Algunos expertos creen que la rotación longitudinal reduce el arrastre por forma permitiendo a los nadadores de estilo libre y de espalda pasar más tiempo de lado, donde ocupan menos espacio en el agua. Sin embargo, sospecho que las posiciones con el cuerpo de lado producen al menos tanto arrastre resistivo, si no más, como las posiciones pronas. Un torso plano que está horizontal en relación con la superficie no debería necesariamente ocupar más espacio que uno colocado de lado. De hecho, en los estudios en los que se ha medido el arrastre pasivo, era mayor cuando se remolcaba a los nadadores de lado que cuando se les remolcaba en la posición prona (Counsilman, 1955).
Los nadadores que están de lado pueden de hecho ocupar más espacio en una dirección vertical que lo que ocupan los nadadores que están planos en el plano horizontal. Además, el hecho de rotar el cuerpo de un lado a otro probablemente aumenta el arrastre resistivo comparado con el mantenimiento de una posición prona. No obstante, los nadadores de estilo libre y de espalda deben rotar el cuerpo de lado a lado, porque al hacerlo mejoran la fuerza propulsora que pueden aplicar con el brazo que trabaja y facilitan el recobro del otro. Estas dos ventajas probablemente valen más que cualquier aumento del arrastre resistivo causado por la rotación longitudinal. Los nadadores de estos dos estilos no deben rotar excesivamente de lado a lado bajo la impresión errónea de que están reduciendo el arrastre por forma. La cantidad de rotación del cuerpo debe ser impuesta por los movimientos laterales de los brazos. Los nadadores no deben minimizar estos movimientos para reducir la rotación, ni aumentar los movimientos verticales de los miembros más de lo que requiere una brazada eficaz simplemente para conseguir una mayor rotación longitudinal del cuerpo.
El efecto de la rotación longitudinal del cuerpo de lado a lado sobre el mantenimiento de la alineación lateral en el estilo libre y en espalda se describirá en esta sección porque es muy importante para la natación eficaz. Las ilustraciones de las figuras 2.3 a 2.5 realmente simplifican demasiado el proceso complejo de reducir el arrastre por forma. La natación es una actividad dinámica en la que el cuerpo está cambiando constantemente de posición durante cada ciclo de brazada. Los nadadores deben reducir el arrastre por forma para facilitar la aplicación de la fuerza propulsora y reducir los posibles efectos perturbadores que los movimientos de los brazos ejercen sobre la alineación horizontal y lateral. Los nadadores de estilo libre y de espalda realmente no tienen ninguna elección entre rotar y nadar plano, incluso si las posiciones planas del cuerpo producen menos arrastre por forma. Su elección es rotar o serpentear.
El cuerpo serpenteará de lado a lado si los nadadores tratan de aplanar la posición de su cuerpo al nadar por la piscina porque el cuerpo está suspendido en el agua y los movimientos ascendentes y descendentes de los brazos ejercen fuerzas sobre el torso que lo hacen seguir en la misma dirección. Si tratan de impedir rotar el tronco y las piernas hacia arriba y hacia abajo en la misma dirección que los brazos, el tronco y las piernas se balancearán hacia los lados.
Las fotografías presentadas en la figura 2.7 muestran a los nadadores en su punto máximo de rotación en el estilo libre y en espalda. Como se ve, sus cuerpos rotan considerablemente de la horizontal. Por lo menos rotarán tanto hacia el otro lado durante la próxima brazada.
La rotación longitudinal incrementa la velocidad de nado en el estilo libre y de espalda de varias maneras. Permite a los nadadores colocar sus brazos en una posición más efectiva para ejercer la fuerza propulsora y les permite realizar un batido diagonal que ayuda a estabilizar el tronco durante los movimientos alternos de los brazos. También minimiza los movimientos laterales del tronco, de las caderas y de las piernas, como se ha indicado anteriormente.
Figura 2.7. Nadadores de estilo libre (a) y de espalda (b) en el punto máximo de rotación durante el ciclo de brazada respectiva.
Los nadadores del estilo libre y de espalda deben permitir que el cuerpo siga la acción de los brazos durante las varias fases de cada ciclo de brazada. La acción de rotar el cuerpo debe ser continua durante todo el ciclo de brazada, sin pausas ni restricciones. El cuerpo debe estar siempre rotando hacia un lado o hacia el otro. Sólo debe estar plano momentáneamente al pasar por la horizontal mientras rota de un lado a otro. Los nadadores deben permitir que las caderas y los hombros desciendan libremente cuando el brazo del mismo lado está descendiendo, y deben permitir que asciendan sin demora cuando el brazo empieza a ascender. El brazo derecho y el brazo izquierda se desplazarán siempre en oposición el uno al otro durante cada ciclo de brazada en estos dos estilos. Es decir, un brazo estará descendiendo mientras que el otro está ascendiendo. Por lo tanto, el lado derecho y el izquierdo del cuerpo deben estar movién-dose también en oposición.
Formas en que la rotación longitudinalpuede aumentar la velocidad de nado
La flotabilidad y el arrastre por forma
Se ha supuesto desde hace mucho tiempo que una mayor flotabilidad reducirá el arrastre por forma. Mientras que el centro de masas de los nadadores está localizado en la zona de las caderas, el centro de flotabilidad está localizado en la zona del pecho, donde se sitúan los pulmones y por ende el mayor componente del aire corporal. Como este punto de equilibrio está situado arriba en el tronco, las piernas tenderán a hundirse a no ser que tengan una buena flotabilidad. Se puede determinar fácilmente la flotabilidad de cualquier nadador en particular haciendo que se tumbe en una posición prona en la superficie del agua con los brazos estirados por encima de la cabeza y las piernas extendidas detrás. Si los nadadores tienen mucha flotabilidad, su cuerpo permanecerá horizontal, si no, las piernas se hundirán. Las piernas de los nadadores con alguna flotabilidad se hundirán hasta que estén en un punto entre la posición horizontal anterior y una posición vertical, pero seguirán flotando. Si los nadadores no tienen nada de flotabilidad, las piernas se hundirán y arrastrarán el cuerpo debajo del agua detrás de ellas.
En el pasado, la influencia de la flotabilidad en la reducción del arrastre resistivo se tomaba por hecho. No obstante, ahora varios estudios confirman la creencia de que una mayor flotabilidad reducirá el arrastre resistivo. Dos estudios diferentes, Pendergast et al. (1977) y Watkins y Gordon (1983) sugirieron que las piernas de los hombres tendían a hundirse más fácilmente que las de las mujeres cuando los sujetos de ambos sexos no tenían ningún soporte para las piernas y nadaban por el agua utilizando sólo los brazos. Como promedio, las mujeres tienen mayor flotabilidad que los hombres, lo que puede ser una de las razones por las que más mujeres utilizan ritmos de doble batido. Como tienen menos flotabilidad, la mayoría de los hombres probablemente requieren batidos más fuertes dobles, dobles cruzados o de cuatro o seis tiempos para mantener las piernas cerca de la superficie cuando nadan.
Es de conocimiento común que un aumento del porcentaje graso del cuerpo mejorará la flotabilidad. Sin embargo, esto no significa que los nadadores con mayor grasa corporal tengan una ventaja o que los nadadores deben tratar de aumentar su grasa corporal. Un mayor porcentaje de grasa corporal significa un incremento en el área de superficie del cuerpo, lo que aumentará el arrastre por forma. Por lo tanto, intentar aumentar la flotabilidad añadiendo grasa corporal puede fácilmente conducir a un incremento aún mayor del arrastre por forma.