Llenas de Gracia. Johnnette Benkovic. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Johnnette Benkovic
Издательство: Ingram
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9781936159628
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capítulo diferente cada día. Y, finalmente, otras pueden preferir abrir la Biblia al azar, y comenzar a leer en la página que toque.

      El Pasaje que seleccionemos no tiene que ser necesariamente extenso, ya que nuestro objetivo no es progresar en la lectura de la Biblia, sino progresar en nuestra relación con Dios. Debemos aspirar a saborear cada palabra del pasaje, como si ésta viniera directamente de la boca de Dios solamente para nuestros oídos.

      Pídele al Espíritu Santo que te guíe y te muestre el camino en este momento de lectura piadosa. Pídele que remueva cualquier obstáculo interior o bloqueos que puedan impedirte escuchar la Palabra de Dios. Solicítale que te permita que el pasaje de la Escritura te conduzca a adentrarte de manera cada vez más profunda en el Corazón Divino. Y luego, procede a leer el pasaje de forma lenta y cuidadosa, haciéndote completamente presente a la Palabra en un acto de fe. Como nos recuerda un maestro espiritual:

      Mientras leemos, debemos ser todo adherencia, todo abandono, todo auto-entrega, en esta fe, a lo que escuchamos y a Aquél a Quién escuchamos detrás de las palabras que leemos y releemos… Si creemos, como debemos creer, que la Palabra está dirigida a nosotros, a cada uno de nosotros, en una realidad continua aquí y ahora, tenemos entonces también que creer que toma en consideración todo lo que somos, todos nuestros problemas, nuestras necesidades, nuestras deficiencias, y nuestras alegrías también, todo lo que nos oprime o lo que nos agrada, todo lo que hacemos o dejamos de hacer… La palabra que leemos no fue escrita para que permanezca en la cabeza, sino para que descienda al corazón, …ese santuario íntimo en el que nuestra eternidad entra en juego, dado que es allí donde se tejen y se toman nuestras decisiones fundamentales.3

      Debemos permitirnos ser penetradas por la Palabra Divina, ser tocadas hasta el fondo de nuestro ser con el Amor Divino, ser infundidas con la presencia misma de Dios. Tenemos que suplicar a Dios que nos revele con Su luz aquello que ha permanecido en la oscuridad dentro de nosotras. En fin, tenemos que permitir que el Espíritu de Dios fluya en nosotras y a través de nosotras, releyendo el pasaje cuantas veces sea necesario para que todo su significado pueda echar raíces en nuestro corazón.

      Cuando la Palabra de Dios es “silenciosa”. La mayoría de los cristianos experimentan momentos de “sequía” en su andar de la mano del Señor, momentos en que Su mensaje les elude. Si esto ocurre, podemos sacar del pasaje todo lo que Dios propone haciéndonos, a lo largo de la lectura, las siguientes preguntas:

      •¿Qué significado tiene este pasaje?

      •¿Qué ocurre en este pasaje?

      •¿Qué está diciendo Dios? ¿A quién se lo está diciendo?

      •¿Qué me está diciendo Dios a mí, en el contexto de mis circunstancias o situaciones actuales? ¿Qué gracia me está ofreciendo a través de estas palabras? ¿Una promesa? ¿Una resolución? ¿Una esperanza?

      •Finalmente, ¿Qué sentimientos o emociones despiertan este pasaje en mí? ¿Qué es lo que me causa sentir lo que yo siento? ¿Cómo deseo responder a la generosidad de la gracia de Dios?

      Utilizando estas preguntas como punto de partida, vendremos a ser absortas por la Palabra de Dios, y su vida comenzará a generar vida nueva en nuestro interior.

      El documento en torno a la Revelación Divina emitido por el Vaticano Segundo nos dice que “en los sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual”.4

      CONTEMPLACION — LA VIDA DIVINA INTERIOR

      San Francisco de Sales dice que “a la oración se le llama meditación hasta que ha producido la miel de la devoción; una vez alcanzado este objetivo, se transforma en contemplación”.5 Sabremos que nuestras meditaciones han logrado producir “la miel de la devoción” cuando nuestras oraciones vengan marcadas por impulsos de amor a Dios, que crecen en intensidad y frecuencia. Estos impulsos de amor señalan la profundización de nuestra vida de oración, y son precursores de una unión más íntima y amorosa con Dios. Esta unión de amor encuentra su culminación en la contemplación, que es la meta fundamental que persigue el alma en su búsqueda de Dios.

