La cábala. Mario Saban. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mario Saban
Издательство: Bookwire
Серия: Psicología
Жанр произведения: Зарубежная психология
Год издания: 0
isbn: 9788499888163
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interior es el reflejo del vacío exterior que ha creado el Ein Sof para que nuestro Yo tenga consciencia de Yo. Es más, no existe nuestro Yo si no existe un vacío en el interior del Ein Sof, es decir, que nosotros como entes fragmentados existimos gracias al vacío del propio Ein Sof. Sin el vacío del Ein Sof todo sería Ein Sof y no podría existir un Yo fragmentado.

      29. El vacío del Ein Sof como Kli fundamental

      «Y quienes buscan a Dios entenderán Todo».

      PROVERBIOS 28:5

      Así que el Yo no existe fragmentariamente por su propia consciencia subjetiva, sino que existe porque el Ein Sof ha dejado un espacio vacío. A partir de dicho espacio vacío dentro del Ein Sof se pueden desarrollar todas las fragmentaciones inferiores. Sin embargo, el Kli fundamental es el vacío universal que creó el Ein Sof. Si nosotros como fragmentos del Ein Sof no dejamos un espacio vacío en nuestro interior (Keter psicológico), no tenemos forma de captar las energías cosmogónicas exteriores, y hacerlas parte de nuestra psique. Por lo tanto, nuestra psique debe crear el máximo vacío interior para expandir la magnitud del Kli de recepción de las energías cosmogónicas exteriores y hacerlas energías psíquicas (aunque la diferencia de energías cosmogónicas y psíquicas pertenece al orden de la Biná psicológica, porque sabemos que desde la Jojmá psicológica las energías cosmogónicas y las psíquicas son de la misma naturaleza).

      He aquí la importancia de nuestro vacío existencial (que es el estado de Keter), que permite que el interior de mi subjetividad (mi No-Yo de la Jojmá) pueda ascender a través del vacío general para conectarse con el Ein Sof. El No-Yo de mi Jojmá psicológica sigue siendo en algún sentido «Yo», sin embargo, en el Keter psicológico existe un No-Yo real porque constituye el vacío por el cual todas mis energías psíquicas interiores se comunican en un flujo constante con las energías cosmogónicas.

      Entonces, entre mi Keter psicológico en el Universo de Yetzirá y el Daat cosmogónico de todo el Adam Kadmón se produce una equivalencia dentro del mapa general. Si mi Keter psicológico del Universo de Yetzirá constituye mi vacío interior, el Daat cosmogónico del Adam Kadmón que se encuentra en la posición entre los tres universos de Atzilut, Briá y Yetzirá constituye el vacío interior general del Ein Sof. Por lo tanto, al llegar a mi vacío interior, al mismo tiempo accedo al vacío general del Ein Sof. Al llegar a mi Keter psicológico en el Universo de Yetzirá puedo comenzar a percibir los dos grandes universos de Briá y de Atzilut.

      Es entonces cuando dentro del misticismo judío debo abandonar las consideraciones psicológicas para pasar a la comprensión de las condiciones físicas del universo, porque la estructura física del universo (Maasé Bereshit) es la base fundamental donde mi psique (Merkabá) se ha desarrollado.

      Así, el Ein Sof se puede reconocer a través de su vacío y mi Yo, a través de mi vacío existencial. Los vacíos son, pues, «vasos comunicantes» de las energías cosmogónicas, que se transforman en energías psíquicas cuando ingresan en nuestra fragmentación subjetiva. La máxima extensión de mi vacío interior no constituye en realidad un sinsentido nihilista, sino la apertura máxima de mi Kli hacia la captación de las energías cosmogónicas. La esencia del judaísmo se encuentra en este punto clave, en el «Imun» (el Entrenamiento) de mi Yo para alcanzar los mayores niveles de vacío interior (ampliación del Kli de recepción) con el objetivo de aumentar mis niveles de consciencia.

      El Ein Sof se puede manifestar en el vacío que ha creado y la grandeza del Ein Sof se encuentra dada por la magnitud del vacío expandido que se produce en su interioridad, y así la grandeza de todo fragmento del Ein Sof (nosotros) será la magnitud del vacío subjetivo que hemos creado en nuestra interioridad. La mayor revelación del Ein Sof se encuentra en la mayor extensión de su propio vacío interior, y así nosotros de forma fragmentaria al extender nuestro vacío logramos crear el mayor Kli de recepción posible.

