Forming Intentional Disciples. Sherry A. Weddell. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Sherry A. Weddell
Издательство: Ingram
Серия:
Жанр произведения: Словари
Год издания: 0
isbn: 9781612789439
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RELIGIOSAS SIN AFILIACIÓN”

      Estadounidenses para quienes la religión es importante o muy importante pero que no están afiliados con ninguna tradición o comunidad religiosa:

      • 94% creen en Dios o en un “espíritu universal”

      • 49% creen en un Dios personal

      • 30% son miembros oficiales de congregaciones religiosas

      • 11% asisten a servicios religiosos semanalmente; 46% asisten por lo menos una vez al año

      • 17% participan en actividades religiosas por lo menos una vez al mes

      • 65% oran por lo menos una vez a la semana fuera de los servicios religiosos; 44% oran todos los días

      • 78% creen que los milagros todavía suceden en la actualidad

      • 46% han compartido con otras personas sus ideas sobre Dios

      Lo que sorprendió a los encuestadores de Pew fue lo religiosamente activas que pueden ser las personas “sin afiliación”. El 30% son miembros de una congregación. ¿Cómo puede una persona considerarse “sin afiliación” y formar parte de una congregación? Aunque los católicos practicantes normalmente no tienen una categoría mental para decir “yo soy miembro de la Parroquia de San Antonio, pero no soy católico”, muchas de las “ningunas” del siglo veintiuno sí piensan así. Para poder afrontar el punto medular de nuestro clima espiritual, es necesario saber reconocer esta importante distinción.

      • No obstante, podemos deducir de este reporte que muchos estadounidenses sin afiliación están abiertos a tener una identidad religiosa de algún tipo. Esto es una buena noticia. Una tercera parte dice que están dispuestos a unirse a una religión, pero que no han encontrado la correcta. Lo que tal vez sea aún más significativo es que el 54% de los adultos estadounidenses quienes crecieron sin pertenecer a un grupo religioso deciden unirse a uno al llegar a la edad adulta. Así es que, sin importar si crecieron formando parte de una religión o no, lo más probable es que los estadounidenses del siglo veintiuno considerarán el asunto al llegar a la edad adulta y tomarán una decisión por sí mismos.

       ¿Quién va a Misa?

      Lo anterior significa que durante los fines de semana, las parroquias de la Iglesia Católica en los Estados Unidos reciben un número importante de personas espiritualmente abiertas que no tienen una identidad Católica, aunque muchos de ellos hayan recibido los sacramentos de iniciación. Estamos pre-programados para asumir que si alguien asiste a Misa, es porque es católico. En la actualidad, esto no es verdad. Las “ningunas” y los indagadores espirituales con frecuencia entran y salen de nuestros santuarios por motivos personales. No sienten hostilidad hacia la Iglesia; por el contrario, están abiertos de manera sorprendente.

      Un ejemplo perfecto de lo anterior es la experiencia de una mujer que escribe un blog bajo el seudónimo “Robin de Berkeley”. Robin describe su primera experiencia al asistir a un servicio religioso, la Misa de Nochebuena:

      Encontré en Internet una Iglesia Católica en mi ciudad. Mi plan era llegar temprano y sentarme discretamente en la última fila… Esta vez no quería hacer el ridículo. Nunca había asistido a la iglesia y no sabía qué hacer. Una mujer me sonrió y se presentó; su nombre era Cathy. Ella me preguntó si yo sabía si el otro sacerdote ya se sentía mejor. Esta fue nuestra conversación:

      Yo: No lo sé, nunca había venido a esta iglesia.

      Cathy: ¿De veras? ¿A qué iglesia vas normalmente?

      Yo (tartamudeando): Bueno, de hecho nunca había ido a la iglesia.

      Cathy (desconcertada): Ah, ¿viniste a oír uno de los niños cantar?

      Yo: No. (Quisiera darle una explicación, pero como ni siquiera yo sé qué estoy haciendo aquí, mi mente está en blanco).

      Cathy (pensando): ¿Entonces nunca habías ido a la iglesia pero decidiste venir aquí en Nochebuena?

