Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Aristoteles
Издательство: Bookwire
Серия: Colección Oro
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418211713
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que hace pasar de la potencia al acto los seres respecto de los que tiene lugar la producción? No existe otra que la que hemos dicho, que haga que la esfera en potencia sea una esfera en acto, de la esfera, como del hombre, lo es la esencia individual.

      Existen dos clases de materia, la materia inteligible y la sensible y, en toda definición, en esta, el círculo es una figura plana, existe la materia de una parte, el acto de la otra. En cuanto a las cosas que no tienen materia ni inteligible ni sensible, cada una es una unidad inmediata, una unidad pura y simple, y cada una pertenece al ser propiamente dicho. Tales son la esencia, la cualidad, la cantidad, etcétera. Por esto no entran en las definiciones ni el ser ni la unidad. La forma sustancial es igualmente una unidad pura y simple, un ser propiamente tal. Así estas cosas no tienen ninguna causa extraña que constituya su unidad ni su ser; cada una de ellas es por sí misma un ser y una unidad, no porque tengan un género común ni porque tengan una existencia independiente de los seres particulares.

      Existen algunos que, para resolver esta cuestión de la unidad admiten la participación; pero no conocen, ni cuál es la causa de la participación, ni lo que es particular. Según otros, lo que forma la unidad es el enlace con el alma; la ciencia, dice Licofrón, es el enlace del saber con el alma. Otros, por último afirman, que la vida es la reunión, el encadenamiento del alma con el cuerpo. Lo mismo puede afirmarse de todas las cosas. La salud será en este caso el enlace, el encadenamiento, la reunión del alma con la salud; el triángulo de metal la reunión del metal y del triángulo; lo blanco la reunión de la superficie y de la blancura.

      La pesquisa de la causa es la que produce la unidad de la potencia y del acto, y el examen de su diferencia es lo que ha dado origen a estas opiniones. Ya dijimos: la materia inmediata y la forma son una y sola cosa, solo que la una es el ser en potencia, y la otra el ser en acto. Investigar la causa de la unidad y de la forma sustancial, es investigar lo mismo. Porque cada unidad individual, sea en potencia, sea en acto es, desde este punto de vista, la unidad. No existe otra causa de unidad que el motor que hace pasar los seres de la potencia al acto. Respecto a los seres que no poseen materia, no son todos ellos más que pura y simplemente seres.

      Libro IX

      Parte I

      Nos hemos referido al ser primero, de aquel al que se refieren todas las demás categorías; en una palabra, de la sustancia. Consecuencia de su relación con la sustancia de los demás seres son seres, y en este caso están la cuantidad, la cualidad y los atributos análogos. Todos estos seres, como hemos citado en los libros anteriores, contienen implícitamente la noción de la sustancia. El ser no solo se toma en el sentido de sustancia, de cualidad, de cuantidad, sino que existe también el ser en potencia y el ser en acto, el ser con relación a la acción. Hablemos, pues, de la potencia y del acto. Por lo pronto, en cuanto a la potencia, observemos que la que merece verdaderamente este nombre no es el objeto único de nuestro estudio presente; la potencia, lo mismo que sucede con el acto, se aplica a otros seres que los que son susceptibles de movimiento. Hablaremos de la potencia motriz en lo que vamos a decir de la actualidad; pero también hablaremos de otras clases de potencia.

      La potencia y el poder, que ya hemos caracterizado en otro lugar, se toman en muchas acepciones. No tenemos que ocuparnos de las potencias que solo son de nombre. Una semejanza ha sido motivo de que se diera a algunos objetos, en la geometría por ejemplo, el nombre de potencias; y otras cosas se las ha supuesto potentes o impotentes a causa de una cierta manera de ser o de no ser.

      Las potencias pueden referirse a un mismo género; todas ellas son principios, y se ligan a un poder primero y único, el de cambio, que reside en otro ser en tanto que otro. La potencia de ser modificado es en el ser pasivo el principio del cambio, que es capaz de experimentar mediante la acción de otro ser en tanto que otro. La otra potencia es el estado del ser, que no es susceptible de ser modificado en mal, ni destruido por otro ser en tanto que otro por el ser que es el principio del cambio. La noción de la potencia primera entra en todas estas definiciones. Las potencias de que hablamos se distinguen, además, en potencia simplemente activa o simplemente pasiva, y en potencia de hacer bien o de padecer el bien. Las nociones de estas últimas encierran, por tanto, en cierta manera, las nociones de las potencias de que ellas se derivan.

