16:9.6 (196.2) Jesús no sólo reveló Dios al hombre, sino que también hizo una nueva revelación del hombre a sí mismo y a los otros hombres. En la vida de Jesús vosotros veis al hombre en su mejor aspecto. El hombre se vuelve así tan hermosamente real, porque Jesús tenía tanto de Dios en su vida, y la comprensión (reconocimiento) de Dios es inalienable y constitutiva en todos los hombres.
16:9.7 (196.3) El altruismo, aparte del instinto paterno, no es totalmente natural; el prójimo no se ama naturalmente ni si se lo sirve socialmente. Se requiere el discernimiento de la razón, la moralidad y el impulso de la religión, el conocimiento de Dios, para generar un orden social altruista y sin egoísmo. La conciencia de la propia personalidad del hombre, la autoconciencia, es también directamente dependiente de este mismo hecho de la conciencia innata de otros, esta habilidad innata para reconocer y comprender la realidad de otras personalidades, desde lo humano hasta lo divino.
16:9.8 (196.4) La conciencia social altruista debe ser, de base, una conciencia religiosa si ha de ser objetiva; si no lo es, es una abstracción filosófica puramente subjetiva y por lo tanto carente de amor. Sólo el individuo que conoce a Dios puede amar a otra persona como se ama a sí mismo.
16:9.9 (196.5) La autoconciencia es en esencia conciencia comunal: Dios y el hombre, Padre e hijo, Creador y criatura. En la autoconciencia humana existen cuatro comprensiones latentes e inherentes de la realidad universal:
16:9.10 (196.6) 1. La búsqueda del conocimiento, la lógica de la ciencia.
16:9.11 (196.7) 2. La búsqueda de los valores morales, el sentido del deber.
16:9.12 (196.8) 3. La búsqueda de los valores espirituales, la experiencia religiosa.
16:9.13 (196.9) 4. La búsqueda de los valores de la personalidad, la habilidad de reconocer la realidad de Dios como personalidad y la comprensión paralela de nuestra relación fraternal con las demás personalidades.
16:9.14 (196.10) Tomáis conciencia del hombre como vuestro hermano-criatura porque ya estáis conscientes de Dios como vuestro Padre Creador. La paternidad es la relación de la cual deducimos el reconocimiento de la hermandad. La paternidad se vuelve, o puede volverse una realidad universal para todas las criaturas morales porque el Padre mismo ha dotado de personalidad a todos aquellos seres y los ha incluido en su circuito, dentro de la atracción del circuito universal de personalidad. Adoramos a Dios, primero, porque él es, luego, porque él está en nosotros, y por último, porque nosotros estamos en él.
16:9.15 (196.11) ¿Es acaso extraño que la mente cósmica esté autoconscientemente consciente de su propia fuente, la mente infinita del Espíritu Infinito, y, al mismo tiempo, esté consciente de la realidad física de los vastos universos, de la realidad espiritual del Hijo Eterno, y de la realidad de la personalidad del Padre Universal?
16:9.16 (196.12) [Auspiciado por un Censor Universal proveniente de Uversa.]
El libro de Urantia
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Documento 17
Los Siete Grupos de Espíritus Supremos
17:0.1 (197.1) LOS siete grupos de Espíritus Supremos son los directores universales coordinativos de la administración de siete segmentos del gran universo. Aunque todos se clasifican funcionalmente dentro de la familia del Espíritu Infinito, los tres grupos siguientes se clasifican generalmente como hijos de la Trinidad del Paraíso:
17:0.2 (197.2) 1. Los Siete Espíritus Rectores.
17:0.3 (197.3) 2. Los Siete Ejecutivos Supremos.
17:0.4 (197.4) 3. Los Espíritus Reflexivos.
17:0.5 (197.5) Los cuatro grupos restantes se traen a la existencia por la acción creadora del Espíritu Infinito o por sus asociados que tienen prerrogativas creativas:
17:0.6 (197.6) 4. Los Auxiliares Reflexivos de Imagen.
17:0.7 (197.7) 5. Los Siete Espíritus de los Circuitos.
17:0.8 (197.8) 6. Los Espíritus Creativos del Universo Local.
17:0.9 (197.9) 7. Los Espíritus Ayudantes de la Mente.
17:0.10 (197.10) Estas siete órdenes se conocen en Uversa como los siete grupos de Espíritus Supremos. Su ámbito funcional se extiende desde la presencia personal de los Siete Espíritus Rectores en la periferia de la Isla eterna a través de los siete satélites paradisiacos del Espíritu, los circuitos de Havona, los gobiernos de los superuniversos, y la administración y supervisión de los universos locales, aun hasta los servicios más bajos de los ayudantes concedidos a los reinos de mente evolucionaria en los mundos del tiempo y del espacio.
17:0.11 (197.11) Los Siete Espíritus Rectores son los directores coordinativos de este vasto dominio administrativo. En algunos asuntos pertenecientes a la reglamentación administrativa del poder físico organizado, la energía mental, y el ministerio impersonal del espíritu, actúan personal y directamente, mientras que en otros funcionan a través de sus múltiples asociados. En todos los asuntos de naturaleza ejecutiva, dictámenes, reglamentaciones, ajustes y decisiones administrativas, los Espíritus Rectores actúan en las personas de los Siete Ejecutivos Supremos. En el universo central, los Espíritus Rectores pueden funcionar a través de los Siete Espíritus de los Circuitos de Havona; en las sedes de gobierno de los siete superuniversos se revelan mediante el canal de los Espíritus Reflexivos y actúan a través de las personas de los Ancianos de los Días, con quienes están en comunicación personal a través de los Auxiliares Reflexivos de Imagen.
17:0.12 (197.12) Los Siete Espíritus Rectores no se ponen en contacto directa y personalmente con la administración universal por debajo del nivel de los tribunales de los Ancianos de los Días. Vuestro universo local es administrado como parte de nuestro superuniverso por el Espíritu Rector de Orvonton, pero su función, en relación con los seres nativos de Nebadon, es inmediatamente descargada y personalmente dirigida por el Espíritu Materno Creativo residente en Salvington, la sede central de vuestro universo local.
1. Los Siete Ejecutivos Supremos
17:1.1 (198.1) La sede ejecutiva central de los Espíritus Rectores ocupa los siete satélites paradisiacos del Espíritu Infinito, que giran alrededor de la Isla central, entre las esferas resplandecientes del Hijo Eterno y el circuito más interior de Havona. Estas esferas ejecutivas están bajo la dirección de los Ejecutivos Supremos, un grupo de siete seres que fueron trinidizados por el Padre, el Hijo y el Espíritu, de acuerdo con las especificaciones de los Siete Espíritus Rectores para producir un tipo de seres funcionalmente adecuados como sus representantes universales.
17:1.2 (198.2) Los Espíritus Rectores se mantienen en contacto con las diversas divisiones de los gobiernos superuniversales a través de estos Ejecutivos Supremos. Son ellos quienes determinan en gran medida las tendencias constitutivas básicas de los siete superuniversos. Son uniforme y divinamente perfectos, pero también poseen diversidad de personalidades. No cuentan con un jefe fijo; sino que cada vez que se reúnen, seleccionan a uno de entre ellos para que presida ese concilio específico. Periódicamente viajan al Paraíso para sentarse en concilio con los Siete Espíritus Rectores.
17:1.3 (198.3) Los Siete Ejecutivos Supremos funcionan como coordinadores