Conflicto armado en Siria. Janiel Melamed Visbal. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Janiel Melamed Visbal
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587892659
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entre potencias con agendas de poder a nivel global. Finalmente, también potencializó a movimientos islamistas que promueven la violencia y el extremismo religioso con el propósito de borrar fronteras y restaurar órdenes medievales.

      Por ende, algunas de las consecuencias de inestabilidad política más determinantes de este escenario de manifestaciones populares y juego geopolítico se pueden identificar en la eventual caída de dictadores como Muamar Gadafi en Libia, Hosni Mubarak en Egipto (norte de África) y Ali Abdulá Saleh en Yemen (península arábiga). Adicionalmente, es necesario destacar cómo la propagación de este escenario de exaltación política también determinó otros focos de inestabilidad, frente a los cuales diversas fuerzas intentaron promover sus propios procesos de transición.

      Es necesario mencionar que desde distintos medios académicos, noticiosos y de análisis internacional bautizaron estas protestas con el apelativo de la Primavera Árabe2. Con el tiempo esta referencia, si bien se ha hecho corriente, a partir de la metáfora de despertar social producto de aspiraciones de transición hacia mayores libertades sociales y garantías políticas y democráticas, no ha estado exenta a críticas. Fundamentalmente, algunos sectores consideran que esta expresión no es acertada, pues simplifica las actuaciones y aspiraciones de estas movilizaciones populares en términos homogéneos y de corta duración, y por ello sugieren denominaciones alternativas como revueltas de ciudadanos árabes o protestas populares (Khouri, 2011).

      Como la idea de este trabajo de investigación no es desarrollar un análisis teórico-conceptual de la expresión en sí misma, a lo largo de este texto se utilizará la expresión Primavera Árabe, debido a la connotada familiaridad del término en diversas audiencias y a sabiendas de que existen otras denominaciones para describir el conjunto de protestas y revoluciones evidenciadas en el marco temporal que abarca desde diciembre de 2010 hasta junio de 2011 en países del norte de África, Medio Oriente y el golfo Pérsico (Revilla y Hovanyi, 2013).

      Es precisamente en este contexto temporal cuando en marzo de 2011, un grupo de jóvenes en la ciudad siria de Daraa fueron arrestados por pintar grafitis con consignas en contra del gobierno del presidente Bashar al-Assad. Este episodio en particular sumaría una tensión determinante a la ya evidenciada a partir de manifestaciones populares contra del Gobierno sirio y llevaría a un punto de no retorno la poca tolerancia del régimen de al-Assad a la crítica y la movilización ciudadana. Frente al temor de correr la misma suerte de otros dictadores en la región, el Gobierno sirio implementó una desproporcionada y brutal respuesta de represión armada en contra de las revueltas populares que exigían mayores libertades políticas y civiles y reclamaban la excarcelación de los jóvenes.

      Los manifestantes, victimas de semejante represión, muy pronto empezaron a responder contra la violencia estatal. Con el paso del tiempo y la confluencia de múltiples actores se dio inicio a un cruento conflicto armado interno que, dado el posicionamiento estratégico de Siria, rápidamente generó un desbordado nivel de violencia y barbarie con profundas implicaciones geopolíticas en la región. En el desarrollo de todos estos acontecimientos se puede observar que los resultados evidenciados en las aspiraciones y reclamaciones de los distintos pueblos inmersos en la Primavera Árabe han sido ambivalentes y desiguales.

      Por un lado, tenemos en la región a un importante número de líderes que al igual que Ben Ali debieron abandonar el poder tras un periodo de protestas relativamente corto, como ocurrió con Mubarak en Egipto. En otros casos, la salida del poder de otros líderes de la zona estuvo antecedida de importantes y prolongados escalamientos bélicos, como ocurrió en Libia con Muamar Gadafi. Sin embargo, en este contexto Siria se presenta como un caso sui generis, donde ni las hostilidades propias de una guerra campante de varios años ni el involucramiento de diversos actores internacionales han resultado elementos determinantes para derrotar al régimen y concretar la salida del poder de Bashar al-Assad.

