No buscamos la pureza, la corrección o incorrección en la aplicación de las lógicas del capitalismo y sus derivas. No buscamos aquí juicios de valor, sino evidenciar la falta de poder explicativo que existe dentro del discurso del neoliberalismo para dichos fenómenos. Los conceptos contemporáneos sobre dicho fenómeno resultan insuficientes para teorizar prácticas gore, que se dan ya en todos los confines del planeta, mostrando que dicha teorización es necesaria en un mundo donde no hay espacios fuera del alcance del capitalismo.55 El hecho de obviar estas prácticas no las elimina, sino que las invisibiliza, o bien las teoriza desde términos más cercanos a la doble moral que a la conceptualización; términos como mercado negro o prácticas económicas propias del Tercer Mundo, por considerárselas ilegales.
Nos interesa proponer un discurso con poder explicativo que nos ayude a traducir la realidad producida por el capitalismo gore, basada en la violencia, el (narco) tráfico y el necropoder, mostrando algunas de las distopías6 de la globalización y su imposición. Nos interesamos también por seguir los múltiples hilos que desembocan en prácticas capitalistas que se sustentan en la violencia sobregirada y la crueldad ultra especializada, que se implantan como formas de vida cotidiana en ciertas localizaciones geopolíticas a fin de obtener reconocimiento y legitimidad económica
La crudeza en el ejercicio de la violencia obedece a una lógica y unas derivas concebidas desde estructuras o procesos planeados en el núcleo mismo del neoliberalismo, la globalización y la política. Hablamos de prácticas que resultan transgresoras, únicamente, porque su contundencia demuestra la vulnerabilidad del cuerpo humano, su mutilación y su desacralización y, con ello, constituyen una crítica feroz a la sociedad del hiperconsumo, al mismo que tiempo que participan de ésta y del engranaje capitalista ya que:
En muchas naciones el crimen organizado se ha convertido en un actor político clave, un grupo de interés, un jugador que debe ser tomado en consideración por el sistema político legítimo. Este elemento criminal con frecuencia proporciona la necesitada divisa extranjera, el empleo y el bienestar económico necesario para la estabilidad nacional, así como el enriquecimiento de los que detentan, el a veces corrupto, poder político, especialmente en los países pobres …7
Estas prácticas se han radicalizado con el advenimiento de la globalización dado que ésta se funda en lógicas predatorias que, junto a la espectralización y la especulación en los mercados financieros, se desarrollan y ejecutan prácticas de violencia radical. Como afirmó Thomas Friedman —antiguo consejero especial de la secretaria de Estado Madeleine Albright durante la administración Clinton—:
Para que la globalización funcione, los Estados Unidos de América no deben tener miedo de actuar como la invencible superpotencia que son en realidad … La mano invisible del mercado no funcionará nunca sin un puño bien visible. La McDonald’s no podrá extenderse sin la McDonnell-Douglas, fabricante del F-15. El puño invisible que garantiza la seguridad mundial de la tecnología del Silicone Valley es el ejército, la fuerza aérea, la marina y el cuerpo de marines de los Estados Unidos.8
A propósito de la globalización, citamos a Mary Louise Pratt, cuando habla sobre ella como un falso protagonista:
El término globalización suprime el entendimiento y hasta el deseo de entendimiento. En este sentido, la globalización funciona como una especie de falso protagonista que impide una interrogación más aguda sobre los procesos que han estado reorganizando las prácticas y los significados durante los últimos veinticinco años.9
Partiendo de esto, podemos decir que lo que denominamos aquí como capitalismo gore es uno de esos procesos de la globalización, su lado b, aquel que muestra sus consecuencias sin enmascaramientos. Por ello, no rehusamos obviar la complejidad del fenómeno y decidimos inquirir en las transversales que se salen del conglomerado interpretativo que detenta el monopolio capitalista.
