René Salamanca y el clasismo. Enrique Arrosagaray. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Enrique Arrosagaray
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789874039415
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un año de mandato.

      –¿Qué pasó en Santa Isabel el 1º de julio de 1974?

      Delgado: ... con el Negro Pérez llevamos una corona al lugar en donde se lo velaba, en el Congreso. El SMATA toma la posición de rei­vindicarlo, fuimos cuatro dirigentes. Yo tengo algunas contradiccio­nes con Perón... –iba a comenzar a hablar de sus diferencias pero...

      –Mi pregunta es qué pasó en la planta...

      Delgado: Yo creo que en Santa Isabel fue automático, más allá de que la dirigencia toma la decisión de abandonar, de hacer luto; yo creo que un 70 por ciento se sintió muy afectado. No totalmente porque hay algunos que, viste...

      –En Córdoba hay una presencia del radicalismo, histórica...

      Delgado: No, no. Para mí el peronismo y los sectores de izquierda están enquistados en la clase obrera. Yo venía en los colectivos al tra­bajo y viví en dos o tres lugares con distintas características y te puedo decir que había un 10 por ciento que era enemigo de Perón. Y ahí los radicales... Sánchez, un compañero desaparecido, “Sanchecito”, esta­ba pegado a mí y con Rivero le decíamos “salí como delegado, dale”, porque era un chico que hablaba... –imita un tono vigoroso– y cuando hablaba en el baño vos lo sentías así, con esa pasión. Y le decíamos “loco, salí delegado”. Y él “No, no...” Hasta que lo logramos y sale dele­gado, un excelente dirigente. Bueno, él era radical.

      Hadad: Integró la segunda comisión –se refiere a la Lista Marrón.

      Delgado: Después, por supuesto, estuvo en la izquierda. Sé per­fectamente dónde está, ahora no viene al caso decirlo. Yo, perma­nentemente me junto con el Negrito Ramírez...

      Hadad: Se jubiló...

      Delgado: Se jubiló, sí. El otro día estuvo acá con la… comoé... La compañera era del PB, era delegada de Ilasa. La Nidia. Y uno de los compañeros que siempre estuvo ahí medio..., no sabía dónde esta­ba. Vos acordate, estaba en el PCR, estaba en el ERP...

      Hadad: ¡A ver! Si vos ves un tipo que ladra y mueve la cola ¿qué es?... un perro.

      Delgado: ... pero, a ver si me entendés, era muy honesto.

      Hadad: Ah, sí. Muy honesto. Ladra y mueve la cola...

      Delgado: ... pero no era un tipo que te iba a morder.

      Hadad: ... a los ERP le decían perros, ¿te acordás? Entonces, para identificarlos, si ladra y mueve la cola... –se ríe.

      Delgado: Nidia estaba con nosotros porque en algunas acciones estuvo con nosotros... Cuando estábamos en la casa y discutíamos, él era callado más bien, y Nidia imponía, iba al frente, una chica que era delegada y que hizo mucho; como la Negra Olmos, que era otra compañera del peronismo de base. Esa chica estuvo en cana. La metieron en la 13 y la largaron por suerte ahí nomás porque estaba de encargue, menos mal. Felizmente se salvó. Y el Negro Ra­mírez porque se piró. ¡Se piró! A mí me hicieron recagar...

      Hadad: Siempre tuvo perfil bajo el Negro Ramírez...

      Delgado: ... pero estaba marcado. A mí y al chico este que era de lentes gruesos, cómo era...

      Hadad: ¿Solís?

      Delgado: No, Solís no. El de Grandes Motores.

      Hadad: ¿Meloni?

      Delgado: No, Meloni no. Meloni hizo el reconocimiento del Campo de la Ribera conmigo. ¿vos nunca fuiste al Campo de la Ribera? Ahí hay un cuadro así –señala un gran espacio– de Meloni y mío. Nosotros hacemos el primer reconocimiento del Campo de la Ribera en la épo­ca de Alfonsín. Nos pusieron frente a un coronel, creo que era coronel, nos llevaba por delante como diciendo “cómo sabés esto, cómo sabés lo otro, cómo sabés que hay una pileta del otro lado”. Lo cantamos antes de entrar y Gustavo Tobi no pudo conseguir tomar la grabación esa. Porque Gustavo Tobi nos toma y filma, ¿me entendés?, el pimpo­neo ahí afuera. Porque fueron con la Justicia.

      Hadad: Gustavo Tobi, Canal 12.

