Economía social y solidaria en la educación superior: un espacio para la innovación (Tomo 3). Luz Stella Cáceres Gómez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Luz Stella Cáceres Gómez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587602425
Скачать книгу
a finales de los años setenta, orientada a crear un espacio de producción de conocimiento, educación y comunicación en busca de otras maneras de producir conocimiento, en las que se tuvieran en cuenta las condiciones particulares y específicas de los territorios en donde se estaba produciendo dicho conocimiento y de la cultura de los habitantes que los ocupan. Esta experiencia nació

      […] alrededor del interés por el estudio del sector rural y su problemática, que tenía un grupo de profesores-investigadores vinculados por planta y servicios a esta facultad. En sus inicios, hicieron parte del Comité de Investigación de la facultad (1978-1982), posteriormente conformaron la Unidad de Estudios Rurales, al interior del Departamento de Investigación (1982-1986), e hicieron parte del Programa de Investigación (1986-1991) en esta facultad, y en 1991 se constituyó en el Instituto de Estudios Rurales, el cual, a partir de 1998, se integró a la recién creada Facultad de Estudios Ambientales y Rurales. Hoy en día, el ier es una unidad académica de carácter interdisciplinario e investigativo y para el desarrollo de su quehacer se apoya en los grupos de investigación de la facultad. (Dávila, s. f., p. 1)

      La unes se caracterizó por la puesta en práctica de un proceso interactivo entre la investigación, la docencia y el servicio, propuesta que identificó su desarrollo a lo largo de su ciclo de vida y que fue uno de los grupos más activos que tuvo el ier a partir de 1995.

      La propuesta epistemológica y teórica desarrollada por la unes

      Estos temas se desarrollaron con la idea de impulsar un pensamiento crítico para introducir otras maneras de producir conocimiento y su difusión, a modo de educación y formación de los sujetos investigados, en lo que se denominó un proceso de investigación participativa:

      […] la metodología de la investigación participativa no tiene que partir de una hipótesis muy fuerte previa y de unas variables precisas ajustadas y unos indicadores previamente determinados, que es el método positivista […] Tenemos que adquirir conciencia de que estamos innovando y las innovaciones tienen resistencia. (Pérez, 2006, p. 77)

      El planteamiento epistemológico

      La unes, como heredera de una propuesta de investigación participativa que se desarrolló en la Universidad Javeriana durante la década de los ochenta (Ávila, 1998; Silva y Dávila Ladrón de Guevara, 2006), puso en práctica una metodología fundamentada en la consideración del sujeto investigado como un sujeto de conocimiento, con la idea de consolidar la propuesta de construir un “entramado cultural alternativo” caracterizado por señalar el paso de una cultura de subordinación a una cultura de coordinación.

      Cómo lo expreso Ávila (1998, p. 41) en el estudio que hizo sobre el Instituto de Estudios Rurales:

      Esta cultura de la coordinación se expresó en la construcción de una nueva forma de relación social entre investigadores y los sujetos investigados y en un conjunto de cambios actitudinales. Los investigadores, por lo tanto, se esmeraron en construir una relación social con los habitantes rurales en la que estos no quedaran reducidos a la condición de meros informantes o ejecutantes de órdenes. Para lograr construir esta forma de relación social y de cultura cooperativa, los investigadores debieron promover cambios actitudinales, tales como deponer su actitud altiva de autosuficiencia frente al asociado, la búsqueda de un lenguaje asequible a todo el equipo de investigación y el esforzarse en comprender y traducir mutuamente las imágenes del mundo.

      Con este fin, la unes consideró como “habitantes rurales” a los asociados de las cooperativas y lo que se pretendía, en este espacio de estudios sobre los temas solidarios y cooperativos, era continuar con la propuesta de construir un intelectual orgánico que creyera en la capacidad de estos asociados, como sujetos de conocimiento, para empoderarse e impulsar ellos mismos los procesos de reflexión, análisis y acción sobre su realidad, aportándoles una metodología apropiada para este fin.

      Esta metodología fue la propuesta de investigación-capacitación, entendida como el desarrollo de un diálogo de saberes entre el investigador y el sujeto estudiado, en el que cada uno de los sujetos participantes tenía que aprender del otro, el investigador debía aprender del conocimiento que tenía el sujeto y el sujeto debía aprender del conocimiento que traía el investigador.

      Epistemológicamente, la unes impulsó la idea de un tipo de investigación a partir de tener una “imagen clara del tipo de conocimiento a producir”. Un conocimiento que partiera de la realidad a la teoría y para ello utilizó el “diálogo de saberes”, que se convirtió en uno de los elementos principales de su acción investigativa. A este se le denominó como una “episteme comprometida”:

      La episteme comprometida significó, también, una visión de la ciencia preocupada por los problemas locales y cómo resolverlos, más que acostumbrarse a obedecer al mandato de una comunidad científica internacional que poco reconoce la cultura y los valores locales. Sobre esta episteme se generó un proceso de construcción simbólica de la organización universitaria y una trama de significación que reguló tanto las concepciones como las prácticas de los miembros del ier (y de la unes) en el trabajo académico. De ahí surgió la propuesta de trabajo colectivo para el abordaje de la interdisciplinariedad y el enfoque de metodologías participativas. De la episteme comprometida surgió una contracultura, una controversia y una forma de debate. (Dávila, s. f., p. 3)

      Si la necesidad de un conocimiento endógeno reconocedor de los campesinos como sujetos de conocimiento fue el presupuesto básico que acompañó el inicio y el desarrollo de la experiencia de los estudios rurales y campesinos en la fcea de la Pontificia Universidad Javeriana, la unes lo consideró fundamental para el caso de los estudios solidarios y cooperativos, en razón a que el conocimiento que se trataba en los procesos educativos y capacitadores que se realizaban en el marco de la acción cooperativa y solidaria del país se basaba primordialmente en un conocimiento exógeno procedente del pensamiento eurocéntrico que imperaba en el territorio americano durante el siglo xx.

      Otra manera de hacer economía

      La perspectiva teórica y conceptual en la cual se enmarcó esta propuesta epistemológica fue la corriente de pensamiento denominada “otras maneras de hacer economía”, que proveniente del sur del continente americano, irrumpía con fortaleza al finalizar el siglo xx y rescataba la propuesta de Polanyi (2007) de valorar otras relaciones de intercambio y no solamente las de carácter mercantil, así como la idea del mercado como un constructo de carácter social y la economía sustantiva.

      Guerra (2018, pp. 6, 14, 16), uno de los representantes de esta corriente de pensamiento y acción, la define así:

      Gestar un marco teórico alternativo para dar cuenta de formatos económicos que muestran una racionalidad, motivaciones y uso de instrumentos que se diferencian tanto de la economía capitalista como de la economía estatal. […] Dicho de otra manera, el estudio plural de los mercados y una concepción amplia de la economía nos permiten concluir que muchos de nuestros comportamientos económicos son solidarios (y no egoístas como creen los seguidores de Smith), algunos de los cuales se expresan incluso en el mercado (tanto en su variante como lugar físico así como sistema). Llamemos a este primer nivel de análisis “estudio de la solidaridad en la economía […] Basta a los