Captura de pantalla de Child Soldier’s de las paredes del centro de menores de Gulu con dibujos reales.
En ese momento, aparecen varias cinemáticas que nos trasladarán a la selva y veremos varios de los soldados (dos de ellos niños) que protegen a Joseph Kony. El encuentro tiene lugar de noche, en un sitio aislado, acompañados por el ruido de la hoguera y el de innumerables insectos. En primer lugar, le concretaremos que este es un encuentro no oficial. Pese a ello, se mostrará ansioso por escuchar nuestros argumentos. A partir de ese instante se desencadena una conversación en la que deberemos estresar a nuestro interlocutor para que cuente realmente la verdad. Para lograrlo, y previamente a todas nuestras visitas a los diferentes enclaves del conflicto, usaremos siete categorías de argumentaciones intrínsecamente relacionadas con toda la narrativa del juego: acciones militares futuras; pruebas irrefutables de la ICC; negociación de un tratado de paz; pruebas de soldados del LRA que se han acogido a la amnistía gubernamental; pruebas de ataques del LRA a poblados y campos de desplazados; y algunos creen que en el fondo Kony quiere la paz. Una de las primeras cuestiones que provocará su enfado y exaltación será el posible proceso de paz. Lo rechaza tajantemente, que ya lo intentó en el pasado, argumenta, pero el presidente Museveni no quiere realmente la paz porque lo persigue con rabia y sin cesar. Si apelamos a nuestro as argumentativo de la paz, golpeará la mesa y amenazará con perseguir a todo aquel que difunda el bulo de que él quiere rendirse. Podemos cambiar de tema (aparecen simbolizadas en la parte inferior del menú, ver imagen 5) y centrarnos en los ataques que el LRA ha perpetrado en la región de Gulu. Responde que solo ha mandado tropas a esa zona para mostrar su poder al Gobierno. Se presenta como «un luchador de la libertad, el que traerá la Luz y la Palabra de Dios». Negará los asesinatos y mutilaciones que le imputa la ICC, explicando que todo es obra en realidad del UPDF para inculparlo ante la opinión internacional. No teme a las fuerzas armadas estatales, «soy como un zorro, siempre escapo. Dios y los espíritus sagrados me susurran al oído mis planes». Al emplear nuevamente una de nuestras argumentaciones, a partir de conversaciones como la que tuvimos con Dalson Oyo, reconocerá algunos de estos ataques puntuales, pero responderá con violencia apelando a la Biblia (Mateo 5: 27-30), tergiversando su mensaje, explicando que «si alguien te ofende con la mano, se la cortas; y si lo hace con el ojo, se lo arrancas». Se autonombra el restaurador de la Tierra Prometida de los acholi. Pese a todas nuestras réplicas y matizaciones, al final de la entrevista Kony sigue negándose a alcanzar la paz si la ICC no retira sus acusaciones. Muchas de las frases y argumentarios que aparecen se inspiran, si llevamos a cabo un ejercicio de comparación, con la entrevista que el periodista independiente británico Sam Farmar le realizó en junio de 2006 y que se puede visionar en Vimeo(Farmar, 2006).
Captura de pantalla de Child Soldier’s en la que se representa el encuentro final con Joseph Kony.
Podremos optar por tres finales diferentes: avisar por radio al Ejército de la ubicación del campamento del LRA (se producirá una matanza sin ningún tipo de resultado positivo, pues el conflicto seguirá abierto y Kony escapará); aceptar sus peticiones, negando el sufrimiento del pueblo ugandés; y, la más lógica, explicar que la ICC seguirá con su proceso. Si escogemos esta vía, nos despedirá con una clara advertencia: «La selva es muy peligrosa de noche». Varias cinemáticas nos ofrecerán a varios niños de la guerra armados hasta los dientes, con expresión triste, preparados para continuar con su trágico y obligado destino, la violencia indiscriminada, y, finalmente, la muerte. En el epílogo, Christine Akello, en forma de diario, mostrará su pesimismo por lograr una solución pacífica a este conflicto, más aún cuando el LRA reanudó sus ataques desde el Congo. Se llegará a plantear su propia labor: «¿Tendría que haber hecho las promesas que él quería? No lo sé».
A fecha de 2020, y como hemos explicado, la crisis en Uganda, pese a tener varios frentes y conatos de violencia puntuales, ya no es un conflicto armado en sentido estricto. El LRA apenas tiene presencia y miles de sus miembros se han acogido a un proceso de amnistía y reconciliación. Por el camino, un sinfín de personas de todas las edades han padecido todo tipo de sufrimientos. Aunque se le ha achacado en algún portal especializado (Stone, 2009) un argumento frágil, e incluso un poco absurdo, consideramos a Child Soldier’s una excelente herramienta educativa e informativa sobre las complejidades de la realidad en Uganda en las últimas décadas. Su excelente documentación, sus múltiples puntos de vista, con la intención de no forjar un relato unidireccional y la apelación constante a la negociación y la mediación como herramientas indispensables para la resolución de conflictos son dignos de admirar.
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3 Como explica Stewart (2009), estas desigualdades se producen entre grupos que comparten cierta identidad y se manifiestan en una o varias de las siguientes dimensiones: participación política, activos (tierra, capital, crédito, recursos naturales), oportunidades laborales e ingresos y acceso a los servicios sociales (educación, sanidad, agua potable, vivienda). La identidad con base en la cual se diferencian los grupos puede estar definida por vínculos de clase, lazos religiosos o étnicos, afiliaciones raciales u otras características relevantes que mantienen unidos a conjuntos significativos de personas.
4 Es una de las etnias africanas que pueblan el centro del continente. Se distribuyen entre Uganda (un 4 % de la población) y Sudán del Sur. Es una etnia nilótica. Durante el Gobierno de Idi Amin Dadá (Uganda, 1971-1979) fueron perseguidos y masacrados. Históricamente han mantenido fuertes tensiones con las regiones del sur del país.
Capítulo 2
Conflictos y crisis humanitarias en África II
Ruanda:Hush
Fotografía de James Nachtwey extraída de Hush.
Factores como el miedo, la tristeza, la alegría, el odio… generan dinámicas y narrativas que convierten al jugador en algo más que un observador pasivo del producto tecnológico que se le presenta desde las pantallas. Este componente emocional ha estado muy presente en los innumerables conflictos que han azotado a la humanidad desde sus inicios. Uno de los enfrentamientos más virulentos, y que incluso ha dado lugar a la utilización del término genocidio, es el referido a la guerra de Ruanda en 1994. Teniendo en cuenta todos estos condicionantes y para profundizar en la recepción del mismo en Occidente, así como en su particular recreación, hemos optado por el serious/newsgame Hush. Creado en 2007 por un grupo de estudiantes de la University of Southern California Interactive Media nos muestra su particular interpretación de la matanza de civiles tutsis en Ruanda en los años noventa. La dinámica y el storyboard, con un fuerte e intenso componente psicológico, es muy sencilla pero efectiva. Nos ponemos en el papel de Liliane, una madre tutsi, que intentará silenciar a su bebé mediante una canción de cuna. El entorno gráfico,