El adn de la paz con enfoque territorial en tres municipios del Magdalena Medio. Julio César Moreno Correa. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Julio César Moreno Correa
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587602302
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y los tiempos, y aquellos que son aliados en un lugar o tiempo determinado pueden ser enemigos en otro, dependiendo de factores coyunturales. (p. 43)

      Lo planteado por el autor evidencia que las características del conflicto armado en Colombia se centran en la multiplicidad de actores, la configuración sociodemográfica del territorio, la irregularidad de su duración, dada las causas que dieron su origen y que en la actualidad permiten la consolidación de un escenario que promueve su persistencia y con ello, procesos de construcción nacional.

      Como se mencionó al inicio del capítulo, el impacto del conflicto armado colombiano ha llevado a que en distintas ocasiones se hayan propuesto espacios de diálogo para su terminación, siendo los más recientes en la historia los establecidos con el eln y las farc; este último grupo ha propiciado que Colombia atraviese un proceso de transición hacia la paz, que tiene como punto de partida la firma de los acuerdos alcanzados en La Habana con el Gobierno nacional; el valor que posee el acuerdo de paz radica en la posibilidad de caminar hacia una solución política a la violencia sociopolítica y armada a través del diálogo y la garantía de los derechos a los ciudadanos. No es un camino fácil, porque implica la construcción de escenarios comunes que faciliten el diálogo y la construcción de estrategias basadas en lo político y lo social para poder abordar las causas que dieron origen al conflicto armado y que han permitido su persistencia.

      Los procesos de paz son escenarios de alta controversia política y social. En contextos de negociación siempre será muy importante, más allá de lo político y lo legal, la construcción de un consenso social en torno al proceso que permita tener un respaldo sobre el desarrollo del mismo [sic] y sus posteriores consecuencias en el posconflicto. (Cárdenas, 2013, p. 43)

      Es importante analizar junto con las comunidades y las organizaciones sociales y de víctimas el momento histórico que vive el país; este se asocia al ideal de una paz estable y duradera, promovido a partir de los diálogos con las farc en el 2012, y que terminó con la firma de los acuerdos en septiembre del 2016; se abre la expectativa para el inicio de un nuevo capítulo en la historia con la implementación de lo acordado. Por lo anterior, el reconocimiento de las prácticas y las percepciones comunitarias en relación con los avances en el cumplimiento de los acuerdos de paz y la participación de las organizaciones sociales y ciudadanía, en general, se convierten en insumos importantes en el plano fáctico para la cimentación (consenso social) y formación de bases sólidas para la construcción del camino hacia la paz.

      Conviene a esta altura mencionar algunos planteamientos teóricos que se han construido con respecto a los conceptos como paz y et, los cuales se convierten en banderas de gestión y pilares en el proceso de paz que se vive en Colombia. No obstante, es de resaltar que, a lo largo de la historia, tanto la violencia como la paz han permitido la construcción de sus epistemologías y con ello, un acervo literario determinante para la comprensión y el abordaje a través de políticas y subjetividades en los territorios. Por lo anterior, solo se presentarán algunas consideraciones dado que no es el objeto principal del libro.

      En el artículo 22 de la Constitución Política de Colombia, la paz se concibe como “un derecho y deber de obligatorio cumplimiento”. Para la Unesco,

      […] la paz no es solo ausencia de conflictos armados, internos o internacionales. La paz es un concepto mucho más amplio y positivo que engloba el derecho a ser educado en y para la paz; el derecho a la desobediencia civil y a la objeción de conciencia frente a actividades que supongan amenazas contra la paz; el derecho a la resistencia contra la opresión de los regímenes que violan los derechos humanos. (2011, párr. 1)

      En la misma dirección, Moreno y Salas-Picón (2019), a partir de un análisis con habitantes de Barrancabermeja, señalan que

      Suele pensarse la paz como antónimo de la violencia, pero no es lo que se observa en la red semántica; la paz no es ausencia de guerra. La violencia sociopolítica no requiere del uso de armas, sino que es sentida primordialmente como el ejercicio indebido del poder para el lucro de algunos […] la comunidad anhela un estado de tranquilidad, que cree posible construir a partir del respeto, el establecimiento de acuerdos, con principios como la equidad, el amor y la unión; pero percibe que es vulnerable frente a la acción del otro, que puede ser el mismo representante del poder estatal, cuyas acciones pueden ser violentas, conllevando dolor y sufrimiento, y que es causado principalmente por la corrupción, que se expresa en la vulneración de los derechos (pp. 421-422)

      Jiménez Bautista (2009) define la paz a través de categorías:

      En términos históricos, se han dado tres maneras de estudiar el concepto de paz. Paz como paz negativa (ausencia de violencia directa); paz positiva (ausencia de violencia estructural o indirecta: propia de las estructuras sociales que soportan algún tipo de desigualdad social —económica y política— o militar). La investigación para la paz, con un sentido de paz positiva, relacionada con la creación del término de justicia social, como satisfacción de las necesidades básicas. Y, en últimas fechas, se menciona la paz neutra (ausencia de violencia cultural y/o simbólica). (p. 146)

      Antes de abordar algunos elementos del et es necesario tener una noción sobre lo que representa su base, el territorio:

      En la coyuntura, se puede decir, que el territorio se entiende desde una perspectiva conceptual y cognitiva, dividida en un factor natural, individual y otro espacial. El factor natural es el encargado de justificar las guerras con finalidades de conquista como imperativo funcional; el individual explica su concepción desde un punto de vista cultural; y el espacial lo ve como un conjunto de relaciones sociales proyectadas en el espacio. (Savério-Sposito, 2003, citado en Carvajal-Lombana, 2017, p. 64)

      En el orden conceptual y cognitivo, Manzanal, Lattuada y Neiman (2006) proponen que el et

      […] es el encargado de explicar dinámicas económicas, históricas, culturales y socioeconómicas, y sirve como componente esencial y permanente del desarrollo mientras que el denominado enfoque territorial es permeable a nociones de gobernabilidad, permitiendo que la participación adquiera un estatus, un rol primordial para determinar el nuevo papel de las organizaciones sociales e instituciones locales (Pecqueuer, 1992, p. 455). Así las cosas, es de anotar, que el enfoque territorial está centrado directamente en el tema del desarrollo, desarrollo que solo se puede lograr mediante acciones articuladas con miras a producir cambios socioeconómicos, ambientales y la redirección de las políticas públicas. (p. 446; citado en Carvajal-Lombana, 2017, p. 65)

      Ahora bien, Carvajal-Lombana (2017) indica que el et plantea una metodología de trabajo participativa cuyo fin es generar espacios de articulación entre comunidad, empresa y Estado, con miras a identificar las necesidades del territorio y cómo estas se transforman —al igual que un cambio de visión de territorio— mediante el establecimiento de puentes dialógicos y de interacción entre lo político, lo económico, lo social, lo institucional y lo ambiental. A partir de lo anterior se fomenta la autonomía a través de los planes de desarrollo territorial y el redireccionamiento de las políticas públicas. Lo expuesto ya se ha implementado en la Unión Europea, México y Canadá.

      Carvajal-Lombana (2017) también identifica los componentes que estructuran el modelo et y los planes de desarrollo territorial (pdt) en grandes