Adoles(seres). Guillermo López. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Guillermo López
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789878372051
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cargado de conflicto, más bien pasaban de golpe de la infancia a responsabilidades adultas. En las tribus antiguas, los jóvenes no se hacían hombres por sí mismos, existía todo un artificio social, para ese pasaje o transición, los ritos de iniciación. (50) Estos ritos son un conjunto de enseñanzas orales que tienen como finalidad la modificación radical de la condición no solo sexual, sino también religiosa y social del púber. Estas enseñanzas eran transmitidas en general por miembros elegidos de la tribu como maestros. Mircea Eliade en Iniciaciones místicas plantea que en todo rito, los actos humanos tienen un modelo de legitimación religiosa o cultural proveniente de los antepasados. El rito de esta manera perpetúa y legitima los fundamentos religiosos y culturales de la tribu. (51)

      A grandes rasgos las ceremonias de iniciación de la pubertad constaban de tres pasos: 1) separación de los niños de sus madres; 2) aislamiento en un campo para ser adoctrinados; 3) se somete al joven a operaciones en el cuerpo, las más frecuentes son: la circuncisión, la extracción de un diente o mechones de pelo, las incisiones o escarificaciones. También en ocasiones se les imponen actos de riesgo como saltos o salidas de caza. Luego de atravesar las pruebas, el joven se reintegra a la comunidad como un adulto, con un nombre nuevo y algún tipo de marca para ser reconocido como tal por la tribu.

      Los ritos de iniciación en tanto artificios sociales constituyeron durante mucho tiempo una orientación simbólica y como tales permitían un anudamiento del cuerpo al orden social. Los ritos hacían nudo de lo simbólico, lo imaginario y lo real. El rito brindaba un saber seguro, consensuado y operatorio, que permitía a los jóvenes el pasaje de los más íntimo –la cuestión sexual– a lo público.

      La sociedad actual posmoderna, no brinda artificios simbólicos, no hay ritos que permitan hacer ese pasaje sin dudas o conflictos a la adultez. Más bien la época actual parece promover una adolescencia sin fin. La adolescencia hoy parece extenderse como un tiempo para comprender, que no alcanza nunca su punto de capitón. En la época del Otro que no existe, ningún acontecimiento simbólico socialmente marcado, brinda al joven la certidumbre de haber abandonado su adolescencia y de haberse convertido en hombre o en mujer. Ningún S1 parece tener relevancia como para oficiar de marca simbólica que de entrada al mundo adulto. Todos los S1 aparecen juntos y se licúan unos con otros: títulos secundarios desvalorizados, ceremonias religiosas indiferentes, primeros trabajos precarizados, servicio militar inexistente, hablan de una pulverización de las marcas simbólicas.

      Por otro lado en la era del hiperconsumo el padre ya no es más lo que era, por dos causas: a) el avance del discurso de la ciencia que reduce al padre a lo meramente biológico (hoy no es necesario un hombre ni un padre para tener un hijo y constituir una familia) y b) el discurso capitalista, que produjo una sustitución de la ley del padre por la ley del mercado. Lo que regula las relaciones entre los hombres hoy no es la autoridad del padre o de la ley, sino el imperativo de goce, bajo la ley del mercado.

      Tal como señala Miller en “Una fantasía” lo que rige a la sociedad de hoy es el discurso hipermoderno, cuya brújula es el objeto a, plus de gozar, empujando a todos al goce sin inhibiciones, desarmando la familia, desintegrando las parejas, desestabilizando todos los semblantes sociales.

      Los jóvenes de hoy ya no acuden al Otro del saber al que no respetan, sino a lo que tienen en su bolsillo, sus pequeños –falsos– objetos a, los gadgets, objetos prediseñados que la sociedad capitalista ofrece. Es en Internet, a través de las redes sociales, en constante renovación –para esquivar la mirada indiscreta adulta–, donde los jóvenes canalizan su malestar, las dudas sobre su identidad, donde hacen evaluar su imagen, sus looks o sus gustos, haciéndose reconocer o rechazar, por sus semejantes, en una sociabilidad algunas veces solo virtual e imaginaria.

      En principio habría que interrogarse porqué usar el término clínica para dar cuenta de esta investigación. Utilizamos este término siguiendo a J.-A. Miller y J. Lacan, tanto por razones políticas como epistémicas.

      RAZONES POLÍTICAS

      Con la disolución de la EFP, Lacan encomendó a ese grupo de jóvenes que cambiaron el psicoanálisis lacaniano y que se reunían en torno al significante “clínica”, la creación de la Escuela de la Causa Freudiana. Tal como señala Graciela

      Siguiendo esta línea de renovación de la Escuela y en función de una orientación por la última enseñanza de Lacan, es que escogemos este significante clínica, de la orientación a lo real, como brújula para pensar la especificidad de lo real en el psicoanálisis con adolescentes.

      RAZONES EPISTÉMICAS

      Lacan hizo de la interrogación sobre la experiencia de un análisis lo propio de su enseñanza, al crear el dispositivo del pase. Por su intermedio y a través de él se interroga al analizante (no al analista) acerca los impasses de la experiencia de un análisis, que llega hasta el final.

      Lacan conmina a los analistas a que den razones de su práctica, los invita a una enunciación sostenida en un saber precario, saber inconsciente, saber que hizo valer Freud como certeza de lo real en los bordes del olvido.

      La clínica psicoanalítica en términos de Lacan debe interrogar a la experiencia de un análisis, es decir al psicoanálisis puro a través del dispositivo del pase y a la práctica del analista, o sea al psicoanálisis aplicado a la terapéutica.