Debatir la sociología. Gisela Zaremberg. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Gisela Zaremberg
Издательство: Bookwire
Серия: Serie Debate Renovado e Innovador de las Ciencias Sociales
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786078517848
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de su creación a partir de un evento originario ocurrido hace seis mil millones de años reintroduce en el estudio del cosmos las nociones de acontecimiento, singularidad y contingencia. El universo físico está, sin duda, compuesto por elementos constantes, regulares y repetitivos, pero al mismo tiempo es un acontecimiento por su carácter singular y phénoménal. El cosmos, como señalara Edgar Morin, es al mismo tiempo “universo y evento”. Su desarrollo no obedece a una lógica dialéctica interna, a la manera hegeliana. Al contrario, la naturaleza singular y evolutiva del mundo es inseparable de su naturaleza accidental y acontecimental.

      Este mismo carácter contingente y acontecimental de los fenómenos físicos se observa en el nivel micro en el que la partícula-unidad exhibe ciertos elementos como la discontinuidad, la indeterminabilidad y la improbabilidad propios del evento (Morin, 1972, pp. 6-8). En suma, “a nivel astronómico-cósmico, al nivel de historia de la física y al nivel de la observación microfísica, vemos que las características propias y favorables al evento: actualización, improbabilidad, discontinuidad, accidentalidad, se imponen en la teoría científica” (Morin, 1972, p. 8).

      Por el contrario, en tanto que han buscado una cientificidad a la manera de la física clásica, las ciencias sociales han preferido, las más de las veces,

      demostrar que el evento no es tal; que la novedad no es tan novedosa; que su surgimiento se inscribe dentro de una perspectiva histórica, una tradición cultural o una lógica social. Una vez más, los cientistas sociales se [han] esforzado por reducir la sorpresa del acontecimiento: lo que sucedió estaba inscrito en el pasado, inmediato o lejano. A posteriori, el acontecimiento pudiera haber sido previsto… (Bensa y Fassin, 2002, p. 5).

      Por lo que, si bien en su investigación empírica, las ciencias sociales han sido confrontadas constantemente por eventos, acontecimientos, rupturas y bifurcaciones, en sus debates teóricos les han dejado muy poco espacio.

      Es el caso de la sociología, pues buena parte de esta disciplina, sobre todo aquella de matriz durkhemiana, se fundó en contra de las explicaciones sociales que enfatizaban la contingencia y los acontecimientos, en favor del estudio de la estructuras, los patrones y las regularidades. Incluso la sociología weberiana que al ser concebida como una ciencia histórica no adoptó, como la francesa, una posición de rechazo frente a la contingencia de lo social, rara vez analiza las singularidades históricas en clave de acontecimiento.1

      Sin embargo, después de un largo eclipse, el acontecimiento ha recobrado una extraordinaria prominencia en aquellas tradiciones sociológicas afines a él y ha irrumpido con fuerza en aquellas que lo rechazaban, no se interesaban en él o lo habían tematizado de manera insuficiente.2 El “retorno” o “renacimiento” de la noción de acontecimiento ha sido particularmente intenso en Francia en donde su cuestionamiento, subteorización y rechazo fueron más radicales y en donde se han desarrollado en los últimos años las propuestas y los debates más interesantes en torno a este concepto y a su importancia para las ciencias sociales.

      Así, el propósito de este capítulo es ofrecer una cartografía conceptual sobre la noción de acontecimiento tal y como ha sido recuperada recientemente en la filosofía francesa, con algunas referencias al trabajo de historiadores y sociólogos también franceses. El fin del recorrido consiste en identificar sus posibles contribuciones al estudio de los fenómenos sociales, en particular a la comprensión de la acción social, el sujeto y el cambio social, temas clásicos dentro de la sociología que requieren ser pensados de una manera renovada e innovadora.

      El capítulo inicia con una breve discusión sobre el concepto de acontecimiento. A continuación se discute su recuperación como “ruptura instauradora”. Posteriormente se presenta la hermenéutica del acontecimiento para después abordar la relación entre sujeto y acontecimiento. En las dos últimas secciones se aborda la experiencia del acontecimiento y la relación acontecimiento/estructura. El texto concluye con unas reflexiones finales.

      ¿Qué es un acontecimiento?

