Clínica psicoanalítica. Oscar Alfredo Elvira. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Oscar Alfredo Elvira
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789878362380
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“todo encuadre influye en el desarrollo del proceso al que pertenece y, viceversa, ningún proceso puede darse si no es dentro de un encuadre.”22 Además indica que todo tratamiento psicoanalítico “se propone reconstruir el pasado borrando las lagunas del recuerdo de la primera infancia, que son producto de la represión”. Otorga un lugar central al desarrollo temprano, a la etapa preverbal de los primeros tiempos del bebé, cuestión que se actualiza en el vínculo con el analista en la transferencia y que testeará en las respuestas del analizando a su actividad interpretativa. Hasta aquí coincide en líneas generales con H. Racker y J. Bleger.

      Horacio R. Etchegoyen, cuando piensa el encuadre psicoanalítico, parte de los postulados de J. Zac, David Liberman y José Bleger y dice que todos tienden a pensar la situación analítica como el “conjunto de relaciones que incluyen el proceso y el encuadre.”23 Pero plantea diferencias: sostiene que Bleger parte de una serie de preconcepciones. La primera, que “la situación analítica configura un proceso y un no-proceso, que se llama encuadre.”24 La segunda está referida a las propuestas originales de J. Zac, quien sostiene que en todo proceso y situación analítica participan factores que son variables y otros constantes. La tercera postulación blegeriana, que no justifica de ninguna manera modificar el encuadre, con el modelo de la técnica activa para producir un cambio en el discurso del paciente, es la inmovilidad del encuadre, que permite el depósito de las ansiedades psicóticas, la que cede la reproducción de la simbiosis original.

      Horacio R. Etchegoyen señala que el mutismo del encuadre merece ser debatido en el campo de las teorías psicoanalíticas, en sus alcances y consecuencias. Propone pensar en los diferentes desarrollos teóricos que producen un “ecosistema”, sobre cómo intervenir en psicoanálisis. Todo este debate tiene su origen en la genealogía de cada autor. Se detiene en lo que dice J. Bleger con la parte muda y detenida del paciente, depositada en el encuadre, esa parte indiscriminada y simbiótica, y señala:

      “Bleger piensa que al comienzo hay un sinticio, conjunto de Yo y no-Yo, formado por un organismo social que es la díada madre-hijo. El Yo se va formando a partir de un proceso de diferenciación. El requisito fundamente del desarrollo es que el Yo esté incluido en un no-Yo del cual se pueda ir diferenciando. Este no-Yo, que funciona como un continente para que el Yo se discrimine, es precisamente el que se transfiere al encuadre.”25

      El autor piensa en unos cuantos temas (la posición Glischrocárica propuesta por Bleger, lugar de simbiosis e indiferenciación inicial). Resalta cómo este otorga un lugar importante al medio social, sin desconocer el mundo interno del sujeto y cómo el Yo se irá diferenciando lentamente en un proceso evolutivo que lo llevará dentro de la teoría kleiniana a la posición esquizo-paranoide, a la que él adhiere, pero a partir de un segundo momento evolutivo.

      Además, rescata la coherencia de la teoría de J. Bleger, pero, a su entender, su originalidad estaría dada en el campo de la psicosis, cuestión que concuerda para que se despliegue la transferencia psicótica, pero critica el postulado que conduce a la inmovilidad originaria, porque en su forma de concebir la teoría psicoanalítica “no existe un encuadre básicamente mudo, el encuadre es siempre un significante. (…) Cuando se entiende el lenguaje no verbal de la psicosis el encuadre deja de estar mudo y aparece con su valor significante.”26

      Aquí resalta el valor del lenguaje no verbal, como un significante con el modelo de una comunicación primitiva, cuando aún no se ha formado el lenguaje articulado por palabras. Por eso afirma que “el encuadre es, pues, un hecho objetivo que el analista propone [en el contrato] y que el analizando irá recubriendo con sus fantasías”27 y, en cuanto a la parte psicótica de la personalidad dice que “si somos capaces de escucharla, menos podrá la psicosis acomodarse en el silencio del encuadre para pasar inadvertida.”28

      Bibliografía

      Bleger, J. (1972). Simbiosis y ambigüedad. Buenos Aires: Paidós.