      Delgado: Ese material lo está buscando todo el mundo. Se hace el pelotudo Gustavo Tobi, dice que está en archivo... Ahora ¿¡de dónde sacan la foto esa!? la foto la dio; porque esa foto en donde estamos con Meloni, a nosotros nos toman y apuntamos, ¿me en­tendés?, cuando ya entramos adentro dijimos “acá está, este es el piletón”. El piletón está. Habían cerrado una puerta...

      Hadad: ¿... en donde hacían el submarino?

      Delgado: Claro, había una rondana arriba... Todavía estaba un ángulo grueso, así de los trenes, viste –se refiere a las vías de tren–. De ahí te colgaban. Vos sentías, vos estabas vendado, ¿viste?

      –Los colgaban y los metían de cabeza en la pileta...

      Delgado: De cabeza en la pileta.

      –Agarrados de los pies...

      Delgado: Agarrados de las patas... ¡No! ¡Nos dejaban colgados, primero! –quiere aclarar que al submarino lo precedía un tiempo colgado cabeza abajo– ...y hubo estrategias que nosotros, gracias a Dios, algunos de nosotros las pasó, digamos bien, dentro de la tortura, fue liviana, ¿entendés? Golpes, simulacros, mojarrita de esa manera, porque hay dos clases de mojarrita, viste... Una es que te van echando agua acá, en la cara..., a eso le dicen la mojarrita. Es como que te vas ahogando, a eso le dicen... ¿broncoaspiración?, no me acuerdo comoé. Hay varios que han fallecido así. Y también se hacía de la otra manera. Nos tiraban como bolsas de papas en el patio y así nos tenían todo el día y cuando llegaba la hora nos daban de comer y vos por abajo veías, ¿viste?

      Hadad: Che, Negro, ¿vos tenés alguna versión de cómo mataron a Salamanca?

      Delgado: No, no. Yo a Machadito... A mí me llevan al Campo de la Ribera, me tienen dos meses y medio con los ojos vendados. A mí me llevan a la San Martín. A mi familia le dicen en ese momento “mirá, estuvo en la clandestinidad pero ahora lo llevan a Chaco”. Mentira. Mi mujer se fue al Chaco con un abogado, ¿viste? Cuan­do fue al sur con el abogado, a mitad de camino lo hicieron ir a la mierda al abogado porque lo iban a meter en cana, la dejaron en el medio del desierto a mi mujer. Para que se cagara, ¿viste? Y todo mentira porque yo en ningún momento me voy de Córdoba. Estu­ve en la San Martín y en Campo de la Ribera. A posteriori, cuando a mí me sacan para llevarme nuevamente a Campo de la Ribera, una noche nos sacan y era generalmente para…

      –Para matar...

      Delgado: la mayoría de las veces sí, otras no, ¿viste? Otras era para darte la libertad. Algo se trascendía, viste... Esa noche esta­ban “los pesados”, como les decíamos, ¿viste? Entraban de guardia esos y seguro que llevaban. A nosotros nos sacan, sacan a cinco y nos tiran en un camión, como bolsas de papas. Y me llevan a La Perla. Y yo en la declaración en los Derechos Humanos lo tengo eso. Ahí, en el camión, siento que me grita uno, que estaba abajo mío y que estaba muy muy muy golpeado, porque apenas llegamos sentí: “¡Ay, ay ay ay...!” y me tiran arriba ¿viste? “¡Yo soy Machado, yo soy Machado, yo soy Machado. ¿Quién sos vos, quién sos vos?”. Yo en ningún momento le contesté. Porque yo estaba compenetrado en..., es que uno tiene un límite, si a mí me hubieran torturado más quién sabe, cuento la muerte de Gardel, porque es la verdad de las cosas, ¿me entendés? Eso, seamos sinceros, estábamos cagados, pero teníamos un límite. El ser humano tiene un límite.

      Hadad: Además, en general, no nos preparan...

      Delgado: ... Lo de Machadito yo lo declaré. Y me contactan de la Jus­ticia, la última vez fue hace ocho meses, vuelvo y relacionan de que aparentemente Machado hubiera muerto antes, junto con Salamanca, y no fue así. Había dos versiones. Por eso me vuelven a llamar para hacer las declaraciones y coincida con otro que había sentido lo mis­mo. Que Machado hasta ese momento estaba con vida.

      Hadad: ¿En qué fecha fue eso, más o menos?

      Delgado: Eso fueeeee... yo estuve dos meses, después estoy un mes y medio.

      Hadad: ¿En qué fecha te cazan a vos?