      Yo: Sí. (Su explicación fue mucho más simple de la que yo le hubiera dado: “De hecho soy una judía de nacimiento que nunca ha ido a un templo, y luego practiqué el budismo durante veinte años, pero eso no incluía a Dios Ahora estoy rodeada de personas cristianas maravillosas, así es que decidí ir a Misa y los episcopales de Berkeley no me aceptaron, así es que aquí estoy”).

      El proceso de inducción al catolicismo de Robin se volvió aún más interesante cuando le pidieron que repartiera las hojas de los villancicos de Navidad. Ella buscó a otra persona que también estuviera repartiéndolos, pero se dio cuenta de que era la única. Cuando por fin logró escaparse de ese encargo, se refugió en el vestíbulo de la iglesia, frente a una hermosa fuente. Luego se dio cuenta de que una fila de gente se había formado detrás de ella. Escribió en su blog: “Nota mental: no se debe bloquear la fuente de agua bendita en la iglesia”.

      A pesar de los tropiezos, Robin descubrió que

      fue una noche mágica. Más allá de la música y la solemnidad, lo que más me impactó fue estar entre cientos de personas que amaban a Dios. Quizás algunos de ellos cuestionaban su presencia o se sentían abandonados. Sin embargo estaban ahí, y eso era suficiente. Fue una noche emotiva para una judía que había viajado de este a oeste, de izquierda a derecha. Como escribía Hafiz, el poeta sufí, “En este momento en el tiempo, Dios ha tallado un lugar para ti”, y estando sentada en el santuario, pude sentirme ese lugar.7

      Claro, la historia de una persona como Robin de Berkeley no es la misma historia de todas las personas sin afiliación religiosa que frecuentan nuestras iglesias. Algo que me llamó mucho la atención es que de todos los grupos encuestados por Pew, los que tuvieron más respuestas similares que cualquier otro par de grupos “religiosos” fueron las personas que se identificaron como católicos y las que dijeron no estar afiliadas a ninguna religión. Considero que esta similitud no es ninguna casualidad. Aunque ciertamente hay muchas personas sin afiliación que, como Robin, vienen de una experiencia fuera de la tradición cristiana, hay un gran número de personas que regresan a nuestras parroquias y cuya travesía religiosa comenzó en esa hermosa fuente que Robin estaba bloqueando cuando apenas eran unos bebés. El número de “antiguos” católicos en los Estados Unidos es tan grande que es muy probable que muchas de las “ningunas” que hemos descrito sean antiguos católicos que conservan una mezcla de idiosincrasia católica y creencias no católicas.

       Ir y venir

      Uno de los estudios de las estadísticas reveladas por Pew y que se refiere a los adultos que fueron educados en la fe católica es muy preocupante. Solamente el 30% de los estadounidenses que fueron educados en la fe católica continúan “practicando”; es decir, van a Misa por lo menos una vez al mes. Menos de la mitad de estos van a Misa cada fin de semana. Otro 38% conservan su identidad católica, pero casi nunca o nunca van a Misa. El 32% restante, es decir, casi una tercera parte de todos los adultos que fueron educados en la fe católica, ya no se consideran católicos: 3% forman parte de una religión no cristiana; 14% se consideran sin afiliación y 15% forman parte de la tradición protestante.8

      Cuando tratemos de seguir los pasos de los antiguos católicos, debemos recordar que existen diferencias importantes entre las ramas principales del cristianismo protestante, sobre todo entre el protestantismo evangélico y el protestantismo tradicional. Esta distinción es importante, ya que la mayoría de los católicos que ingresan al mundo protestante se vuelven evangélicos.

      Las iglesias de la tradición evangélica protestante comparten ciertas creencias religiosas (como la convicción de que la aceptación personal de Jesucristo es el único camino para obtener la salvación), costumbres (como el énfasis en atraer a otras personas a su fe) y orígenes (incluyendo movimientos separatistas entre instituciones religiosas establecidas). Por otro lado, las iglesias protestantes tradicionales comparten otras doctrinas (como una visión menos exclusivista de la salvación), costumbres (como un énfasis en la reforma social) y orígenes (como instituciones religiosas arraigadas).9