Turbulencias y otras complejidades, tomo I. Carlos Eduardo Maldonado Castañeda. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carlos Eduardo Maldonado Castañeda
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789587391701
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otro plano, que hay interdisciplinariedad porque trabajan historiadores y economistas, o antropólogos y sociólogos, o politólogos e internacionalistas, por ejemplo. En todos los casos, hay autoengaño por parte de las comunidades académicas y de investigación. Pues la verdadera interdisciplinariedad no sucede al interior de grupos o familias de ciencias o disciplinas. Por el contrario, sucede cuando trabajan familias y grupos distintos y cruzados. Las neurociencias constituyen un ejemplo conspicuo de verdadera interdisciplinariedad. Algo que en nuestros países está aún lejos de suceder.

      Uno de los programas de investigación científica de más largo alcance de punta hoy es el estudio del cerebro. De un lado, por ejemplo, encontramos la Brain Initiative en Estados Unidos, y de otra parte, en la Unión Europea, el Human Brain Project.

      La psicología, las ciencias cognitivas, las ciencias del comportamiento, las neurociencias y las tecnologías aplicadas a las mismas: cinco áreas perfectamente entrecruzadas entre sí, y de una importancia estratégica desde varios puntos de vista.

      El estudio del cerebro apunta directamente a conocer su estructura y funcionamiento, algo sobre lo cual, si bien la ciencia ha ganado un amplio terreno, es demasiado lo que falta por conocer. Al fin y al cabo, la condición mínima a partir de la cual los seres humanos hacen algo o dejan de hacerlo es el conjunto de sus creencias, temores, ilusiones, deseos, fantasías, creencia, frustraciones, angustias y relaciones con el entorno y con el mundo circundante. Es en el cerebro donde se incuban todas estas instancias.

      Pues bien, a partir de, en relación con, las iniciativas y proyectos e investigación sobre el cerebro han emergido algunos campos singulares directamente vinculados o extensiones de las investigaciones en curso. Los más importantes de estos campos son los siguientes:

       Neuropsicología: estudia las relaciones entre los procesos mentales y los comportamentales, directamente vinculados con el conocimiento del cerebro. El neuropsicólogo elabora el diagnóstico y tratamiento de los problemas cognitivos, de comportamiento y emocionales que pueden ser el resultado de procesos en el cerebro.

       Neuroética: originariamente vinculada a la bioética, la neuroética consiste en el estudio de los valores, principios y comportamientos éticos y no éticos que tienen los individuos, de modo que puedan elaborarse diagnósticos y explicaciones acerca de por qué y cómo determinados individuos y colectividades actúan con base en tales criterios éticos, o bien en aquellos otros. No en última instancia, se trata de conocer los valores éticos y morales que se anidan en el cerebro de grupos y sociedades.

       Neuroderecho: el sentido de una acción estaría anidado en el cerebro. Así, se trata de estudiar por qué existen patologías jurídicas, comportamientos ilegales, comportamientos antiéticos y tendencias a subvertir la ley con una u otra justificación. El neuroderecho permite conocer y anticipar conductas delictivas a partir del estudio del funcionamiento del cerebro en determinados ámbitos sociales, económicos, religiosos o militares.

       Neuromarketing: ¿por qué hay un tipo de consumidores y no otros? ¿Por qué hay ciertas preferencias y cómo y por qué cambian? ¿Cómo son los sentidos afectivos y emocionales que permiten el consumo o lo inhiben? ¿Cómo surgen y se mantienen los gustos de las personas? Estos son algunos de los ejes del neuromarketing. Todo a partir de determinados estímulos de mercadeo, combinados con propaganda, publicidad y diseño.

       Neurociencias sociales: de entrada, este grupo de ciencias, o enfoque, se concentra en la interface entre el sistema biológico de los seres humanos y sus comportamientos, poniendo énfasis en las relaciones entre el sistema hormonal y el sistema neurológico. De suerte que el cruce entre afectos y emociones, conjuntamente con procesos cognitivos y mentales, se erige como basamento para la comprensión del mundo social. Más puntualmente, el interés radica en la forma como los comportamientos sociales están marcados o influidos por el sistema inmune, el sistema endocrino, los procesos de metabolización y los aspectos mentales e intelectuales.

