Facundo Quiroga. Ramón Torres Molina. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ramón Torres Molina
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789507546839
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estatura, delgado pero bien conformado y de muy acentuada musculatura, revelando la fuerza física y la energía de carácter… Su aspecto denunciaba fuerza, voluntariedad indomable, ánimo y atrevido para llegar, saltando toda valla, a donde el impulso de sus fuertes pasiones le arrastraran, sin hacer caso de ley ni rey, tipo en alto relieve del gaucho malo. Había nacido en el distrito de los Llanos, en la Provincia de La Rioja, de una familia oriunda de la ciudad de San Juan, a donde fue enviado en su niñez a aprender primeras letras. Agrégase que a este soldado, tomólo de su ordenanza el Comandante de frontera, Corvalán.

      Es este el mismo blandengue de entonces; que treinta años más tarde vino a servir de prototipo al distinguido escritor Sarmiento en su afamado libro: Civilización y barbarie. Es al fin, ya lo habréis adivinado, Juan Facundo Quiroga.

      Cuando Quiroga vuelve a aparecer en la obra de Hudson se trata ya del Quiroga histórico, sobre quien existen registros documentales. Hudson no se refiere a ninguna deserción y el único punto de contacto con la versión de Zinny es la mención a Manuel Corvalán.

      En realidad, lo que hizo Zinny fue reelaborar las versiones del Facundo.

      Tomó, en primer lugar, la idea sobre el individualismo de Quiroga: comía solo.

      Continuó con la afición de Quiroga al juego (comprobada por la documentación histórica):

      Finalmente, Zinny aceptó la idea de Sarmiento sobre la incorporación de Quiroga al Regimiento de Granaderos a Caballo reelaborando su narración.

      Hudson, por su parte, en otra versión que hace de Quiroga un Blandengue, atribuye a la tradición la explicación sobre las razones de su incorporación a una fuerza en la frontera de Mendoza.

      La obra de Antonio Zinny Historia de los gobernadores de las provincias argentinas publicada entre 1879 y 1883 fue precursora de los estudios sobre la historia de las provincias. Zinny fue un erudito que pasó revista a los periódicos que se habían editado en Argentina y con esos datos y otros documentos que encontró escribió su obra.

      En el tomo I decía:

      La influencia de la obra de Sarmiento, en plena vigencia cuando escribió Zinny, lo llevó a aceptar la leyenda que se había creado, atenuándola con alguna versión familiar que tampoco contaba con respaldo documental y que solo estaría basada en alguna errónea tradición familiar.

      El análisis del texto de Zinny, además, es contradictorio con la realidad histórica. Nunca tuvo el Regimiento de Granaderos a Caballo un Regimiento de Infantería que le estuviese subordinado. Ello es contrapuesto con toda la organización militar. No existieron Granaderos de Infantería en el Regimiento organizado por San Martín. ¿Puede alguien imaginarse a un Juan Facundo Quiroga en una tropa de infantería? ¿Se puede imaginar a un llanisto de infantería en el siglo XIX? Tampoco concuerda con los registros históricos la afirmación sobre el traslado de aguardiente a Buenos Aires. El aguardiente no era una producción de Los Llanos de La Rioja. Pero hay un documento que resulta decisivo. Una carta del padre de Quiroga que atribuye a su hijo Juan Tomás una conducta parecida a la que se le atribuyó a Juan Facundo:

      Señor don Felipe Santiago Mallea. Llanos y mayo.

      Muy Señor mío y mi dueño: a causa de hallarme facultado para el arreglo de las milicias de este partido me veo en la precisión de darle el debido remedio lo que quisiera haber hecho en persona y no puedo porque me precisa viajar a La Rioja para el 25 de mayo, por lo que me tomo la satisfacción de molestar a Ud. me haga el cariño de hacerme la diligencia que expresaré e instruiré a Ud. para que en vista de ella obre sirviéndole de poder ésta por no haber aquí papel sellado para librar poder en forma.

      Señor mío, es el caso que habiendo despachado a mi hijo Juan Tomás para que les ayude a los niños a hacer la cosecha, tengo noticias ciertas que ha jugado todas sus prendas y que no les ha ayudado en nada. Antes si, lejos de serles de alivio y aun ofreciéndoles yo darles una mano antes de que llegue a ese estado, he de estimar a Ud. me lo haga poner en el cuartel y presentado al Señor Teniente Gobernador para que tome plaza de soldado por cinco años y cumplido el término se vuelva para que de este modo se sujete, y cuando no vuelva al servicio, pues Ud. no ignora el padecimiento que he padecido hasta el presente, pues mis haciendas están perdidas por no haber quién las recoja, pero para la destrucción hay de sobra y así no omita diligencia sobre el particular, yo celebraré lo para bien y en posesión de mi cariño mande en cuanto mi inutilidad valga.

      Dios guarde a Ud. muchos años, Su más afectuoso servidor y amigo Q.B.S.M. José