Guía práctica para descubrir la voluntad de Dios. Troy Fitzgerald. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Troy Fitzgerald
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789877983586
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de la forma en que Dios comunica su voluntad a los seres humanos. Y, tal como las personas de Cámara oculta, cuando la vida se complica, encontramos todo tipo de formas de defender nuestras presuposiciones acerca de la forma en que Dios obra. Por lo tanto, el primer paso para entender mejor la voluntad de Dios es ser claros en cuanto a nuestras presuposiciones sobre este tema. Sin una revisión meditada de nuestras propias presuposiciones corremos el riesgo de basar nuestras creencias acerca de la orientación de Dios en la casualidad, tal como el cachorro mencionado en la siguiente historia:

      Una pareja trajo un cachorro a su hogar y le permitieron jugar en el patio. El cachorro encontró una ardilla bebé en un árbol, corrió a la base del mismo, se sentó, y comenzó a ladrar. Los ladridos asustaron a la pequeña ardilla, así que intentó saltar a una rama más alejada. Pero la pobre ardilla falló en su salto y cayó justo en la boca abierta del cachorro. Entonces, durante los siguientes quince años, el perro permaneció sentado en la base de aquel árbol y ladró, esperando que otra ardilla cayera del cielo en sus mandíbulas abiertas.

      Al echar un vistazo a los mitos que surgen de nuestras presuposiciones acerca de la voluntad de Dios, es importante notar que cada mito tiene al menos una semilla de verdad. Si fuéramos a basar todas nuestras expectativas de descubrir el plan de Dios para nuestras vidas en un solo enfoque, seríamos como el perro sentado bajo el árbol esperando que una ardilla cayera milagrosamente en su boca. Examina los siguientes mitos, y considera lo que conoces acerca de la dirección de Dios, dejando lugar para lo que no conoces.

      Mito 1: La voluntad de Dios es un misterio que necesitamos resolver

      Cuando yo estaba estudiando en la universidad, un miembro de iglesia metió cien dolares en un sobre y me los envió por correo de forma anónima. Bueno, casi anónimamente. Durante el servicio religioso en la iglesia, preguntó desde el púlpito si había algo que queríamos agradecerle a Dios esa semana, y me miró fijamente. Al principio me sentí agradecido, pero cuanto más me miraba, más incómodamente sospechoso me volví. Continuó incentivando los agradecimientos de la congregación, pero siempre mirándome como si fuera a explotar de alegría en cualquier momento. Me sentí tan avergonzado que quería meterme gateando debajo del banco. Parecía como si estuviera intentando desesperadamente guardar un secreto pero al mismo tiempo gritarlo a todo el mundo.

      Algunos argumentan que Dios conoce el secreto acerca de su plan para nuestra vida, pero que no puede decírnoslo. Piensan que depende de nosotros descubrir su plan a partir de algunas pistas misteriosas enviadas desde el cielo. Yo no lo creo así. Dios no deja dudas de lo que él sabe y lo que elige decirle al ser humano:

      “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jer. 29:11).

      “Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isa. 46:10).

      “Porque ciertamente hay fin, y tu esperanza no será cortada” (Proverbios 23:18).

      “Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra” (Jeremías 31:17).

      “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones” (Salmos 33:11).

      Yo no veo el plan de Dios como un rompecabezas. Él tiene un plan, y será puesto en marcha. Él tiene una voluntad para tu vida, y la declara, comunica, ordena y revela libremente a aquellos que están deseosos de conocerla.

      Me da mucho trabajo ver las figuras en tres dimensiones. Otras personas las miran fijamente y la imagen emerge de forma clara y sin mucho dramatismo. Pero yo no. Las miro con los ojos entornados, parpadeo, busco, escudriño, imagino y esfuerzo por ver esas figuras con todo lo que tengo, pero nunca logro ver la imagen escondida entre las motas.

      Un niño de cuarto grado asumió la responsabilidad de educarme en cuanto a figuras en tres dimensiones, y, ¡he aquí que mis ojos fueron abiertos! El primer truco que me enseñó fue comenzar por leer las instrucciones. Es impresionante cuánta información valiosa contienen las instrucciones bien especificadas. El próximo secreto era mirar fijamente y con paciencia la figura. No había estado mirando por suficiente tiempo la figura, esperando que emergiera la imagen escondida. Dicho y hecho, un pícaro alumno de cuarto grado tuvo éxito en entrenarme para ver la imagen claramente.

      Conocer la voluntad de Dios, ¿es como ver la imagen escondida de las figuras tridimensionales? ¿Se esconde Dios detrás de la aparente realidad, jugando a las escondidas con la humanidad? Según las Escrituras, Dios ha dado a conocer su voluntad al mundo a través de su Palabra y a través de su Hijo. Escucha lo que dijo el autor de Hebreos: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Hebreos 1:1-3).

      No creo que Dios esté jugando con nuestras vidas como si su voluntad fuera un acertijo a resolver o un rompecabezas por armar. Aunque descubrir su voluntad implica buscarla, no estamos buscando a un Dios que se está escondiendo.

      Mito 2: Dios tiene un plan muy específico para nuestras vidas

      –¿Qué pasa si este es el elegido? –suplicó Carly.

      –¿Cuál de todos? –le respondí.

      Aparentemente, el novio de Carly se estaba cambiando de universidad, y ella debía decidir si hacer el pase para acompañarlo a él o si romper el noviazgo y quedarse en casa. Ella lo amaba, lo cual era evidente. Pero su dilema actual la confundía, y esperaba que Dios tuviera algún tipo de orientación para ella.

      –¿Quieres decir el único elegido? –insistí.

      –¿Acaso no tiene Dios una pareja perfecta para nosotros? Quiero decir, estoy segura de que debe haber más de una persona con la cual yo podría casarme, ¿pero hay una persona en especial con la cual debería casarme?

      ¿Hay un plan maestro perfecto en el cielo que nos habilitaría, si solamente tomáramos las decisiones correctas, para experimentar una vida feliz? ¿Es el plan de Dios para nuestras vidas un juego de ajedrez en el que cada decisión determina el destino del jugador?

      Esta idea parece absurda. Si la voluntad de Dios es un escenario de vida específico o un plan maestro proyectado minuto a minuto, experiencias detalladas, ¿qué ocurre entonces cuando tomo una decisión equivocada? ¿Quedo afuera del plan? ¿Desciendo a una pista inferior de vida en la que mi potencial podría estar bien pero no tan bien como podría haber estado si hubiera hecho otra elección? ¿Acaso puedo pasar del plan A al plan B, y luego al plan C, etc.? Si la voluntad de Dios para mí es una historia que ya ha sido escrita y que simplemente requiere que tome las decisiones correctas en la situación correcta, ¿cómo sabemos cómo y cuándo elegir apropiadamente? ¿Qué sucede si cometo un error? ¿Qué sucede si tengo un mal día?

      Si este mito ocupa un papel prominente hoy no debería sorprendernos que la frustración y el malestar inutilicen a las personas. Todo depende de descubrir el recorrido específico de Dios para ti. Si conseguir entender cómo descubrir ese trozo de información del tamaño del monte Everest no fuera suficiente para preocuparte, qué decir del hecho de que todavía debes tomar la decisión correcta, no de vez en cuando o algunas veces, sino siempre. Inicialmente, esta idea de un