Enseñemos paz, aprendamos paz. Juan David Enciso. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan David Enciso
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789581205264
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Cuadernos de empresa y humanismo, 11, 3-45.

      Polo, L. (1993). Quién es el hombre. Un espíritu en el mundo. Madrid: Rialp.

      Sánchez, G. (1987). Colombia: violencia y democracia. Bogotá: La Carreta Editores.

      STI (2017). World Family Map 2017. Mapping family change and child well-being outcomes; co-sponsored by Institute for family studies. Recuperado de https://worldfamilymap.ifstudies.org/2017/files/WFM-2017-FullReport.pdf

      Notas

      1 José María Barrio afirma que el hombre “necesita saber qué es para serlo”, y cita a Kant en su referencia a la “humanización del hombre” como parte del proceso educativo. Desde esta perspectiva, podemos llegar a ser más humanos, independientemente de que seamos o no violentos (Barrio, 2007).

      2 Las dimensiones de la ruta de reintegración son: personal, productiva, familiar, hábitat, salud, educativa, ciudadana y de seguridad.

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      2. Consolidación de la paz en Colombia: volver la mirada a las competencias ciudadanas

      JUANITA LLERAS

      Me encantaría que cada mañana, cuando un estudiante se levanta para ir a clase, comprendiera que allí, en su colegio o universidad, cada maestro al dar la clase, o un papá al revisar la tarea por las noches, son los escenarios donde se juega la soberanía del país, la diferencia de poder futuro.

      ANTANAS MOCKUS

      INTRODUCCIÓN

      Es innegable que el momento histórico actual en Colombia es una oportunidad única para avanzar en el entendimiento y la consolidación de procesos democráticos en los que será necesario que todos los ciudadanos desarrollemos competencias y fortalezcamos las capacidades que nos permitan realizar procesos de reconciliación, reconstrucción de tejido social y apoyo a la justicia, la verdad y la no repetición. Tales retos podrán enfrentarse de un modo más apropiado si en los diferentes niveles educativos se forma de manera clara, oportuna y continuada para lo que implica la construcción de paz en Colombia.

      La noción de paz es compleja. No solamente implica ausencia de guerra, aunque es claro que para promover una convivencia pacífica se requiere terminar cualquier tipo de relacionamiento social centrado en las armas, la violencia y la ilegalidad; pero la paz no es solo ausencia de conflicto armado. Y, definitivamente, no es ausencia de conflicto, porque el conflicto es natural al relacionamiento social y ocurre de forma necesaria al existir distintos intereses entre instituciones o ciudadanos en el marco de la convivencia. Como Martin Luther King dijo: “la paz no es ausencia de tensión, es la presencia de justicia” (Brion-Meisels, en MEN, 2005, p. 176). Con esto, lo fundamental es entender el conflicto como una oportunidad de aprendizaje e instalar las condiciones para que se resuelva de forma pacífica, sin generar agresión o violencia.

      Pero entonces las preguntas permanecen: cuando hablamos de paz, ¿qué es lo que estamos realmente significando?, ¿qué necesitamos que pase para decir que vivimos en paz en el país?, ¿cuándo hemos estado en paz en nuestras vidas? Estas no son preguntas menores, y las respuestas pueden ser múltiples y variadas porque, como señalamos, la noción de paz es compleja y requiere abordajes multidimensionales. De todas maneras, lo importante es que todos como ciudadanos entendamos que la paz no ocurre afuera, no es el resultado inmediato de la firma de un acuerdo y nadie nos la puede asegurar.

      La paz es una construcción diaria y permanente y nos compete a todos. Nos demanda revisar qué decisiones tomamos y cómo las emprendemos; nos pide reflexionar sobre qué tipo de relaciones entablamos con nosotros mismos, con los demás y con el medio ambiente; nos exige generar procesos de autoconocimiento y autocontrol, así como reconocer nuestras emociones y procurar comunicarlas de forma asertiva; en resumen, nos demanda asumirnos como sujetos responsables, activos y conscientes de los procesos de consolidación de paz en nosotros mismos y en nuestros contextos. No debemos esperar grandes transformaciones externas, es fundamental reconocer que todos debemos, poco a poco, dar los pasos que nos lleven a un relacionamiento social distinto en el país.

