Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Aristoteles
Издательство: Bookwire
Серия: Colección Oro
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418211713
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definición. Y ahora resulta que ni ella la tiene. ¿Será que no es posible la definición de absolutamente nada? ¿O bien lo será en un sentido y en otro no? Este es un punto que se aclarará después.

      Parte XIV

      Obsérvense claramente las consecuencias de lo anterior en el sistema de los que admiten las ideas como sustancias, y como si tuviesen una existencia independiente, y que constituyen al mismo tiempo la especie con el género y las diferencias. Si existen las ideas y si en el hombre y en el caballo está el animal, o el animal y sus especies son una sola y misma cosa numéricamente, o difieren. Está claro que hay unidad de noción, para definir uno y otro término sería necesario enumerar los mismos caracteres. Así pues si existe un hombre en sí que tenga una existencia determinada e independiente, necesariamente en este caso lo que le constituye, el animal y lo bípedo, poseen asimismo una existencia determinada, son independientes, son sustancias; y por tanto son el animal en sí. Supongamos que el animal en sí reside en el caballo, en el mismo concepto que tú estás en ti mismo, ¿cómo será uno en seres que existen separadamente y por qué en este caso el animal de que hablamos no ha de estar separado de sí mismo?

      Pero todavía hay más: si el animal en sí participa del animal que solo tiene dos pies y del que tiene un mayor número de ellos, se infiere de aquí una cosa imposible. El mismo ser, un ser uno y determinado, reunirá a la vez los contrarios.

      Pero si no existe participación, ¿en qué concepto se dirá que el animal es un bípedo, que es un ser que anda? ¿Podrá quizá admitirse que existe composición, contacto, mezcla? Pero todas estas suposiciones son absurdas. ¿Será diferente el animal en cada individuo? Existiría en este caso una infinidad de seres, si puede decirse así, que tendrían lo animal por sustancia; porque el hombre no es un accidente de lo animal. Añádase que el animal en sí sería múltiple. Por una parte el animal es efectivamente en cada individuo sustancia; no es el atributo de otro ser, porque si no este ser sería el que constituiría el hombre, y sería su género. Por otra parte, todas las cosas que constituyen el hombre son ideas. El animal no será, pues, la idea de una cosa, la sustancia de otra; esto es imposible; el animal en sí sería cada una de las cosas contenidas en los animales. Y, por otra parte, ¿qué animal en sí consistiría los animales, y cómo sería el mismo animal en sí? ¿Cómo es posible que el animal, cuya sustancia es el animal en sí, exista fuera del animal en sí?

      Consecuencias idénticas aparecen con respecto a los seres sensibles, y más absurdas todavía. Si existe imposibilidad de mantener la suposición, es evidente que no existe idea de los objetos sensibles, en el sentido en que lo entienden algunos filósofos.

      Parte XV

      El conjunto y la forma definida son sustancias diferentes la una de la otra. Entiendo por conjunto la sustancia que se compone mediante la reunión de la forma definida y de la materia; la otra sustancia es pura y simplemente la forma definida. Todo lo que es sustancia en concepto de conjunción se halla sujeto a la destrucción, porque existe producción de semejante sustancia. Por lo que respecta a la forma definida, no está sujeta a destrucción, porque no es producida, es producto, no la forma sustancial de la casa, sino tal casa particular. Las sustancias formales existen o no existen, independientemente de toda producción, de toda destrucción. Hemos demostrado que nadie las produce, que nadie las hace. Y por esta razón no es posible definición ni demostración de las sustancias sensibles particulares. Estas sustancias poseen una materia, y es tal la naturaleza de la materia que puede ser o no ser; de donde se infiere que todas las sustancias sensibles particulares son sustancias perecederas. Ahora bien, la demostración se aplica a lo que es necesario, y la definición pertenece a la ciencia; y así como es imposible que la ciencia sea tan pronto ciencia como ignorancia, y que lo que en este caso es tan solo una opinión, de igual manera no existe tampoco demostración ni definición, sino una opinión relativa a lo que es susceptible de ser de otra manera de como es. Las sustancias sensibles no deben evidentemente poseer definición ni demostración. Los seres perecederos no se manifiestan al conocimiento cuando están fuera del alcance de los sentidos y, por lo tanto, aunque las nociones sustanciales se conserven en el alma, no puede haber definición ni demostración de estos seres. Así es que los que sirven de definiciones deben saber que siempre se puede suprimir la definición de un ser particular, no existiendo posibilidad de definir verdaderamente estos seres.

