Lo que el psicoanálisis enseña a las neurociencias. Néstor Raúl Yelatti. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Néstor Raúl Yelatti
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789878372143
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como lo dice Antonio Damasio “Gage ya no era Gage”. Ya no podía trabajar como capataz y tampoco conservaba ningún trabajo, los abandonaba de manera caprichosa, finalmente se convierte en una “atracción de circo”. Ese ser distinto, surgió de una lesión gravísima que solo pudo ser reconstruida y estudiada con los modernos aparatos de imaginería determinando las estructuras dañadas, lo que permite deducir la incidencia de las mismas en esa extraña y masiva transformación que hizo de un hombre con un lugar y un futuro, un fenómeno de circo que vivió pocos años más y murió tras una crisis convulsiva.

      Las preguntas que el autor enuncia son: “¿era poseedor del libre albedrío?, ¿poseía un sentido del bien y del mal?, ¿era responsable de sus actos?”. Es que lo asombroso e interesante es cómo el grave daño sufrido, permitía el mantenimiento de funciones como la percepción, memoria, uso del lenguaje, mientras que demostraba una profunda transformación ética:

      Gage tomaba decisiones o hacia elecciones “claramente desventajosas” que lo llevaron a la ruina. Inventaba cuentos “sin ningún fundamento excepto en su fantasía”. Según comenta el autor, el estudio de este caso implicó durante mucho tiempo la dificultad de admitir que un sujeto, con sus capacidades cognitivas no afectadas, pudiera presentar semejante transformación en su eticidad, comportamiento social y capacidad de hacer elecciones favorables para su vida. No obstante, el estudio de una cantidad de casos con lesión en la corteza prefrontal, demostró que la lesión específica de esa zona se traduce en perturbaciones similares, fundamentalmente, en el campo de la conducta social.

      Los estudios hechos por Damasio, descriptos claramente por el autor, el análisis de fotografías tomadas minuciosamente para establecer las áreas dañadas del cerebro a partir de los orificios de entrada y salida de la barra de hierro, la recreación del cerebro en tres dimensiones, entre otros recursos, permitieron probar con alto grado de aproximación que, efectivamente, no estaban afectadas las áreas cerebrales necesarias para la función motriz o el lenguaje mientras que la región prefrontal ventromediana, resultó parcialmente lesionada. Esta área está comprometida en la capacidad para planificar para el futuro, conducirse según las reglas sociales y decidir sobre el plan de acción más ventajoso para la supervivencia. Pero el neurobiólogo no solo investiga, también habla y escribe de allí que leamos una frase de Damasio que sorprende y pone en duda todo el hallazgo:

      Hay que reconocer en esta frase una gran honestidad intelectual que, indudablemente, deja abierto el papel del cerebro en el caso. Si bien el autor no abunda en detalles, deja entender que la transformación subjetiva, ese antes y después catastrófico, ese “Gage no era más Gage”, atribuible a una gravísima lesión, puede ocurrir sin lesión aparente o enfermedad que lo justifique. Sujetos adaptados, apreciados, eficaces, valorados, ascendentes que, por enigmáticas razones, se dejan caer para pasar a ser objetos de burla, compasión y desprecio.

      Es conveniente detenerse un momento en esta apreciación porque es indudablemente riesgosa. En primer término, porque parece poner en duda el papel de la lesión: porque si ciertas modificaciones de la conducta se deben a una lesión localizada pero también pueden surgir sin ningún daño, entonces, ¿cuál es el valor de dicha localización? Es probable que semejante afirmación surja de la caracterización que el neurobiólogo –y por qué no decir la psicología cognitiva– hace de la conducta humana. Porque, si se trata de “planificar el futuro”, podemos encontrar ejércitos de sujetos que no solo no lo planifican sino que no pueden concebir un futuro para sí mismos o que éste le resulta indiferente, o que logran un estar en el mundo viviendo un presente aceptable, sin mayores planificaciones.

