Manual completo del método pilates. Rael Isacowitz. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Rael Isacowitz
Издательство: Bookwire
Серия: Pilates
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499106298
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parapente, ciclismo, snowboard o esquí– influye de manera positiva en nuestra personalidad. Sin duda los beneficios físicos son importantes; sin embargo, los efectos sobre la personalidad acarrean implicaciones infinitas. Influyen en tu funcionamiento, en cómo te sientes, en tu relación contigo mismo y con los demás, y en el éxito en cualquier aspecto de la vida. Sencillamente, hace que te sientas bien. Y si te sientes bien, funcionas bien, te sientes realizado y la vida parece más completa. El viejo dicho que afirma que en un cuerpo sano habita una mente sana podría en realidad ir un paso más allá: es una mente sana la que gobierna un cuerpo sano.

       Beneficios del Pilates

      Desarrolla muchos aspectos del bienestar físico: la fuerza, la flexibilidad, la coordinación, la velocidad, la agilidad y la resistencia física.

      Aumenta la conciencia corporal.

      Potencia el control del cuerpo.

      Enseña una correcta activación de la musculatura.

      Corrige la postura y la alineación.

      Facilita el funcionamiento óptimo de los órganos internos.

      Mejora el equilibrio y la propiocepción.

      Profundiza en la respiración y en los beneficios físicos y psíquicos que genera.

      Facilita la concentración y la capacidad de centrar la atención.

      Favorece la relajación y la liberación de tensiones.

      Ayuda a mantener en un estado óptimo la musculatura y la estructura ósea.

      Ayuda a las embarazadas proporcionándoles un ejercicio seguro, eficaz y sin impactos.

      Sirve de entrenamiento alternativo a los deportes y las actividades cotidianas.

      Distribuye la masa corporal de manera más estética (la gente afirma sentirse y verse más estilizada).

      Ofrece una vía hacia la armonía interior mediante un cuerpo en forma.

       La unión de cuerpo y mente

      El debate sobre la conexión entre cuerpo y mente se pierde en la noche de los tiempos, aunque cada cierto tiempo resurge como una corriente marina. Durante las décadas de 1970 y 1980 presenciamos modas que se centraron en el físico –métodos basados en un duro trabajo y con lemas tan nefastos como «Para ganar hay que sufrir» o «Trabaja hasta caer rendido»–. En los últimos tiempos, la industria del fitness ha retomado el interés por la conexión de cuerpo y mente, y por sistemas de movimiento integrado más tranquilos, introspectivos y delicados. Hemos presenciado el surgimiento de la popularidad del yoga y el Pilates, el interés por mimar el cuerpo en lugar de castigarlo, y una renovada vocación por desarrollar la fuerza de la conexión entre cuerpo y mente. Las pruebas de dicha conexión no dejan de acumularse, sobre todo gracias a los estudios basados en las técnicas de exploración por la imagen mediante gammagrafía cerebral, que muestran cambios en el encéfalo como resultado de los cambios en el cuerpo, y viceversa.

      Joseph Pilates creó su sistema de ejercicios con la intención de que sus efectos se notaran en todos los ámbitos de la vida –desde los movimientos hasta las relaciones interpersonales, con la finalidad de mejorar el rendimiento en el día a día–, de modo que abriera el camino hacia el bienestar total. Estaba convencido de que la práctica generalizada de su sistema, basado como sabemos en la conexión entre cuerpo y mente, eliminaría muchas enfermedades y desequilibrios sociales. El método Pilates no es sólo una serie de ejercicios; es una forma de vida, una filosofía. El transcurso del tiempo y, de nuevo, la práctica del Pilates nos recuerdan que este sistema actúa sobre el ser humano en su totalidad. Nos obliga a ser conscientes de los cambios que obra a diario a todos los niveles. Estos cambios son positivos (como el rejuvenecimiento y el aumento de la energía) o negativos (como el aumento del estrés y las dolencias). Para cosechar los verdaderos frutos del Pilates es necesario integrarlo y que forme parte de tu vida, lo cual la enriquecerá día a día. La práctica del Pilates no es otra cosa que aspirar a encontrar el equilibrio y desarrollar al máximo el potencial del cuerpo, la mente y el espíritu.