      Un ser tiene poder, ya porque tiene la potencia de modificarse a sí mismo, ya porque tiene la de modificar a otro ser. Ahora bien; es evidente que la potencia activa y la potencia pasiva son, desde un punto de vista, una sola potencia, y desde otro son dos potencias. Se da ante todo la potencia en el ser pasivo; y porque hay en él un principio, porque la materia es un principio, por esto el ser pasivo es modificado, y un ser modifica a otro ser. Y así, lo que es graso es combustible; lo que cede de cierta manera es frágil y lo mismo en todo lo demás. Luego hay la potencia en el agente: como el calor y el arte de construir, el uno en lo que calienta y el otro en la arquitectura. Un agente natural no puede hacerse experimentar a sí mismo ninguna modificación; hay unidad en él, y no es otro que él mismo. La impotencia y la imposibilidad son lo contrario de la potencia, la privación de esta; de manera que existe respecto de cada potencia la impotencia de la misma cosa sobre el mismo ser. Pero la privación se entiende de muchas formas. Existe la privación de una cosa que naturalmente no se tiene, y la privación de lo que se tendría que naturalmente tener; un ser padece privación, bien de forma absoluta, bien en la época de la posesión; también la privación es completa o parcial; en fin, cuando la violencia impide a los seres tener lo que es propio de su naturaleza, hablamos de que estos seres padecen privación.

      Parte II

      Entre los principios a los que nos referimos, existen unos que residen en los seres animados, en el alma, en la parte del alma en que se halla la razón. Como se observa, debe de haber potencias irracionales y racionales; y todos los actos, todas las ciencias prácticas, todas las ciencias, en fin, son potencias, pues son principio de cambio en otro ser en tanto que otro. Cada potencia racional puede generar por sí sola efectos contrarios, pero cada una de las potencias irracionales genera un solo y mismo efecto. El calor solo es causa de la calefacción, mientras que la medicina puede serlo de enfermedad y de salud. Se comprueba así, porque la ciencia es una explicación racional. Sin embargo, la explicación racional explica el objeto y la privación del objeto, solo que no es de la misma forma. Desde un punto de vista, el conocimiento de lo uno y de lo otro es el objeto de la explicación racional: pero desde otro punto, es principalmente el del objeto mismo.

      Las ciencias de esta especie son por lo mismo necesariamente ciencias de los contrarios, pero uno de los contrarios es su propio objeto, mientras que el otro no lo es. Ellas explican el uno en sí mismo; y solo accidentalmente, si puede mencionarse así, tratan del otro. Valiéndose de la negación es como presentan al contrario, haciéndole desaparecer. La privación primera de un objeto es en efecto su contrario; y esta privación es la eliminación del objeto.

      Los contrarios no se dan en el mismo ser; pero la ciencia es una potencia en tanto que contiene la razón de las cosas, y que hay en el alma el principio del movimiento. Y así lo sano no genera más que salud, lo caliente calor, lo frío la frialdad, mientras que el que sabe genera los dos contrarios. La ciencia conoce lo uno y lo otro, pero de una forma diferente. Porque la noción de los dos contrarios se encuentra, pero no de la misma forma, en el alma que tiene en sí el principio del movimiento; y del mismo principio, del alma, aplicándose a un solo y mismo objeto, hará salir ambos contrarios. Los seres racionalmente potentes están en un caso opuesto al que se encuentran los que no tienen más que una potencia irracional; no hay en la definición de estos últimos más que un principio único.

      Está claro que la potencia del bien lleva consigo la idea de la potencia activa o pasiva; pero no acompaña siempre a esta. El que obra el bien, necesariamente obra; mientras el que solamente obra, no obra necesariamente el bien.

      Parte III

      Existen filósofos que pretenden, como los de Mégara, por ejemplo, que no existe potencia más que cuando existe acto; que cuando no existe acto no existe potencia; y así que el que no construye no posee el poder de construir, pero que el que construye posee este poder cuando construye; idénticamente en todo lo demás. No es difícil descubrir las consecuencias absurdas de este principio. Evidentemente, entonces no se será constructor si no se construye, porque la esencia del constructor es el poseer el poder de