      En cuanto a conducirse según las “reglas sociales”, encontraremos también una gran cantidad de sujetos que las transgreden, las desconocen, no las aceptan, se rebelan contra ellas, desde el pandillero pobre hasta el político corrupto, por solo mencionar dos posibilidades. Y si se trata del “plan de acción que sería más ventajoso para su supervivencia”, este pone en juego cuestiones, que retomaremos en capítulos posteriores, como la ideología que permite suponer, tanto semejante plan de acción como que los seres humanos luchan por su “supervivencia”.

      Como se ve, el hallazgo neurobiológico no impide que el científico advierta que esas “fallas” son suficientemente comunes como para no atribuirlas a lesiones específicas, tales como una barra que atraviesa el cráneo o un tumor cerebral o las consecuencias de una intervención neuro-quirúrgica. La muy interesante casuística del libro se basa fundamentalmente en estos casos.

      Veamos, ahora, las consecuencias de las afirmaciones “Gage no era Gage” y las personas “que se comportan como Gage”, por “razones que tienen que ver con su cerebro o con la sociedad en que nacieron”.

      Esto no es algo sorprendente para el psicoanalista o el psiquiatra: las fracturas subjetivas que producen un antes y un después en una vida, en las que ya no se es más el que se era, que conducen a un lento deterioro no modificable con ninguna intervención terapéutica, se las llama genéricamente: psicosis. En especial la llamada esquizofrenia, que continúa siendo el paradigma de la psicosis desorganizativa. Esta puede desencadenarse en la infancia, en la adolescencia y también en la edad adulta, y es en este último caso que se advierte ese giro dramático que trunca la vida laboral, los lazos afectivos, el reconocimiento social. No obstante, esas fracturas carecen de la especificidad que la lesión neurológica manifiesta. Sus manifestaciones pueden agruparse, ordenarse, sin embargo, mantienen rasgos individuales que hacen que cada caso sea único.

      Por otro lado, es evidente que la alternativa “cerebro” o “sociedad” implica una diferencia con la perspectiva de Kandel antes mencionada. Quizá se refiera Damasio a que la “sociedad” produce individuos reñidos con la conducta moral “social”. Pero esto es harina de otro costal. Allí no hay fractura subjetiva. No se trata de la secuencia “conducta social apropiada”, daño cerebral localizado, lenguaje procaz, desinhibición, conductas obscenas. No es este el lugar para considerar la relación entre conducta ética y sociedad, pero es importante que la perspectiva del autor, que parece no querer reducir la conducta del ser humano a una causalidad biológica, lo que sin duda compartimos, confunda la profunda transformación del Sr. Gage evidente producto de una lesión del cerebro, con otras no menos importantes que no responden a esa causa.

      La conclusión más evidente es que si se daña el cerebro, habrá perturbaciones diferentes según donde se produzca el daño, pero no será el estudio del cerebro el que dé cuenta de lo propio de los humanos, de los giros catastróficos que puede producir una contingencia en la vida de cada quien, del porqué de sus destinos tan disímiles, de las razones que permiten la pureza ética en uno y la criminalidad más transgresora en otro. Aunque parezca evidente conviene decirlo en una época en que el reduccionismo es una tentación.

      ¿Cuál podría ser la perspectiva del psicoanalista ante el caso? ¿Qué cabida tendría ante la contundencia de las consecuencias de una lesión?

      En primer término, aceptarla en toda su importancia. Pero su interés estaría dirigido a otra cuestión, su pregunta sería otra: ¿por qué el Sr. Gage, tan eficaz, preciso, respetuoso del procedimiento, cuidadoso, un buen día comete ese error de consecuencias catastróficas? ¿Por qué se distrajo cuando se encontraba manipulando pólvora? Pregunta sin respuesta posible en el caso, pero que abre el camino a otro orden de causalidad, y a darle un estatuto diferente al “error” humano. No es el estudio de las capacidades cognitivas del cerebro lo que puede dar respuesta a esa falla puntual, única,