Cuadro N°1: Los Ocho Elementos
Particularmente, me gustan mucho las ceremonias, si te das cuenta a los seres humanos nos rodean varias ceremonias durante toda nuestra vida, donde festejamos nuestros aniversarios, cumpleaños, bautizos, nos encanta celebrar, es más, aprovechamos cualquier espacio para realizarlo. Por tal motivo, sería un honor poder empezar este viaje con una ceremonia de iniciación, realizando un ejercicio de conexión con nuestra esencia para que podamos tener la mejor apertura. Por favor, te invito a que hagas una pausa y antes de seguir con los demás capítulos del libro, te permitas hacer este ejercicio.
EJERCICIO N°1: CONEXIÓN CON NUESTRA ESENCIA
Si deseas puedes poner una música relajante para que te acompañe en este ejercicio, solo debes estar en un espacio donde nadie te distraiga. Toma una respiración profunda, inhala y exhala suave y profundamente, en cada inhalación siente cómo cada parte de tu cuerpo se relaja, y en cada exhalación dejas aquello que no quieres tener presente el día de hoy, repite al menos estas respiraciones por 5 veces, ahora siente cómo tus pies se relajan, tus tobillos, pantorrillas, piernas, pelvis, estómago, pecho, brazos, manos, hombros, cuello, cabeza, y cómo todo tu cuerpo completamente se relaja.
Ahora, imagina que desde tus pies salen unas raíces que se conectan con la madre tierra, y a través de esta conexión, siente el amor de la madre tierra a través de sus raíces las cuales se conectan con todo tu cuerpo. Siente este amor incondicional que se presenta hacia ti el día de hoy, aliviando y llenando de amor cada célula de tu cuerpo.
A través de esta energía de amor, conéctate con tus guías, con el amor divino, con los ángeles, con el universo, con Dios (en aquello en lo que creas), y siente cómo te comparten información necesaria para ti y para este momento de tu vida, brindándote aquello que necesita el día de hoy, para tener la apertura necesaria para aquello que vas a leer en las siguientes páginas. Pídele que te pueda acompañar en este camino, que te pueda dar sabiduría para ver aquello que necesitas ver, aquello que necesitas oír y aquello que necesites sentir. Que te pueda dar la facilidad de desaprender aquello que necesites para que incorpores de aquí en adelante aquello que te sirva para tu evolución como ser humano.
Cierra este encuentro maravilloso con cinco respiraciones profundas, con un abrazo y agradeciendo a tu guía interior, teniendo la plena convicción de que puedes conectar con ella en cualquier momento, solo debes creer que siempre te acompaña y como cada una de nosotras tenemos libre albedrío; no interviene si es que nosotras no se lo pedimos, pero recuerda que siempre se encuentra acompañándote.
Bienvenida a tu ser protagonista
La máxima victoria es la que se gana con uno mismo. Buda
Voy a iniciar este capítulo con una pequeña historia, había una vez un maestro que quería darle una lección a su discípulo, entonces le dijo que era momento para tomar un paseo por el pueblo más cercano al monasterio donde vivían. Salieron en búsqueda de aquel pueblo, y luego cuando llegaron, buscaron la casa más humilde, la cual estaba localizada a las afuera del pueblo, en un llano donde había otras casas pequeñas rodeadas de pastizales, aquella era la más humilde, era de madera y de techo de paja. Al parecer no le habían realizado ningún tipo de mantenimiento por bastante tiempo, dado que estaba decolorada, y el pasto crecido.
El maestro le dijo al discípulo que se acercaran a aquella casita, y tocaran la puerta. El discípulo muy obediente se acercó a la casa y le atendió una humilde familia, al conversar con las personas, les preguntaron de qué vivían, por lo que el jefe de familia le contestó que era de la vaca que tenía en el patio de su pequeña casita, que a pesar de que era muy delgada aquella vaquita, les permitía tener leche suficiente para que pudieran comer humildemente todos los días.
