¿Te imaginas vivir toda tu vida no haciéndote responsable de tus actos, de tus resultados, de tus experiencias y ceder tu propio poder a las otras personas que te rodean o circunstancias que se presentan y echándole a otros la culpa de todo?
El día de hoy te invito a que cuestiones cómo te encuentras viviendo tu vida, ¿realmente estás en el papel de víctima en este momento, echando la culpa a todas las personas, dejando que otras personas decidan por ti, o que manejen el timón de tu propia embarcación? ¿O estás siendo responsable de lo que te pasa, aprovechando todas las oportunidades que tienes y que te muestra la vida para que puedas ser feliz?
Por tal motivo, primero antes que todo, te invito a que seas una espectadora de tu propia vida, que salgas de ese papel llamado vida y que simplemente lo observes, te vuelvas una observadora imparcial, primero debemos saber cómo estamos interpretando nuestra vida, para ello, te invito a que tomes un papel y que vayas escribiendo aquello que te pasa, simplemente escríbelo por unas semanas, describe aquello que te sucedió, cómo te sentiste en ese momento, cuando realices este sencillo ejercicio simplemente sé un espectador sin prejuicios o juicios, es probable que tu mente te pida emitir un juicio de la situación, pero por el momento no va ser necesario, luego de varios días te invito a que leas lo que escribiste y que puedas revisar cómo has ido interpretando tu mundo. Y que puedas encontrar en qué momento tuviste el papel de víctima.
De víctima a protagonista
Ahora que hemos observado nuestro papel de víctima y cómo lo hemos ido alimentando todo este tiempo, es momento de lanzar la vaca al precipicio (pobre vaquita, es solo una analogía), en este camino del amor propio, vamos a buscar todas aquellas distinciones que nos acerquen a edificar nuestra propia imagen, desde una imagen de seguridad, de poder y sobre todo de mucho amor. Indudablemente ser víctimas no nos permite llegar a esta meta, por tal motivo, damos la bienvenida con bombos y platillos a nuestro ser protagonista.
¿Qué significa ser protagonista?
Ser protagonista es la actitud que nosotras necesitamos para sentirnos responsables de nuestros actos, no echando la culpa al tiempo, a nuestros padres, a nuestras parejas, al sistema. Simplemente nosotras el día de hoy somos lo que somos, por el conjunto de decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida, hemos edificado aquella imagen personal por aquellas decisiones que hemos tomado y las que no hemos tomado. Quizás puedes pensar: “Pero Madeleine, tuve una vida difícil, mis padres fueron muy complicados, mis hermanos no me hablan, mis hijos no me escuchan, mi pareja no me mira”. Sí es totalmente cierto, pero desde el papel de víctima no podrás generar nuevas posibilidades en tu vida, si eres protagonista y te haces responsable es muy probable que generes aprendizajes y nuevos entendimientos de lo que viviste en tu vida, desde un espacio de respeto, compasión y mucho amor. Hasta podrías volcar todo ese aprendizaje para enseñar a las personas que pasaron por lo mismo que tú viviste. Imagínate qué me hubiese pasado, si es que hubiese vivido resentida con mis padres porque se separaron, porque no pude vivir mi pubertad como la mayoría de mis compañeros la vivieron porque asumí el rol de mamá, desde el papel de víctima estaría con un gran resentimiento y no podría salir adelante, hace varios años me hice responsable, aceptando lo que pasó, que fue la decisión de ellos, y si ellos hubieran sabido hacerlo mejor, dalo por seguro que lo hubieran hecho mejor, pero lo hicieron desde la persona que fueron, desde sus heridas, desde sus creencias, desde la imperfección de seres humanos que cada uno de nosotros somos. Entender, comprender y aceptar la situación porque no hay nada que perdonar, y lo que pasó me permitió desarrollar ciertas habilidades desde muy niña que me han habilitado para dirigir diferentes proyectos en áreas del mundo empresarial. Es posible que no me encontrara aquí redactando este libro de no ser así. ¿Te das cuenta del valioso regalo que tenemos solo cambiando de ser víctimas a ser responsables/protagonistas?
Entonces, es tiempo de reescribir nuestro libreto, de volvernos capitanas de nuestra propia embarcación, de alzar las velas y el timón para definir a dónde queremos ir. ¿Qué pasaría si realizas una declaración muy poderosa en este momento? La declaración es:
“SOY LA PROTAGONISTA DE MI PROPIA VIDA”.
Vamos, dilo en voz alta, si puedes levántate y acércate a un espejo y dilo mirándote a los ojos fijamente, dilo cuantas veces puedas. Recuerda que nadie más que tú tiene el poder para que la película de tu vida sea una verdadera historia, donde la actriz principal eres tú misma, y que nunca más vas a permitir tener el papel secundario, porque este es un acto de amor, un acto de amor hacia ti, al ser humano maravilloso que eres.
Libérate de tus creencias limitantes
Un hombre es literalmente lo que piensa. James Allen
Comencemos relatando la siguiente historia: En Detroit una persona ingresó al vagón de un tren, y no pudo salir porque de un momento a otro se atascó la puerta de salida del mismo, al darse cuenta la persona que estaba dentro contemplaba que se encontraba “en un refrigerador” y pensó que su vida corría mucho peligro dado que en cualquier momento podría morir por el frío que podría generarse dentro del vagón, a pesar de los gritos y golpes que realizaba nadie lo escuchaba, y al día siguiente lo encontraron muerte dentro del vagón, sin embargo el hombre había escrito una nota donde indicaba que hacía mucho frío. Lamentablemente, de lo que esta persona no se había dado cuenta era de que el aire frío del vagón se había averiado y que sus pensamientos le jugaron una mala pasada, dado que murió solo por creer que había mucho frío.1
Así como la persona de esta pequeña historia, ¿cuántas veces nosotras no hemos tomado como real lo que vemos, aquella situación, aquellas palabras, los juicios de nosotras mismas y los demás? ¿Te das cuenta de lo poderoso de este relato?, como pueden nuestras creencias, inclusive hasta costarnos la vida.
Las creencias
La creencia es aquello que se considera como una verdad absoluta, según David Fischman en su libro El éxito es una decisión2, estas creencias pueden ser creencias empoderantes o creencias limitantes. Las creencias empoderantes son aquellas que permiten motivarte, que promueven el desarrollo y la autoconfianza. Entre algunas creencias empoderantes, podríamos citar:
• Yo puedo hacer todo lo que me propongo.
• Yo me considero una fuente de inspiración para mí misma y para los demás.
• Yo tengo la plena convicción de que mientras más edad tengo, más hermosa y sabia soy.
• Yo puedo, Yo me siento capaz de hacerlo, Yo creo mis propios resultados.
• No hay problemas, hay retos.
También se encuentran las creencias limitantes, son aquellas que imposibilitan el desarrollo de las personas y las que funcionan como bombas que te hacen retroceder. Entre las que podríamos citar tenemos:
• Yo soy muy vieja para hacer realidad mis sueños.
• Nadie me quiere.
• Nunca tendré éxito en la vida.
• Yo no puedo, yo no me siento capaz de hacerlo.
• En los problemas solo hay dificultades.
¿Te has puesto a pensar cuántas creencias limitantes podríamos tener de nosotras mismas? ¿De nuestro propio aspecto físico? Quizás alguna de las siguientes creencias te podrá sonar familiar:
1. Las gorditas no se pueden ver bien ni sentirse bien con lo que se ponen.
2. El inicio de los sofocos es un signo de vergüenza.
3. Las mujeres que tienen poco busto no pueden utilizar el escote que quieren.
4.