      En esta forma de oración mental, “la mente no se ocupa tanto de razonar sobre Dios, sino en observar a Dios en simple fe y adoración… Contemplar es mirar a Dios con los ojos de la fe”.6 Como puede suceder en cualquier relación amorosa, mientras más tiempo dediquemos contemplando los ojos del ser amado, más enamoradas estaremos de esa persona. El padre Thomas Dubay se refiere a esta profundidad de la devoción como “un conocimiento del amor que no podemos producir, sino simplemente recibir… Es una conciencia sin palabras y un amor que nosotros no podemos iniciar o prolongar”.7

      La contemplación difiere de la meditación en tres maneras distintas. La meditación es un tipo de oración que utiliza nuestro intelecto para estimular nuestro afecto hacia Dios. En este sentido, la meditación es una preparación para la acción de amar a Dios. La contemplación, por el contrario, presupone nuestro amor y nos mueve a partir de ese punto hacia delante.

      Segundo, en la meditación tomamos en consideración los más pequeños detalles a medida que progresamos en amor a Dios, tal como cuando una que se está enamorando enumera los atributos que la atraen al otro—su bondad, su sabiduría, su fidelidad. En la contemplación, sin embargo, nuestra mirada de amor descansa sobre el Ser amado, sin entretenerse en este detalle o aquél. En la contemplación, sólo importa una cosa—estar con el Ser amado.

      Finalmente, mientras que la meditación requiere mucha cooperación y esfuerzo de nuestra parte, en la contemplación todo depende de Dios. San Francisco de Sales nos recuerda que: “Nosotros no podemos despertar esta experiencia por elección, dado que no poseemos el poder de obtenerla cuando deseamos; no depende de nuestro esmero; es Dios quien la produce en nosotros cuando le place, a través de su gracia divina”.8

      Santa Teresa de Jesús (de Ávila) contrasta la diferencia entre meditación y contemplación con un ejemplo de la naturaleza misma. Ella compara la meditación con regar un jardín con agua de un pozo. El jardinero tiene que ir al pozo y laboriosamente extraer el agua de la profundidad del pozo para llenar el cubo, el cual luego debe acarrear al sembrado y con mucho esfuerzo verter sobre las flores. Aún así, y a pesar de todo este esfuerzo, el jardinero está consciente de que hará falta que el agua de la lluvia se vierta del cielo para asegurar que la cosecha reciba agua en la abundancia que necesita.

      La oración contemplativa, escribió Santa Teresa, es como un manantial que emerge en medio del jardín de nuestra alma, regando agua de vida a lo largo y a lo ancho del terreno de nuestro corazón. “Flores” espirituales de belleza, gracia, santidad, verdad y amor crecen bien y crecen saludables en este jardín de nuestra alma al recibir su sustento del agua de vida de este manantial. Más aún, este manantial de la contemplación produce resultados de manera más efectiva, y con menos esfuerzo, que el “agua del pozo” de la meditación. En la meditación se invierte gran cantidad de tiempo en aceptar y recibir el amor de Dios, y en dilucidar formas apropiadas de reciprocar ese amor. En la contemplación, el amor de Dios habita en el alma, transformando en gracia y vida nueva todo lo que toca en su camino. El alma percibe que es este amor al que ha sido llamado a experimentar desde sus comienzos, y que todas sus oraciones y todos sus esfuerzos han estado encaminados a culminar con este momento.

      A pesar de que Dios puede otorgar y otorga este favor a cualquiera que Él elija, parece ser más usual que Él le conceda este favor de la contemplación a aquellos que han permanecido fieles a una vida de oración meditativa y a una vida virtuosa por algún tiempo.

      El Poder Transformador de la Unión Mística

      En su escrito Fire Within (El Fuego Interior), Thomas Dubay, S.M., nos dice que la experiencia de la oración contemplativa puede variar. Él dice: “A veces es una atención amorosa y encantadora, a veces es