      Continuemos: ninguna idea es susceptible de definición. La idea, tal como se entiende, es un ser particular, y es independiente. Ahora bien, la definición se compone necesariamente de palabras, y estas palabras no deben ser obra del que define, porque no tendrían significación conocida. Las expresiones que utilice tienen que ser inteligibles para todos. Sería necesario, además, que las que entrasen en la definición de la idea formaran parte de la definición de los demás seres. Si se tratare de definirte a ti, se diría: animal, flaco o blanco, o cualquiera otra palabra, la cual puede convenir a otro ser que a ti. Se pretenderá, sin duda, que nada impide a que todas las expresiones convengan separadamente a un gran número de seres, y que al mismo tiempo solo convengan a tal ser determinado. Pero en principio animal bípedo es común a los dos seres, quiero decir, al animal y al bípedo. Esta observación se aplica necesariamente a los seres eternos. Son anteriores a todo, y son parte de los compuestos. Son, además, independientes; porque o ningún ser lo es o el hombre y el animal lo son ambos. Ahora bien, si ninguno lo fuese, no habría género fuera de las especies; y si el género es independiente, la diferencia lo es igualmente. Por otra parte, ella tiene la anterioridad de ser, y no hay reciprocidad de destrucción entre el género y la diferencia. Diremos, además, que si las ideas se componen de ideas, las más simples son las ideas componentes. Será preciso también que lo que constituye la idea, que el animal y lo bípedo, por ejemplo, se refieran a un gran número de seres. Sin esto, ¿cómo llegar a conocer? Resultaría una idea particular, que sería imposible aplicar a más de un individuo. Pues bien, en el sistema, por lo contrario, toda idea es susceptible de participación en los seres.

      Parte XVI

      Es evidente que entre las cosas que parecen ser sustancias, la mayor parte de ellas solo lo son en potencia, como las partes de los animales, ninguna de las cuales tiene una existencia independiente. Si están separadas de su sujeto, en este caso ya solo existen en el estado de materia, y lo que con ellas, sucede con la tierra, el fuego y el aire; porque no hay unidad en los elementos; son como un montón de cosas antes de la cocción, antes de componer algo que sea uno. Podría creerse que las partes, sobre todo los seres animales, y las partes del alma, reúnen en cierta manera los dos caracteres, y que existen en acto y en potencia. Existen en las articulaciones principios de movimiento, principios producidos ciertamente por otro principio, pero que hacen que ciertos animales continúen viviendo aún después de ser divididos en partes. Sin embargo, no hay sustancia en potencia, sino cuando existe unidad y continuidad natural; cuando la unidad y la continuidad son resultado de la violencia o de una conexión arbitraria, entonces no es más que una multiplicación.

      La unidad se acepta en el mismo sentido que el ser, y la sustancia de la unidad es una, y los seres, cuya sustancia es una en número, son numéricamente un solo ser. Se observa, puesto que así es, que ni la unidad ni el ser pueden ser sustancias de las cosas, como tampoco pueden serlo el elemento ni el principio, Cuando preguntamos: ¿cuál es el principio?, lo que queremos es relacionar el objeto en cuestión a un término más conocido. El ser y la unidad poseen más títulos a ser sustancia de las cosas que el principio, el elemento y la causa; y sin embargo no lo son. Lo que es común a los seres no es sustancia; la sustancia no existe