      Por esto, se requiere del desarrollo y la puesta en práctica de competencias que nos permitan vivir en el marco de la comprensión y defensa de los derechos humanos, a fin de promover el reconocimiento de la dignidad humana en todas nuestras decisiones y acciones. Aunque desde el año 2003 el país estableció las competencias ciudadanas por medio de la formulación de los estándares básicos de competencias (MEN, 2004), ahora más que nunca tienen vigencia y pertinencia para los procesos actuales de consolidación de paz en el país.

      La formación ciudadana es un reto inaplazable en el momento actual de país, no solo porque el posconflicto requiere un cambio profundo en nuestro relacionamiento social y en la participación política en el marco de la democracia; sino porque en la medida en que generemos procesos de cambio y transformación social hacia ambientes de convivencia pacífica se ampliarán las posibilidades de aprendizaje de todos los estudiantes. La escuela tiene la tarea fundamental de formar ciudadanos.

      Con esto, vale la pena volver a dar una mirada detenida a la estructura, formulación, sentido, alcance y pertinencia de las competencias ciudadanas a fin de reconocer sus aportes a los procesos venideros en el país y reflexionar autocríticamente sobre nuestras propias competencias para el ejercicio de la ciudadanía.

      FORMULACIÓN, ESTRUCTURA Y SENTIDO DE LOS ESTÁNDARES EN COMPETENCIAS CIUDADANAS

      De acuerdo con la Ley 115 de 1994, Ley General de la Educación, en el país, uno de los fines de la educación es “proporcionar una sólida formación ética y moral y fomentar la práctica y el respeto a los derechos humanos” (art. 13). Las instituciones educativas tienen, entonces, el compromiso y la autonomía de fomentar prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios de la participación y organización ciudadana, por lo cual deben ofrecer a todos los estudiantes oportunidades para desarrollar las capacidades y habilidades que les permitan vivir, convivir, ser productivos y aprender a lo largo de la vida (MEN, 2006).

      La Ley 115 guarda el espíritu de la reforma constitucional de 1991, e introduce en el sistema educativo colombiano una serie de cambios y reformas estructurales en los procesos que deben adelantar las instituciones educativas. Por ejemplo, la Ley establece el Proyecto Educativo Institucional (PEI) para todas las instituciones del país, les otorga autonomía curricular para tomar decisiones frente a los procesos de enseñanza-aprendizaje de acuerdo con los referentes de calidad educativa establecidos por el Ministerio de Educación Nacional (MEN), y marca un cambio significativo de una educación centrada en contenidos por una centrada en competencias. Con dicha Ley el país pasó de tener un currículo nacional centralizado y procesos de evaluación educativa cuantitativos, a una educación centrada en el logro del desarrollo de competencias en los estudiantes donde los procesos cualitativos de evaluación y seguimiento entran a tener un lugar protagónico en las dinámicas escolares.

      Para avanzar en el logro de estos cambios y compromisos establecidos en la Ley 115, en el año 2003 se establecieron los Estándares Básicos de Competencias como los parámetros de lo que todo niño, niña y joven debe ser, saber y saber hacer para lograr el nivel de calidad esperado a su paso por el sistema educativo (MEN, 2006). Se entiende que los estándares son referentes que permiten evaluar los niveles de desarrollo de las competencias que van alcanzando los estudiantes en su vida escolar. El MEN construyó los estándares básicos de competencias en Lenguaje, Matemáticas, Ciencias (Naturales y Sociales) y ciudadanas.

      Específicamente en el año 2003, de manera participativa con el sector educativo, se construyeron los Estándares Básicos de Competencias Ciudadanas,1 los cuales buscan plantear lineamientos para que el sector educativo pueda construir ambientes democráticos a partir de espacios de convivencia, participación y valoración de las diferencias. Dichos estándares son la guía para que las secretarías de educación (SE) y los establecimientos educativos (EE) puedan incluir dentro de sus planes de estudio lo que los estudiantes deben ser, saber