      Este será nuestro nivel de Keter. Nuestro Keter psicológico se expande dentro de mi Yo dejando cada vez un vacío más amplio donde se puedan captar las energías cosmogónicas exteriores. El Keter psicológico representa un desafío a las condiciones de alta o baja autoestima de mi Tiferet. Un Tiferet con cierto desequilibrio en su autoestima difícilmente podrá soportar el vacío que representa Keter. La Tiferet debe estar suficientemente segura para ingresar en la sensación de vacío.

      30. Las posibilidades infinitas de ampliar mi vacío interior

      «Para expresar el mundo, primero hay que absorberlo en nuestro interior».

      KEYSERLING

      Porque justamente todo mi Yo se va ahora a definir de acuerdo con lo que mi Yo desarrolle dentro de dicho vacío interior. Es la sustancia con la que voy a llenar mi vacío interior la que definirá mi identidad. Mientras más vacío se pueda expandir dentro de mi interioridad, mayores posibilidades de transformar las energías cosmogónicas en energías psíquicas dentro de mi Yo. La única condición de mi Yo para elevarse es entonces (paradójicamente) sentir el vacío de la nada interior. Mientras más se vacíe de sí mismo el Yo, indudablemente más energías exteriores cosmogónicas operaran en su interior.

      Todo Yo debe ser consciente de que sus límites de definición conceptual son transitorios (para otorgarnos una seguridad ilusoria proveniente del arquetipo materno), y que mientras más vacuidad interior pueda provocar en mi Yo, mayores posibilidades de ampliación del Kli.

      Sin embargo, antes debo reconocer mi vacío interior, de lo contrario no se puede llenar lo que se considera lleno. (Y siempre la Luz divina para ser llenado mi vacío interior se encuentra fuera de mi Yo). Entonces, antes de considerar el contenido cosmogónico con el que voy a llenar mi vacío interior, en lo que debo trabajar fundamentalmente es en la ampliación constante de mi vacío subjetivo. Las energías dimensionales inferiores de mi estructura subjetiva (El ego en Yesod, el instinto de supervivencia material de Maljut, el Yo subjetivo de la Tiferet, etc.) pueden oponer resistencia a esta ampliación de mi vacío interior en el orden del Keter psicológico. Por esa razón, debo situar las energías inferiores operando sobre dichas dimensiones sin anularlas porque cada una de ellas satisface un Kli en el orden inferior. Si a cada energía inferior le otorgo un sentido trascendente para llenar el vacío superior, entonces las transformó en energías operativas en el nivel de Keter.

      El esfuerzo existencial central de mi Yo consiste en ampliar la magnitud de mi vacío interior. Así, a medida que mi Keter psicológico se expande, toda la información exterior puede ingresar dentro de mi estructura subjetiva, y llegamos así a la gran paradoja: mientras más vacío se encuentra mi Yo de mi subjetividad, más se expanden las posibilidades de ser llenado con mayor contenido interior. Entonces, se agranda mi Yo a medida que dejo que todo el Ein Sof manifestado dentro del vacío ingrese en mí; y para que pueda ingresar dentro de mi Yo, debo necesariamente suspender las supuestas verdades de mi Yo, y debo comprender realmente que mi Yo es en realidad un fragmento del Ein Sof, y hasta que no logré comprender el carácter ilusorio de mi Yo, su calidad de fragmento del Ein Sof, no me será posible expandir mi vacío interior.

      Solamente un Yo capaz de expandir su vacío interior es el que sabe reconocerse como fragmento del Ein Sof y no como un Yo. Cuando el Yo se considera un Yo específico en su identidad subjetiva fija los límites de su Kli de recepción y se vuelve inflexible. La verdadera forma de flexibilidad del Yo es anulando su identidad de «Yo», y cuando toma consciencia de ser un «fragmento», entonces, al reconocer su verdadera identidad fragmentaria, deja de lado sus consideraciones defensivas, porque no existe ahora un Yo que debe defender su identidad.

      Toda defensa identitaria es una defensa de los límites, y cada vez que se defienden los límites se desgastan energías psíquicas considerables. Se debe desgastar el mínimo de energías psíquicas en las dimensiones inferiores ya que no podemos excedernos en otorgar mucha energía a dimensiones que no la requieren. Por lo tanto, si somos conscientes de que las dimensiones inferiores requieren de energías psíquicas equivalentes en su inferioridad y que las dimensiones superiores requieren de energías psíquicas superiores, no debo trabajar mis energías psíquicas superiores en las dimensiones inferiores, porque la consecuencia directa de esta situación puede provocar una explosión de