      En su sentido más laxo el evento o acontecimiento es un “hecho diverso”, es todo aquello que de una manera u otra “tiene lugar” o “llega”: “la aparición de un cometa en el cielo nocturno, un eclipse solar, la lluvia en un día soleado, un tsunami, un nacimiento, un accidente, una muerte súbita” (Greisch, 2014, p. 41). Puede hacer referencia tanto “a un desastre natural devastador”, al “escandalo más reciente provocado por una celebridad”, “al triunfo del pueblo o a un cambio político despiadado”, así como “a la intensa experiencia de una obra de arte o a una decisión íntima” (Žižek, 2014, p. 15).

      La noción de acontecimiento comprende entonces una variedad grande de fenómenos: naturales, sociohistóricos, políticos, culturales, biográficos, individuales y colectivos, ínfimos y trascendentales. Sin embargo, sea cual sea su naturaleza, escala o intensidad un acontecimiento no es una ocurrencia, un suceso o un fenómeno cualquiera.

      El acontecimiento se define, en un primer momento, por su impredecibilidad, su ininteligibilidad y su novedad. Para que la afirmación de un evento como acontecimiento pueda tener lugar, primero debe pasar algo indescifrable dentro de los códigos establecidos en una situación dada (Badiou, 2006; Bensaid, 2004, p. 104). Esta afirmación supone que aquello que sucede o acontece no es nunca, en sí mismo, un acontecimiento.

      A diferencia de un hecho, la ocurrencia de un acontecimiento no se puede predecir a partir de las descripciones de los fenómenos que lo preceden. El acontecimiento es azaroso por naturaleza y se caracteriza por la impredecibilidad de lo que habría podido o no ser. Es decir, un acontecimiento no se puede anticipar fuera de una situación singular, ni tampoco puede deducirse de esta: “no puede ser reducido a una situación (previa) ni deducido de ella, ni es tampoco generado por ella. Surge “de la nada” (la nada que era la verdad ontológica de esta situación anterior)” (Žižek, 2001, p. 147, citado en Fernández, 2016, p. 18).

      ¿Cómo determinar si aquello que llega o tiene lugar es indescifrable dentro de los códigos establecidos? El filósofo Alain Badiou nos ofrece la siguiente respuesta: Si es posible decidir, usando las reglas del conocimiento existentes, que el enunciado “este acontecimiento pertenece a la situación” es verdadero o falso, entonces no se trata de un acontecimiento (Camargo, 2010, p. 103), pues una de las características del acontecimiento es que inaugura su propio régimen de conocimiento.

      En consecuencia, la verdad a la que da lugar al acontecimiento “no puede entenderse sino como un axioma de verdad, que en cuanto tal constituye su propia base de sustento; se presenta al mundo sin ningún antecedente conocido, como un aparecido, un extraño que le grita al mundo he aquí A, desde ahora, nunca desde antes” (Camargo, 2010, pp. 103-104). En síntesis, el acontecimiento:

      […] es ese principio múltiple que, al presentarse, exhibe la inconsistencia subyacente en todas las situaciones, y en un instante arroja al pánico, sus clasificaciones constituidas. La novedad de un evento se expresa en el hecho de que interrumpe el régimen normal de la descripción del conocimiento, que siempre se basa en la clasificación de lo conocido, e impone otro tipo de procedimiento a quien admite que, justo aquí en este lugar, algo hasta ahora sin nombre ocurrió real y verdaderamente (Meillassoux, 2011, p. 2).

      El acontecimiento como ruptura instauradora

      Uno de los rasgos distintivos de la noción de acontecimiento, tal y como es desarrollada tanto en la filosofía como en la historiografía francesas de finales del siglo XX y principios del XXI, es que retoma como antecedente la noción griega de kairós (Dosse, 2013), que introduce simultáneamente la idea de ruptura y la de apertura. El acontecimiento sería así una “ruptura instauradora” (Tavera, 2019, p. 165).

      El acontecimiento como ruptura

      A diferencia de un hecho histórico, los acontecimientos no se reducen a una fecha ubicada en una línea de tiempo. Por el contrario, los acontecimientos “inauguran el tiempo y lo temporalizan” (Romano, 2008, citado en Jay, 2012, p. 152). Su tiempo, como diría Jay (2012), no es el presente o el pasado, sino el futuro.