29. Lynne Segal, «Only the Literal: The Contradictions of Anti-Pornography Feminism», Sexualities 1, n.º 1,1998, pp. 44, 56.
30. Dines et al., op. cit., p. 29.
31. Ibid., pp. 17, 18, 23, 24, 17, 29.
32. Karen Boyle (ed.), Everyday Pornography, Routledge, 2010, p. 30.
33. Boyle, op. cit., pp. 30, 27.
34. Reist, Getting Real, p. 20.
35. Clive Hamilton, «Good is the New Bad: Rethinking Sexual Freedom», en Getting Real: Challenging the Sexualisation of Girls, Spinifex Press, 2009, p. 95.
36. Abigail Bray, «Governing the Gaze: Child Sexual, Abuse Moral Panics and the Post-Feminist Blindspot», Feminist Media Studies 9, nº 2, 2009, p. 184.
37. Bray, op. cit., p. 185.
38. Ibid., 181.
39. Dines et al., op. cit., p. 31.
40. Gail Dines, Pornland: How Porn Has Hijacked Our Sexuality, Beacon Press, 2010, pp. x, xxiv, xi.
41 Wendy Malz and Larry Malz, The Porn Trap: The Essential Guide To Overcoming Problems Caused By Porn, HarperCollins, 2008.
42. Jensen in Boulton, «Porn and Me(n)», p. 257.
43. Anthony Giddens, The Transformation of Intimacy: Sexuality, Love and Eroticism in Modern Societies, Polity Press, 1993.
44. Dines et al., op. cit., pp. 17–33.
45. «The Full Interview with Robert Jensen», by F*Bomb, UWeekly Austin, 6 de abril, 2011, http://uweeklyaustin.com/blogs/f-bomb/posts/the-full-interview-with-rob-ert-jensen-116/.
46. Dines et al., op. cit., p. 24.
47. Ibid., p. 31.
48. Mariana Valverde, Sex, Power and Pleasure, Women’s Press, 1985, p. 150.
49. Gail Dines, «How The Hardcore Porn Industry Is Ruining Young Men’s Lives», The Sydney Morning Herald, 18 mayo 2011, http://www.smh.com.au/opinion/society-and-culture/how-the-hardcore-porn-industry-is-ruining-young-mens-lives-20110517-1erac.html#ixzz1b4dlVQCm.
50. Dines et al., op. cit., p. 18.
51. Michael Leahy, Porn Nation: Conquering America’s #1 Addiction, Northfield Publishing, 2008.
52. Sarah Stefanson, «Dealing with Porn Addiction», visitado 28 julio 2011, http:// uk.askmen.com/dating/love_tip_400/404b_love_tip.html.
53. Boulton, op. cit., p. 266.
54. Rebecca Whisnant, «From Jekyll to Hyde: The Grooming of Male Pornography Consumers», in Everyday Pornography, Routledge, 2010, pp. 115, 132.
55. Segal, «Only the Literal», p. 57.
4. «Qué hace una chica como tú…»
candida royalle fue presidenta de Femme Productions. Participó a menudo como invitada en programas de televisión y radio, pues tenía una excelente reputación como experta en relaciones, sexualidad y auto-empoderamiento de la mujer. Escribió How to Tell a Naked Man What to Do: Sex Advice From a Woman Who Knows. Royalle fue una popular estrella del cine para adultos durante la «era dorada» del porno, entre los años 1975 y 1980. Con esta experiencia de primera mano, Royalle sintió que podía cambiar la industria del cine para adultos desde dentro, proporcionando una voz femenina a un género previamente dominado por los hombres. Royalle fue pionera en el género del cine erótico hecho por y para mujeres y parejas. Su trabajo ha sido ampliamente utilizado por consejeros y sexólogos. Asimismo, recibió reconocimiento internacional por su enfoque igualitario y sex-positive de la sexualidad y el erotismo. En colaboración con Groet Design, una empresa neerlandesa de diseño industrial, Royalle creó en 1995 la línea Natural Contours de elegantes y discretos aparatos de masaje íntimo. Royalle ha impartido conferencias en el Smithsonian Institute, en el congreso nacional de la American Psychiatric Association, y en el World Congress on Sexology, además de en numerosas universidades como Princeton, Columbia, Wellesley College y Nueva York. Royalle fue miembro de la American Association of Sex Educators, Counselors, and Therapists y perteneció a la junta fundadora del Feminists for Free Expression. Para más información, visita candidaroyalle.com.
Cada vez que me siento para una entrevista, inevitablemente, la primera pregunta es cómo entré en el porno. A menudo tengo la sensación de que lo que quieren preguntarme en realidad es: «¿Qué hace una chica como tú…?». La imagen de jóvenes de la calle endurecidos sacando pasta suficiente para comprar drogas parece que persiste, a pesar de la brillante fama de estrellas del porno como Jenna Jameson. Nuestra sociedad no puede concebir aún que una chica joven y relativamente cuerda elija dedicarse al trabajo sexual por otro motivo que no sea la desesperación. Va en contra de todos los estándares de lo aceptable para la mujer. También es importante marginar a las trabajadoras sexuales, no vaya a ser que nuestras tiernas hijitas se imaginen una carrera en lo que es aún hoy un tabú terrible. Hace cien años se declaraba ninfómanas enfermas a las mujeres que querían mantener relaciones sexuales más a menudo que sus maridos. Hoy, a pesar de que a las mujeres se les concede el derecho a la satisfacción sexual, el doble rasero sigue vigente y en plena forma, y se controla a las mujeres a través del miedo a la temida etiqueta de «golfa». Convertirse en una trabajadora sexual cruza la línea que separa el territorio prohibido: ¿cómo nos atrevemos a usar nuestros cuerpos y nuestra sexualidad para ganarnos la vida o simplemente para expresar quiénes somos? ¿Quién nos ha dado el derecho al control absoluto sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad?
Yo no siempre he sido un espíritu libre en lo sexual. Aunque experimenté sentimientos sensuales al llegar a la pubertad y los ensayos de ballet con mi bonita vecina Sandy se convirtieron en deliciosas exploraciones de nuestros cuerpos —no genitales, pero aun así muy excitantes—, seguí siendo virgen hasta que mi relación con mi novio a los dieciocho años fue seria, y no experimenté mi primer orgasmo hasta los diecinueve (cortesía de la liberadora información sobre clítoris y orgasmos de la