      Esta dinámica resulta paradójica y absolutamente inesperada, pues mientras la llamada Primavera Árabe supuso la salida del poder de emblemáticos líderes de la región, muchos analistas coincidieron en que en Siria se presentaría un contexto similar que finalmente sacaría del poder a la dinastía al-Assad tras más de cuatro décadas de gobierno autoritario. Sin embargo, con el transcurrir de casi una década de conflicto armado interno, ha ocurrido todo lo contrario. El régimen, aunque por momentos debilitado, aún se mantiene, y en el cruento proceso bélico desarrollado se ha evidenciado un dramático ciclo de violencia con grandes repercusiones a nivel humanitario, ocasionando cientos de miles de muertos y millones de víctimas.

      En razón de lo anterior, según lo explican Fazio y Fazio (2016), la dinámica del conflicto sirio puede dividirse en dos momentos. Inicialmente, un conflicto con características propias de una revuelta popular que entre marzo y octubre de 2011 se militarizó intensamente. Posteriormente, desde mediados de 2012 se transformó en un verdadero conflicto geopolítico con serias repercusiones a nivel regional y elevados niveles de violencia.

      En esta guerra se han entrecruzando intereses antagónicos de actores estatales y al mismo tiempo, entrelazado la agenda local de actores armados no estatales a partir de un variado mosaico de objetivos. Unos y otros han luchado a muerte para conseguirlos.

      La mayor parte de la audiencia mundial ha quedado estupefacta de horror al observar el nivel de brutalidad, barbarie y violencia allí desplegada. En virtud de los anterior, el conflicto armado en Siria ha sido catalogado por Zeid Ra’ad al-Hussein (2017), Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, como el peor desastre humanitario ocasionado por el hombre desde la Segunda Guerra Mundial, convirtiendo al país entero en una inmensa cámara de tortura, un lugar de salvajismos, descontrol y absoluta injusticia, con casi 7 millones de personas desplazadas, más de 250 000 muertos y cerca de 5 millones de ciudadanos que para huir de la violencia han solicitado asilo político en distintos países del sistema internacional.

      Por ello, es en este contexto donde la problemática en Siria se torna un tema absolutamente central en este trabajo de investigación y, por lo tanto, este libro ha sido desarrollado con el propósito de explicar ¿cuáles han sido las dinámicas bélicas que han caracterizado el conflicto armado en Siria?, ¿cuáles son los imperativos geopolíticos de los principales actores en la contienda? y ¿qué futuro le espera a la región a partir de las consecuencias de la guerra?

      Para delimitar el número de actores estatales objeto de análisis se ha establecido un criterio fundamental: que hayan tenido una activa participación en el conflicto armado sirio. Es decir, que sus acciones excedan los pronunciamientos de tipo político, más a modo de tributo verbal hacia el diálogo, la justificación o el reproche de las dinámicas de la guerra y que hayan tenido una decidida participación desde el punto de vista militar de forma directa o indirecta. En razón de lo anterior, los Estados cuyos intereses geopolíticos son objetos de análisis son: Rusia, Estados Unidos, Irán, Arabia Saudita, Turquía, Catar e Israel.

      Adicionalmente, en razón de la especial y activa participación armada de otros actores no estatales en el conflicto, se realizará una caracterización complementaria de algunos de ellos a partir de cuatro ejes temáticos: grupos rebeldes, organizaciones nacionalistas, actores delegados y movimientos islamistas de corte radical3. En este sentido, se desarrollará una caracterización de la participación del Ejército Libre Sirio, las Unidades de Protección Popular como milicias kurdas, Hezbolá y el Estado Islámico4.

      Es interesante mencionar que en la mayoría de los actores estatales anunciados, sus dirigencias políticas se han mantenido sin modificaciones por largo tiempo y, en consecuencia, han experimentado pocas transformaciones realmente significativas. Por ejemplo, Vladimir Putin en Rusia, Benjamín Netanyahu en Israel, Recep Erdogan en Turquía.

      Lo mismo ha ocurrido en las casas monárquicas de Arabia Saudita y Catar, respecto a las cuales hay que destacar que, aunque hay nuevos y jóvenes mandatarios con un importante papel frente de la toma de decisiones de sus países, representan casas monárquicas que mantienen los mismos intereses geopolíticos de sus líderes antecesores. De estos Estados, el único viraje político significativo a nivel doméstico ha ocurrido en Estados Unidos, al pasar de la presidencia demócrata de Barack Obama al mandato republicano de Donald Trump.

      Respecto