Tamas es, entre otras cosas, la cualidad que nubla la consciencia. Puede ser la pesadez que conllevan las actitudes mentales de complacencia o pereza, y también se relaciona con la obstrucción, el desorden y el deterioro. El académico y sacerdote hindú Rami Sivan dijo que tamas es la inercia tal como la define la física, como una fuerza en perpetuo movimiento, y es también la fuerza de la gravedad y aquello que otorga la masa de los objetos. (23) Tamas se manifiesta en la vida cotidiana, por ejemplo, al estar tirados todo el día mirando televisión o estar sentados ocho horas al día en una oficina, estados que crean pesadez en el abdomen inferior y debilidad en las piernas. Esta pesadez también puede acarrear dificultades en la digestión y la eliminación de los alimentos, y una mente confusa. También hay evidencia de que permanecer muchas horas sentados puede conducir a un mayor riesgo de ataques cardíacos. (24) Rajas y tamas no son los “gunas malos”, son simplemente propiedades de la naturaleza que pueden encubrir o estimular, y necesitamos ambas cualidades en diferentes momentos y en diferentes circunstancias. Solo se convierten en un problema cuando están fuera de equilibrio.
La reducción de tamas también se relaciona con el fortalecimiento del fuego digestivo, y una digestión fuerte se relaciona con una inmunidad mayor y una mejor salud. (25) Los asanas, los bandhas (contracciones del suelo pélvico combinadas con la respiración) y el pranayama pueden ayudar a reforzar el sistema digestivo (junto con una dieta saludable, aunque cuando tu fuego digestivo es fuerte, puedes comer todo lo que quieras). Así, Brahmananda señala específicamente que los asanas aportan los tres beneficios que mencionamos (estabilidad, salud y ligereza) porque reducen el desequilibrio de rajas y tamas: “la inestabilidad de la mente” de rajas y la pesadez del cuerpo de tamas. (26) Esta es la función primordial de las posturas.
Otra forma de ver esto es que rajas y tamas no se reducen, sino que se transforman.
Cuando se purifica un rajas hiperactivo, se transforma en creatividad y vitalidad.
Cuando se purifica un tamas hiperindulgente, se convierte en estabilidad y confianza.
Entonces, rajas y tamas son cualidades de la naturaleza que tienen una tarea a realizar, y esa tarea es mantener las cosas en movimiento y estables.
También podemos llegar a un exceso de sattva, que se manifiesta como un apego a nuestro intelecto, y que definitivamente puede ser problemático, llevándonos a creernos superiores moralmente, arrogantes intelectualmente y a ser incapaces de escuchar o dialogar con personas con puntos de vista distintos al nuestro (lo que ocurre cuando sattva es teñida por tamas).
Cuando los gunas comienzan a vibrar o a salir de su estado de equilibrio, comienzan a entrelazarse entre sí y a crear el escenario de toda la manifestación. A medida que estos lazos se van ajustando, se fijan, al igual que los gases y la gravedad que se juntan crean las estrellas y los dos billones de planetas. Los lazos adquieren una aparente solidez. Si recurrimos a nuestro interior, podemos ver que nuestra consciencia, nuestras narrativas y nuestras identidades toman la forma que tienen porque los gunas se han entrelazado de una manera particular. Estos lazos que forman los gunas se llaman granthis, y se dice que están localizados en nuestro sistema nervioso y en nuestro cuerpo energético sutil (tocaremos este tema en el capítulo 11). Sin embargo, tenemos una cierta libertad de acción. Si tenemos algunas cualidades que pulir –digamos que somos obstinados (tamas), nos irritamos con facilidad (rajas) o somos intelectualmente arrogantes (sattva)– podemos suavizar estas aristas con práctica y autorreflexión. Estos puntos duros de nuestras personalidades no están necesariamente fijos, podemos enmendarlos, suavizarlos y aflojarlos lo suficiente para que podamos ver que tenemos el potencial para el cambio y el crecimiento que deseemos. Como veremos en la próxima sección, la voluntad o el impulso inicial es gobernado por rajas. Usamos la energía de rajas para nuestra propia transformación.