En el mismo sentido, dado que existen movimientos, discursos y acciones de resistencia que buscan hacer frente al discurso capitalista y a sus alcances, consideramos necesario precisar que nuestra reflexión sobre el capitalismo gore no parte (ni se limita) de estas prácticas discursivas. Lo proponemos, entonces, como un espacio heteróclito que no ha sido suficientemente reflexionado desde las contrapropuestas al capitalismo, por ser considerado por éstas como un fenómeno fuertemente enraizado en la lógica de aquél, confinándolo a la irreflexión y etiquetándolo de espacio indeseable y distópico.
De la misma forma, este proceso es invisibilizado desde el discurso de la economía formal y alejado de su sistema de reflexiones, y no se le otorga un peso a mayor o más complejo, (con mayores alcances explicativos) sino que se confina/etiqueta como parte del mercado negro y sus efectos en el capital. Sin embargo estos efectos en la economía mundial son evidentes ya que el producto criminal bruto se estima que no sería inferior al 15% del comercio mundial,10 lo cual le otorga potestad en las decisiones económicas planetarias.
La urgencia de elaborar un discurso crítico que describa al capitalismo gore parte de la necesidad de un lenguaje común para hablar del fenómeno, ya que como es bien sabido «el mundo se revela en el lenguaje y las relaciones sociales se alcanzan a través del lenguaje.»11 Dado el hecho fundamental de que el lenguaje es un elemento medular en la organización epistemológica del mundo:
Consideramos necesario indagar, revisar, razonar y tratar de proponer un discurso explicativo que pueda darnos referencias conceptuales para pensar, analizar y abordar estos campos/espacios y sus prácticas. También consideramos fundamental el hecho de darle nombre a estos espacios/campos y sus prácticas desde una perspectiva transfeminista, con lo cual nos referimos a una red que abre espacios y campos discursivos a todas aquellas prácticas y sujetos de la contemporaneidad que no habían sido considerados de manera directa. Puesto que nos preocupa especialmente la falta de contenidos explicativos para los fenómenos que conforman los que aquí identificamos con el nombre de capitalismo gore. Si invisibilizamos las relaciones entre la economía legal y la economía ilegal, así como el uso descontrolado de la violencia como elemento de necroempoderamiento capitalista y enriquecimiento económico, también se invisibiliza —y, por tanto, se neutraliza la posibilidad de acción contra ellos— el hecho de que estos procesos regularmente inciden sobre los cuerpos de todos aquellos que forman parte del devenir minoritario, que es en donde, de una forma u otra, toda esta violencia explícita recae.
Por ello, proponemos una reflexión sobre el capitalismo gore entendiéndolo como «la dimensión sistemáticamente descontrolada y contradictoria del proyecto neoliberal.»12 Producto de las polarizaciones económicas, el bombardeo informativo/publicitario que crea y afianza la identidad hiperconsumista y su contraparte: la cada vez más escasa población con poder adquisitivo que satisfaga el deseo de consumo. Se crea de esta manera subjetividades capitalistas radicales que hemos denominado sujetos endriagos13 y nuevas figuras discursivas que conforman una episteme de la violencia y reconfiguran el concepto de trabajo a través de una agenciamiento perverso, que se afianza ahora en la comercialización necropolítica del asesinato, evidenciando las distopías que traen consigo el cumplimiento avant la lettre de los pactos con el neoliberalismo (masculinista) y sus objetivos.
Frente a este orden mundial se crean subjetividades endriagas que buscan instalarse a sí mismas, a quienes las detentan, como sujetos válidos, con posibilidades de pertenencia y ascensión social. Creando nuevos campos, desde una de las inversiones más feroces, desacralizadoras e irreparables del capitalismo. Sujetos que contradicen las lógicas de lo aceptable y lo normativo como consecuencia de la toma de conciencia de ser redundantes en el orden económico. Haciendo frente a su situación y contexto por medio del necroempoderamiento y las necro-prácticas tránsfugas y distópicas, prácticas gore. Convirtiendo este proceso en la única realidad posible y tratando de legitimar por medio del imperio de la violencia, los procesos de economías subsumidas (mercado negro, tráfico de drogas, armas, cuerpos, etc.). Acciones que reinterpretan y crean campos distintos a los válidos y que influyen en los procesos políticos, públicos, oficiales, sociales y culturales.
Como afirma Pratt, «otra vez