Luego de una larga charla, el maestro y el discípulo, se despidieron de aquella familia, y al salir el maestro le pidió al discípulo llevara la vaca a la montaña más cercana y que la tirara al precipicio. El discípulo quedó totalmente consternado por aquella solicitud, y pensó que no tenía ningún sentido, dado que la familia se quedaría sin comer, porque aquella vaca era su única fuente de ingreso; pensó además: “mi maestro no puede hacerle eso a la familia, quedaría totalmente indefensa, probablemente mueran”. Por la insistencia del maestro, con un gran dolor en su corazón, el discípulo realizó lo que le pidió y tiró la vaca a un precipicio.
Un año después, el maestro llevó al discípulo a aquella casita de nuevo, pero al inicio fue complicado encontrarla, porque estaban buscando aquella choza que habían dejado hace un año atrás, su asombro fue tal, que al regresar encontraron una casa de cemento muy bien pintada de dos pisos, ambos estaban totalmente sorprendidos, pues habían imaginado que aquella familia tuvo que vender su pequeña casa para que tuviera qué comer. Al tocar la puerta el discípulo se dio con la sorpresa de que lo atendió el mismo señor de hace un año, por lo que le preguntaron qué había pasado. El señor les dijo que el mismo día de su visita, la vaca había desaparecido y que se encontraron sin la fuente que les proveía el alimento diario, y al encontrarse en una gran desesperación y en plena necesidad, dado que no tenía cómo alimentar a sus hijos, y luego de varios días de pensar cómo solucionar aquel problema, se les ocurrió dedicarse a la agricultura, y cuando realizaron la cosecha se sorprendieron gratamente porque no solo les alcanzó para ellos, sino también pudieron comercializar lo obtenido con los vecinos y con los comerciantes del mercado, por lo que se dieron cuenta de que podrían dedicarse por completo a ello, y poco a poco pudieron recibir grandes dividendos de esa actividad y pudieron mejorar su estilo de vida.
Sin lugar a duda este suceso para la familia significó una gran bendición a mediano plazo, dado que la vaca para la familia representaba una excusa para que no pudieran salir de su zona cómoda y conocida, donde no se permitían desafiarse. Al desaparecer la vaca les dio la oportunidad de poder explorar todas sus opciones, convirtieron un problema en una gran oportunidad, las cuales muchas veces pasan desapercibidas si estamos con los lentes de víctimas.
Luego de repasar la historia de la vaca te pregunto: ¿Cuántas veces nosotras hemos tenido una “vaca” en nuestras vidas? ¿Seguimos en las relaciones que tenemos porque no vemos más oportunidades? ¿Estamos en un trabajo tan aburrido porque tenemos miedo al cambio? O es muy probable que aún a esa vaca la sigamos manteniendo, alimentándola con nuestras inseguridades, con el miedo al cambio, con las excusas para que no salgamos de nuestra zona de confort. Es probable que aquella vaca nos haga sentir cómodas, porque es un espacio calientito, familiar y que conocemos, porque muchas veces al entrar en espacios desconocidos nos podemos sentir paralizadas por el miedo al cambio o por lo desconocido.
¿Por cuánto tiempo más mantendrás a aquella vaca que tienes en tu vida? ¿Cuánto más poder vas a seguir perdiendo? ¿Vas a dejar de vivir por darle de comer a tu vaca? ¡Claro!, porque aquella vaca que conservamos, tenemos que alimentarla para que siga en nuestras vidas. ¿Y cómo la alimentas? Con diferentes explicaciones y excusas que nosotras mismas hemos ido elaborando y mejorando a través de nuestras vidas, en ocasiones hasta podemos ser expertas en el arte de las excusas, tales como: Pero no lo puedo hacer, así me tocó vivir, esta es mi vida, nadie podrá cambiar mi vida. Todas aquellas excusas edifican tu “ser víctima”, aquella parte de ti que se hace presente.
Te has puesto a pensar que, ¿el verte como víctima podría ser una de las vacas más grandes que has alimentado en toda tu vida?, quizá esta se ha alimentado desde nuestra niñez con las telenovelas que vimos, con lo que nosotras interpretamos desde casa, puede ser que nuestra madre o figura de madre se comportara de cierta manera que motivó cierto comportamiento en nosotras, ¡cuidado y mucha atención! Porque al sentirte víctima, estás entregando a la otra persona o situación, el poder absoluto que por naturaleza