      La clave de los efectos positivos del Pilates radica en sus principios y no en sus ejercicios ni en sus aparatos. Se trata de un sistema integrador del cuerpo y la mente que, al contrario de lo que sucede con muchos otros tipos de ejercicio físico, ejercita bastante más que aspectos cuantificables del movimiento humano, como la fuerza, el grado de movilidad y la tolerancia física. Pilates integra aspectos como la conciencia corporal, el equilibrio, el control, la eficacia, la funcionalidad y la armonía, así como los profundos y duraderos efectos que tales aspectos tienen sobre el cuerpo y la mente. De este modo se desarrolla la estabilidad, se refina la postura, se mejora la mecánica del movimiento, se reeducan los patrones de activación muscular y se refuerza el funcionamiento y el bienestar, pues éste y no otro es el objetivo final de cualquier plan adecuado de acondicionamiento físico. Pilates es un método que mejorará todas las facetas de tu vida.

       Los tres principios supremos

      Retorno a la vida a través de la contrología comienza con las siguientes palabras: «Estar en forma es el primer requisito para ser feliz». Es una afirmación arriesgada, incluso pretenciosa, si bien el libro pronto deja claro que Joseph Pilates reconocía que no hay dos personas que posean las mismas capacidades. Lo que afirma en su frase introductoria es que el cuerpo y la mente están estrechamente vinculados, y que el estado del cuerpo influye en el estado de la mente, y viceversa. En sus escritos y en sus clases, Pilates no dejó nunca de reiterar que la condición física no sólo influye en la felicidad, sino que también lo hace en otros muchos estados mentales (positivos o negativos, dependiendo del estado del cuerpo), como la relajación, el placer, la ansiedad y la depresión. Afirmaba que mediante el despertar de miles de células inactivas, también despertamos miles de neuronas inactivas. La estimulación del cuerpo mejora el funcionamiento de la mente. En esencia, se trata de que los músculos ejerciten el cerebro.

      A pesar de la extensión, complejidad y alcance del método Pilates, tres principios se mantienen inalterables. Yo los denomino principios supremos, pautas con las que iniciar de por vida un camino de exploración del Pilates. Tal vez, a medida que se realicen nuevos estudios de investigación y se defina una terminología más moderna, cambie la forma de definir ciertos elementos del trabajo y de describir los movimientos. Pero no son más que palabras o el glosario del sistema. La filosofía comprendida en estos principios nunca cambia, porque estamos hablando de la esencia del sistema.

      1.Coordinar con precisión el cuerpo, la mente y el espíritu. Este objetivo es la fuerza rectora del método: integrar en cada ejercicio el equilibrio de cuerpo, mente y espíritu. Tal como escribió Pilates en Retorno a la vida a través de la contrología, la obtención de este equilibrio «se manifiesta en una postura perfecta». Si se ignora este principio y no se integra en el trabajo físico, se experimentará que el cuerpo carece de esta energía vital. A pesar de que el cuerpo, la mente y el espíritu mantienen una relación en continuo cambio, estos componentes están siempre presentes a lo largo de la vida. Practicando Pilates nos hacemos conscientes de esta interrelación. Encontrar su equilibrio es el trabajo de toda una vida.

      2.Alcanzar el ritmo natural interno asociado a todas las actividades subconscientes. El nivel más alto de aprendizaje motor que se puede alcanzar es aquel en que se practica la acción hasta que la realizamos de manera subconsciente. Esto no significa que la realicemos sin concentración ni conciencia; al contrario, a medida que el patrón de movimiento se imprime en la memoria muscular, se vuelve intuitivo y entonces es posible centrarse en perfeccionarlo, en vez de invertir nuestras fuerzas en aprender la acción en sí. La maestría no se alcanza en poco tiempo; es el premio a un entrenamiento regular durante un largo período, en ocasiones años. En su libro The Outliers, Malcolm Gladwell pone en duda el «principio de las diez mil horas», según el cual una persona necesita esas horas de práctica para dominar una destreza, sea cual fuere. Además de paciencia y resistencia física, dicha práctica exige disciplina y compromiso a todo nivel. Es este tipo de dedicación a la práctica del