      ———— (1975). Psicología de la conducta. Buenos Aires: Paidós.

      Elvira, O. A. (2016). Liderazgo y poder en la institución psicoanalítica. Buenos Aires: Biebel.

      Etchegoyen, H. R. (1986). Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Amorrortu.

      Freud, S. (1890). Tratamiento psíquico (tratamiento del alma). Obras completas. Tomo I. Buenos Aires: Amorrortu. 1987.

      ———— (1895). Proyecto de Psicología. Obras completas. Tomo I. Buenos Aires: Amorrortu. 1987.

      ———— (1895). Estudios sobre la histeria. Obras completas. Tomo II. Buenos Aires: Amorrortu. 1987.

      ———— (1898). Correspondencia. Obras completas. Tomo I. Buenos Aires: Amorrortu. 1987.

      ———— (1905). Sobre Psicoterapia. Obras completas. Tomo VII. Buenos Aires: Amorrortu. 1987.

      ———— (1912). Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. Obras completas. Tomo XII. Buenos Aires: Amorrortu. 1987.

      ———— (1913). Sobre la iniciación del tratamiento. Obras completas. Tomo XII. Buenos Aires: Amorrortu. 1987.

      ———— (1938). La escisión del yo en el proceso defensivo. Obras completas. Tomo XXIII. Buenos Aires: Amorrortu. 1987.

      Kaës, R. (1989). Realidad psíquica y sufrimiento en las instituciones, en AA. VV. La institución y las instituciones. Buenos Aires: Paidós. 1998.

      Racker, H. (1960). Estudios sobre la técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Paidós.

      Valeros, J. A. (2007). Sobre la diversidad de teorías psicoanalíticas. Ateneo APdeBA. Pre-simposio.

      Winnicott, D. (1965). El proceso de maduración en el niño. Barcelona: Laia.

      1 Parte de este capítulo fue presentado en la Primera Jornada de la Estructuración de la Subjetividad de las cátedras de Estructuración de la Subjetividad de la Universidad del Salvador (USAL), organizada por el Dr. Horacio Rotemberg y Mag. Oscar Alfredo Elvira, 2016.

      2 En el capítulo 4 desarrollaré con mayor detenimiento estas ideas.

      3 Elvira, O. A., Liderazgo y poder en la institución psicoanalítica, Buenos Aires: Biebel, 2016.

      4 En términos de M. Klein, el interjuego permanente entre la posición esquizo-paranoide y la posición depresiva (PEP<>PD).

      5 En el capítulo 4 habré de extenderme detenidamente en la obra de este autor.

      6 Winnicott, D., El proceso de maduración en el niño, Barcelona: Laia, 1965, p. 131.

      7 Esta idea fue sugerida por el Lic. Omar Asan, a quien le agradezco.

      8 Kaës, R., Realidad psíquica y sufrimiento en las instituciones, en AA. VV., La institución y las instituciones, Buenos Aires: Paidós, 1998. Por mi parte, desarrollé este tema en Liderazgo y poder en la institución psicoanalítica (2016). Expreso allí que la institución nos introduce en el lenguaje de la tribu, sus usos y costumbres, que necesariamente conlleva a una frustración narcisista y dolor. Es el precio a pagar por nuestra condición de seres gregarios. Necesitamos ser con otros para ser nosotros mismos. Esto no obstruirá que cada uno de los integrantes de un colectivo pueda aportar nuevas miradas para modificar lo instituido desde lo instituyente, producto de ocupar un lugar activo al proponer cambios con otros semejantes que lo consideran acordes a fines y necesarios para el bien de ese colectivo en permanente devenir en la lucha entre lo anquilosado y lo nuevo. No es un comentario no literal, sino una ampliación desde mi perspectiva.

      9 Freud, S., Tratamiento psíquico (tratamiento del alma), Obras completas, tomo I, Buenos Aires: Amorrortu, 1987.

      10 Freud, S., Correspondencia, Carta