En el mundo, tras la crisis de las hipotecas, viene la crisis de los cereales, en nuestro país los camioneros paralizan el país en julio por la subida del precio de los combustibles, además de porque su sector se resiente por algo que a todas luces es un hecho: la explosión de la burbuja inmobiliaria española. Ese mismo verano, el gigante inmobiliario Martinsa-Fadesa presenta el mayor concurso de acreedores de la historia de nuestro país, con un pasivo de 7.000 millones de euros. En septiembre es el sector automovilístico el que sufre una aplastante caída de ventas. La economía mundial, la economía española, el modelo neoliberal-especulativo basado en grandes movimientos de cifras en los parqués, con una base cada vez más cuestionable en la economía real, empieza a caer como un castillo de naipes.
El 15 de septiembre de 2008 quiebra Lehman Brothers. El día 16, muchas familias, como años antes habían hecho en la tarde de la retirada de las tropas, se pegan al televisor atentas a las noticias. Iñaki Gabilondo, que en aquel momento presenta el informativo de la noche de Cuatro, pone palabras a lo que todos sabían, pero nadie había querido ver en toda aquella década:
El gran globo financiero se ha pinchado. El capitalismo salvaje, el de los beneficios locos, el gran superpoder triunfante, ha explotado. Un poder autónomo, sin control democrático alguno, que amasó inmensas fortunas, que especuló sin freno y con riesgos insensatos y ahora pide socorro al dinero público para salvarse. Su ambición, su bulimia irrefrenable está destrozando nuestros ahorros, disparando nuestras hipotecas y pulverizando nuestros puestos de trabajo. Pero ninguna representación de esas grandes corporaciones, ni de las instituciones que los agrupan, se cree en la obligación de dar explicaciones públicas. Se sienten técnicamente en apuros, pero no perciben el más mínimo reproche social, y no lo perciben porque, sencillamente, no existe ningún reproche. Ni siquiera son frecuentes los comentarios periodísticos críticos, exigentes. Todo se detiene en el plano político nacional, cada país dispone, como chivos expiatorios, de sus gobiernos. Ahí, en los pecados de nuestros gobernantes, se acaba todo. Denunciamos sus errores de previsión y ni se nos ocurre juzgar los colosales errores de cálculo de los gigantes mundiales de las finanzas. Cada día es más claro, y más desalentador, que la democracia es solo la apariencia del poder, con poquísimos márgenes de maniobra, un rompeolas en el que revientan las iras ciudadanas y la soberanía popular, el juguete que se regala a los niños para que se entretengan. Muy por encima, impune e inmune, se mueve el verdadero poder, irresponsablemente. ¿Aprenderemos algo?, no es probable[8].
El 11 de noviembre de 2008, The Economist publica un reportaje especial sobre España con un descriptivo título: «The party’s over», la fiesta ha terminado. Si en 2006 se llegaron a edificar 760.000 nuevas viviendas, concentrando el 60 por 100 del crédito, en 2008 apenas rebasaban las 150.000.
A pesar del Plan E, un intento del Gobierno por paliar con dinero público los estragos de la crisis, todo son malas noticias en economía. Se interviene la Caja de Castilla-La Mancha, se suben los impuestos al alcohol y el tabaco por primera vez desde 1996 y el año acaba con unas terroríficas cifras de paro: 4.326.500 desempleados. La destrucción de 1,2 millones de puestos de trabajo, 378.000 de ellos en la construcción. Un 39 por 100 de paro entre los menores de veinticinco años. Cifras que aún tendrían espacio para empeorar.
En 2019 se aprueba el plan Madrid Nuevo Norte, una gigantesca operación especulativa que transformará la zona de Chamartín y, por ende, al resto de la capital. En 2009 se terminan de edificar cuatro nuevos rascacielos en la zona, los más altos de España, colosos de un tiempo de codicia y ceguera que se acababa y que ahora vuelve, resultado de la distancia del presente, ese espacio que nos lleva a cometer los mismos errores, esos que hacen más abultado el bolsillo de los que ya tenían, esos que llevan al desastre a unos cuantos millones más.
Estas páginas solo han sido una introducción apresurada a la historia que vamos a recorrer, la fila que hay que esperar antes de montar en la vagoneta de la montaña rusa. Quizá el mejor resumen de esta primera década de siglo me lo proporcionó un amigo que hoy trabaja emparejando gente en un conocido programa de televisión: fueron los años donde, a pesar de nuestros trabajos precarios, creímos que el presente se podía extender indefinidamente como un colocón de MDMA. Pero las noches siempre se acaban, los discos dejan de girar y las amantes se vuelven huidizas a la luz del sol. La generación que siempre creyó que lo suyo era fumar en boquilla tuvo que descubrir el tabaco de liar. Abróchense el cinturón, este libro va a comenzar.
[1] https://elpais.com/diario/2001/11/04/domingo/1004848235_850215.html
[2] https://elpais.com/diario/2001/12/21/catalunya/1008900444_850215.html
[3] El Siglo (2001), n.o 487.
[4] https://www.elmundo.es/elmundo/2004/04/18/espana/1082309812.html
[5] https://www.lavanguardia.com/opinion/20160327/40694032095/diez-anos-despues-del-estatut.html
[6] Manuel Vázquez Montalbán, Obra periodística 3. Las batallas perdidas. Obra periodística 1987-2003, Barcelona, Debate, 2012.
[7] https://www.lavanguardia.com/politica/20140907/54414751595/pacto-que-habria-cambiado-todo.html
[8] http://www.radiocable.com/gabilondo-noticias4-15-9-2008.html
Capítulo 1
Descalabro
(2010)
Eyjafjallajökull. No se esfuercen en intentar pronunciarlo, para un castellanoparlante, en general para cualquier persona que no hable islandés, es una proeza como poco imposible. Eyjafjallajökull es el nombre del volcán que hizo que Europa mirara al cielo a comienzos de la anterior década. La enorme cantidad de cenizas expulsadas a la atmósfera paralizó el tráfico aéreo entre el 14 y el 20 de abril de 2010 y nos demostró, aunque fuera por unos días, la certeza de nuestra impotencia y escasa dimensión ante la fuerza desatada de la naturaleza. Algo muy parecido nos pasó a millones de ciudadanos de todo el continente, pero en especial a los de los países periféricos, con otra fuerza, más que incontrolable descontrolada, llamada economía.
Miércoles, 12 de mayo de 2010. Sesión plenaria número 153 de la IX Legislatura. Comparecencia a petición propia del señor presidente del Gobierno ante el Pleno del Congreso para informar de la reunión extraordinaria del Eurogrupo, del 7 de mayo, en relación con la situación de Grecia y la de los mercados financieros. José Luis Rodríguez Zapatero, en uno de esos juegos de espejos y negativos que la política y la vida nos brindan más a menudo de lo que creemos, marcó su carrera con dos acontecimientos. Si el primero ya ha aparecido en el previo a esta historia, la retirada de las tropas de Irak recién llegado a La Moncloa en 2004, en el ecuador