educación como en la escuela, tendríamos que señalar los orígenes de la psicología experimental” (p. 2).

      De acuerdo con esta afirmación, es importante revisar cómo se dan esos antecedentes de la psicología educativa en relación con la psicología experimental. Inicialmente, se debe tener en cuenta que, en gran medida, la tendencia experimental en la psicología corresponde a dos aspectos: por un lado, al uso del laboratorio en el control y la manipulación de variables; y, por otro, a la medición.

      He aquí una forma de entrada de la psicología en la educación vía medición.9 Ello no quiere decir que no se hacía medición en educación; lo que plantea es que no se hacía medición psicológica en la educación. Mediante dicha mediación se asiste al cruce de los campos educativo y psicológico, y a los límites traspasados que en la intersección muestran elementos particulares que estarán presentes en el emergente campo de la psicología educativa.

      La medición psicológica inició con el trabajo de Wilhelm Wundt en Alemania, con la continuación de trabajos de medición hechos en el laboratorio de fisiología sobre las sensaciones. Su interés se centró en los aspectos psicológicos de la sensación, lo que condujo sus estudios al terreno de la percepción. De estos procedimientos, la psicología heredó el cuidado del método experimental y el uso de las técnicas estadísticas en la medición psicológica y educativa (Thorndike y Hagen, 1970). Sin embargo, no se puede dejar de lado el trabajo iniciado por Francis Galton (1822-1911), quien, fundamentado en los principios biológicos de la adaptación y la evolución, desde la mirada de una psicología útil para la vida y el progreso en las aplicaciones prácticas, es considerado el padre de los test mentales. Galton utilizó la estadística y aplicó sistemáticamente los cuestionarios en la investigación psicológica (Caparrós, 1993).

      Continuadores de la obra de Galton son el psicólogo francés Alfred Binet (1857-1911),10 con la medición de escalas mentales y de gran relevancia para la psicología educativa por sus trabajos en medición de la instrucción, y el estadounidense James Cattell (1860-1944),11 que durante un tiempo fue asistente de Wundt en el laboratorio en Alemania, e igualmente conoció el trabajo de Galton (Thorndike y Hagen, 1970). También se encuentra otro norteamericano, Lewis Terman (1877-1956),12 que adaptó a Estados Unidos la escala desarrollada por Binet (Caparrós, 1993). Y, en Alemania, Emil Kraepelin (1856-1944), que, aunque sus principales trabajos son sobre los trastornos mentales, “diseñó pruebas de raciocinio, tiempo de reacción, asociación verbal, memoria, percepción, susceptibilidad a la fatiga y la distracción y expuso los primeros estudios métricos sobre la personalidad” (García, 1996, pp. 99-100).

      Otro psicólogo estadounidense, quien ocupa un lugar destacado en los estudios que aportan a la psicología educativa –y que algunos consideran el primer psicólogo educativo–, es Edward Thorndike (1874-1949). Sus aportes más relevantes están en las “contribuciones al estudio de la inteligencia, la medición de capacidades específicas de aprendizaje, la enseñanza de las matemáticas, la lectura y la escritura, y a cómo lo aprendido se transfiere de una situación a otra” (Giraldo, 2006, p. 2). También se debe a él la teoría del conexionismo, teoría del aprendizaje que apela al condicionamiento instrumental y que explica el aprendizaje como fruto de una asociación entre estímulos y respuestas de carácter instrumental.13

      La psicología de los tests, la psicometría, se constituye en un área de interés para los psicólogos que trabajan en educación, porque permite identificar las diferencias individuales14 de manera científica. Este modelo trae incorporados los aportes de psicólogos como Binet en Las ideas modernas acerca de los niños:15

      Examinaremos, pues, la pedagogía en sus relaciones inmediatas con los niños –y particularmente con los muchachos, escolares de seis a catorce años–; indagaremos para saber lo que son, en qué consiste el arte de conocerlos; mostraremos que este arte de conocerlos no tiene por objeto proporcionarnos el placer de penetrar en su alma, de entretenernos con sus ideas y sus emociones, sino que se trata de descubrir sus aptitudes reales con el propósito de cortar a su medida la enseñanza que reciben. Esta es una de las partes más descuidadas de la educación, y no vacilo en decir que muchos pedagogos se sorprenderán mucho al saber que existe (2003, p. 5).

      La mirada se enfoca, entonces, en el modo experimental, en la aplicación de la ciencia psicológica en la educación. En esta línea, Binet desarrolla y publica, en 1905, la escala de Binet-Simon,16 por encargo del Gobierno francés, para evaluar la inteligencia de los estudiantes (García, 1996). Binet plantea también el control objetivo de los fenómenos presentes en la educación, en este caso en la escuela, como una práctica implementada por la psicología en la escuela, en lo que él denomina como “laboratorio de pedagogía” (Binet, 2003, p. 14), lo que igualmente aporta en la línea de la psicología experimental:

      Hemos ensayado en nuestro laboratorio de pedagogía mostrar que todos estos errores y desfallecimientos no son inevitables y que es posible organizar exámenes que resulten medidas del grado de instrucción. Mi colaborador M. Vaney fue el encargado de este trabajo, formulando todo un plan de exámenes que permite medir la instrucción de un alumno desde siete a doce años. Este es un método que se ha hecho aplicable a la instrucción de la escuela primaria solamente, porque nuestro laboratorio está situado en una escuela primaria y porque, por otra parte, la enseñanza secundaria permanece cerrada hasta ahora a nuestras indagaciones de psicología experimental. Pero resultaría bien fácil extender el método a la enseñanza secundaria y a cualquier otra, puesto que el principio del método seguiría siendo el mismo (Binet, 2003, p. 14).

      Lo anterior permite observar que la psicología puede aportar en el proceso de hacer de la educación y la pedagogía, prácticas científicas. De esta forma, ella opera como insumo para que algunas prácticas educativas adquieran el matiz de prácticas científicas.

      Como parte del proceso de institucionalización social, la psicología educativa establece relaciones directas con la educación, específicamente con un movimiento progresista, al que le proporciona insumos de gran utilidad para inducir cambios en las prácticas educativas. Esta relación la plantea Giraldo (2006), señalando, además, una relación de intercambio que permite la generación de transformaciones al interior del campo de la educación: “Por fortuna, la psicología educativa parece florecer, e identificarse como tal, durante el desarrollo del movimiento de educación progresista que comienza a principios del siglo XX” (Giraldo, 2006, p. 2).

      De esta forma, se evidencia otra vía de entrada de la psicología a la educación, no como profesión, pero sí como ciencia, mediante un novedoso movimiento filosófico