Florentino Ameghino y hermanos. Irina Podgorny. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Irina Podgorny
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789876286039
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      IRINA PODGORNY

       FLORENTINO AMEGHINO Y HERMANOS

      Empresa Argentina de Paleontología Ilimitada

      A finales del siglo XIX, las ciencias en la Argentina eran un mundo por construir. En particular la arqueología y la paleontología, la investigación del pasado remoto. La palabra prehistoria apenas se usaba. En ese entonces, hacia 1870, un joven llamado Florentino Ameghino, maestro en una escuela de Mercedes, en la Provincia de Buenos Aires, decide cambiar su profesión por la búsqueda de huesos, de las huellas de la vida antigua en el continente americano.

      Con la ayuda de sus amigos de Mercedes y Luján y una capacidad de trabajo a prueba de cualquier contratiempo, Ameghino inicia una carrera fulgurante. Sus descubrimientos, su talento para que alcancen notoriedad pública, lo vuelven una figura de referencia. En 1878 viaja a París para la Exposición Universal, escribe libros, compra y vende piezas paleontológicas, aprende –de la mano de colegas y comerciantes europeos y estadounidenses- a observar estratos, a preparar fósiles, a clasificarlos. Se casa y regresa a Buenos Aires, donde suma a sus hermanos a su cruzada, rastrea en el norte y en el sur los restos que validen sus teorías, se bate en polémicas con colegas argentinos y extranjeros que desconfían mientras otros aplauden sus hallazgos, presiona a las autoridades nacionales y provinciales para que apoyen sus investigaciones y funden un Museo. Nunca solo, pero –a veces mal asesorado. O por lo menos, sorprendido por la política de un país imprevisible. Cuando muere en 1911, nace el Sabio Nacional.

      Irina Podgorny, con una prosa exquisita y una investigación exhaustiva, reconstruye la vida de Florentino Ameghino y las tramas del saber y la política, de la prensa y la enseñanza, donde batalló sin descanso, con suerte diversa, pero sin rendirse jamás. Su libro es una biografía de una figura impar y de una Argentina que en muchos aspectos todavía estaba en formación, que premiaba el rigor pero también los emprendimientos de los aventureros y los cantamañanas.

      Podgorny, Irina

      Florentino Ameghino y hermanos / Irina Podgorny. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Edhasa, 2021.

      Libro digital, EPUB

      Archivo Digital: descarga y online

      ISBN 978-987-628-603-9

      1. Biografías. 2. Historia Argentina. I. Título.

      CDD 920.7

      Diseño de cubierta: Juan Pablo Cambariere

      Edición en formato digital: abril de 2021

      © Irina Podgorny, 2021

      © de la presente edición Edhasa, 2021

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      ISBN 978-987-628-603-9

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      BIOGRAFÍAS ARGENTINAS

       colección dirigida por

       GUSTAVO PAZ y JUAN SURIANO

      Para el ingeniero Podgorny y la doctora Dalla Valle, desde siempre, el orgullo de su hija.

      Prefacio

       Restos de discursos

      El 20 de noviembre de 1876, El Correo Español de Buenos Aires salvaba una errata:

      Ayer dimos cuenta de haber sido encontrado en Mercedes un colmillo del Sr. Sarmiento, el cual, equivocadamente, decía “La Reforma” pertenecer a un mastodonte.

      El hallazgo fue hecho por D. Florentino Ameghino, que hace muy pocos días tuvo el placer de sacar de las entrañas de la tierra una cabeza y una parte de un panoctus tuberculatus, piezas que hacen honor a las ciencias naturales, y que ha tenido una nueva satisfacción, que grandemente recompensa su constancia y amor al trabajo.

      El hallazgo a que nos referimos, consiste en el enorme colmillo de mastodonte.

      El citado colmillo es de un color negruzco: mide dos metros cinco centímetros de largo y 38 centímetros de circunferencia en su parte inferior.

      Este colmillo fue perdido por el Sr. Sarmiento en aquel célebre viaje a Chivilcoy.

      En uno de los discursos se le saltó.

      El Correo Español, uno de los tantos periódicos sostenedores de la candidatura presidencial de Bartolomé Mitre en 1874, se refería al director general de Escuelas, hasta hacía poco presidente de la República Argentina y aliado del actual, el tucumano Nicolás Avellaneda. En “Programa de Chivilcoy”, su discurso del 3 de octubre de 1868, Domingo F. Sarmiento había celebrado los avances de esa ciudad, un anticipo de su futuro gobierno y un resultado de la ley de tierras que había promovido como senador. De las civilizaciones muertas, de los mundos del pasado ya se encargarían los filósofos; para los estadistas, sobraban estas ciudades donde la agricultura, el trabajo y el capital triunfaban sobre el destino pastoril de la pampa. Pero ahora, ocho años más tarde, en los coletazos del crack de Viena de 1873, una de las crisis financieras más graves de la Argentina, la prensa le enrostraba esas palabras, fósiles del pasado reciente. Una burla que, a pesar de todo, destilaba confianza en el progreso. A fin de cuentas, el colmillo estaba en manos de un joven con apellido italiano, un hijo de inmigrantes que enseñaba en las escuelas de la campaña y honraba a las ciencias y el trabajo.

      El 27 de noviembre, una semana después de esta humorada, quizá casualmente, quizá no, los nombres de Sarmiento y Ameghino volverían a reunirse en el informe que el inspector escolar Trinidad S. Osuna le dirigía al expresidente. Osuna, aprovechando una ida a Mercedes por asuntos del servicio, había visitado las escuelas comunes de aquella ciudad. Su estado no era desfavorable pero había irregularidades en la escuela municipal, a cargo de Luis Traverso y su ayudante, don Florentino Ameghino.

      Probablemente su nombre le sonara de la prensa, donde, de un tiempo a esta parte, se hablaba de su dedicación al estudio del noroeste de la provincia. Hijo de una familia genovesa llegada a la ciudad de Luján en 1854, el mismo año de la fundación de Chivilcoy, Ameghino trabajaba en Mercedes, donde había adquirido la costumbre de salir cada tanto a pasear por el campo y recorrer la vera de los ríos. Pronto aprendió que, con las sequías, afloraban osamentas y, seguidamente, los viajantes italianos, franceses o argentinos, dispuestos a cosecharlas y llevarlas a Buenos Aires. También reparó en que, buscando agua o enterrando la basura, uno podía toparse con esqueletos, las placas de un peludo gigante o, por lo menos, con un diente, como ese de Sarmiento llegado a la boca de los mitristas, con quienes el joven comulgaba. Percatado de ese interés y de la particular abundancia de fósiles en los terrenos de la pampa, Ameghino cambió su destino de maestro de campaña por una promesa de gloria: la posibilidad de comprobar la antigüedad de la humanidad en el Plata, es decir, la convivencia en tiempos geológicos entre los hombres, los megaterios y los gliptodontes, esos mamíferos fósiles que daban renombre al territorio rioplatense. Y que aquí, en Luján, Mercedes y Buenos Aires, la Edad de la Piedra había