       Neuroeducación: establecer por qué hay individuos y grupos que aprenden rápidamente y otros más lentamente es el objeto base de las preocupaciones de la neuroeducación. Es así como el aprendizaje y la didáctica deben poder encontrar en las neurociencias (funcionamiento del cerebro) las razones mismas de la pedagogía. En ningún área es tan evidente que el aprendizaje y el funcionamiento del cerebro forman un todo integrado que habrá de determinar las capacidades, las habilidades y las destrezas de los estudiantes o aprendices.

       Neuropolítica: una de las áreas más sensible de las aplicaciones de las ciencias neurológicas que la política en general. Esto, todos los gestos, gustos, comportamientos e ideas acerca de poder, alianzas, relaciones, aceptación del statu quo, rechazo del mismo y otros aspectos concomitantes. En una palabra: quién es amigo del sistema y quién no lo es, tanto como quien podría no serlo. La ciencia de grandes bases de datos, el uso de las tecnologías sociales, internet y machine learning, las redes sociales y las tecnologías de comunicación (celulares, etc.) resulta capital en este plano. La idea aquí no es tanto diagnosticar comportamientos, como leer la mente de los usuarios y ciudadanos y entonces anticipar comportamientos.

      Existe, naturalmente, una muy fuerte imbricación entre los campos antes mencionados. Y si en todo el uso de las nuevas tecnologías es determinante, en ninguno lo es como en la neuropolítica. En todos los casos, el afán es finalmente uno solo: conocer el cerebro para controlar comportamientos, conocer el cerebro para predecir conductas.

      ¿El cerebro? Una observación puntual se impone. En realidad, los seres humanos poseen tres cerebros ensamblados en una sola unidad. Estos tres cerebros son: el reptiliano (emociones), el sistema límbico (sentimientos) y el neocórtex (ideas y conceptos). No es evidente que las grandes, las mejores y las más altas decisiones tengan lugar en el neocórtex.

      Vivimos una época que es verdaderamente una bisagra y, en ella, el estudio del cerebro resulta estratégico desde muchos puntos de vista. Asistimos apenas a los primeros atisbos de lo que se viene por delante.

      Vivimos un mundo crecientemente informado, un mundo en el que la información crece a ritmos descomunales. Sin embargo, contra todas las apariencias, la razones no son culturales, científicas o tecnológicas, por ejemplo. Las razones hay que buscarlas en la física.

      En efecto, la base para comprender el tema se encuentra en dos planos distintos, pero paralelos. De un lado, en la termodinámica, y de otra parte en la teoría de la información de C. Shannon.

      El contenido de información de un evento depende de cuán sorprendidos estamos por la probabilidad del evento que ocurre. Más exactamente, cuanto más sorprendidos nos encontramos, mayor información contiene el evento. Así, por ejemplo, los eventos predecibles, normales, anticipables; digamos incluso, los eventos aburridos –todos ellos– contienen poca información. Por el contrario, cuanto más sorpresivo es un acontecimiento, mayor información contiene. La cantidad de la información del mundo es directamente proporcional a la sorpresa, la aleatoriedad, en fin, la baja probabilidad del evento.

      Pues bien, en un mundo crecientemente interrelacionado, un mundo que, literalmente, se ha vuelto pequeño en virtud de la información cruzada e interdependiente; en otro plano, en un mundo en el que los saberes se implican recíprocamente unos a otros y en el que los planos y los contextos son cada vez menos disyuntos, en un mundo semejante, eventos cada vez más improbables emergen. Y con ello, ganamos en información.

      En verdad, cuando el mundo era de suma cero, una cantidad de información no tenía alcances globales y de largo alcance. Por el contrario, una vez que vivimos un mundo diferente de suma cero –ahora que nos encontramos en la cuarta revolución industrial–, eventos cada vez menos probables emergen y contienen información creciente, previamente inesperada e inaudita.

      Los sistemas vivos