LOS TRES GUNAS Y LA MENTE
¿Cómo se manifiestan los gunas en la constitución de nuestra mentes? En sus comentarios de los Yoga Sutras, Swami Hariharananda afirma:
Sattva se manifiesta como el conocimiento, o el saber.
Rajas se manifiesta como el impulso vital, o el esfuerzo.
Tamas se manifiesta como la retención, o la memoria. (27)
El equilibrio de los gunas determina el efecto o la influencia que ejercen. Los gunas en estado de equilibrio se reflejan en la habilidad de saber, de pensar y de recordar; cualidades que no solo son necesarias, además son las funciones que asociamos con una mente equilibrada, saludable y eficaz. Y el yoga, en especial, es una actividad para la mente.
Sattva es nuestra habilidad para procesar la información entrante, así como aquello que nos permite comprender cosas acerca de nosotros mismos (nuestras emociones, sentimientos y pensamientos), y reflexionar sobre nuestro propósito en la vida y sobre el mundo que nos rodea. Rajas, o el impulso, es el esfuerzo que hacemos para entender las cosas, por ejemplo, una dificultad en nuestras vidas o las injusticias del mundo. Es la voluntad que ejercemos para comprender asuntos filosóficos, la energía detrás de la contemplación y el esfuerzo que se direcciona hacia fuera en la forma de acción. Tamas es la retención, la habilidad para mantener nuestras experiencias. Algunas de nuestras experiencias son conservadas por largos períodos de tiempo en la memoria a largo plazo; otras son guardadas solo por el lapso que la mente (o quizás el intelecto) considera necesario.
Los asanas utilizan rajas para crear vitalidad, y usan tamas para crear estabilidad. Nuestros cuerpos tienen memoria muscular, así que mediante la repetición, las posturas se vuelven más fáciles con el tiempo, hasta que las posturas más desafiantes se convierten en algo normal. La memoria muscular y la memoria vivencial son cualidades de tamas, y podemos usar tamas para maximizar o reforzar las formas positivas de movernos y de pensar. En su libro Hardwiring Happiness, el doctor Rick Hanson explica en profundidad una de mis prácticas favoritas, que realza este aspecto positivo de tamas en la forma de la memoria de retención. Él dice que el cerebro ha evolucionado para aprender más rápido de las experiencias negativas debido a la necesidad de supervivencia. Esto se llama sesgo de la negatividad. (28)
Nuestra supervivencia, a lo largo del tiempo, ha dependido de nuestra habilidad para discernir si nuestra vida está en peligro o no. Ignorar una amenaza potencial puede convertirnos en la comida de quien quisiéramos tener en nuestro plato (excepto, claro, si eres vegetariano, aunque tampoco querrías ser devorado). Debido a nuestro impulso natural por vivir y sobrevivir a toda costa, nuestro cerebro está cableado para instalar las experiencias negativas en nuestra memoria a largo plazo muy velozmente. Una experiencia positiva, incluso si es muy placentera, no nos ayuda a sobrevivir, de manera que le lleva más tiempo integrar esa experiencia en nuestra memoria a largo plazo. Aunque existen muchos tipos de memoria, y una variedad de formas en las que las vivencias son almacenadas y recuperadas (según la situación y la necesidad), aquí me refiero a la memoria en su sentido más general de cómo una experiencia perdura en nosotros, impacta en nuestras acciones futuras y moldea nuestra autopercepción. El Dr. Hanson enseña una práctica que se llama “Asimilando lo bueno”, en la que conscientemente te aferras a una experiencia positiva, sumergiéndola en tu memoria y en tu cuerpo por veinte o treinta minutos (puede ser una experiencia que hayas tenido, o un logro, como mantenerte cómodo