Lecturas de poesía chilena. María Inés Zaldívar Ovalle. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: María Inés Zaldívar Ovalle
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789561424814
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diarios El Mercurio y La Nación y, más tarde, para el diario La Unión”. (http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-745.html). Avanzando en el tiempo menciono también a Teresa Wilms Montt (1893-1921), quien publicara sus primeros escritos bajo el seudónimo de “Tebac”. Nacida en Viña del Mar en el seno de familias de gran poder económico y político, falleció en París producto de una sobredosis de Veronal el 24 de diciembre de 1921 a los 28 años de edad. Hoy se tiene algo más de información acerca de su obra, aunque hasta hace no muchos años era más conocida por su gran belleza física, y su vida intensa, dolorosa y trágica. Su obra cuenta con al menos cinco libros de textos en prosa y verso, algunos con rasgos surrealistas, que exploran temas tales como el erotismo, el amor, la espiritualidad, la muerte. En las últimas páginas de su diario se lee: “Morir, después de haber sentido todo y no ser nada…”.27

      A continuación, este párrafo para otro grupo de destacadas mujeres: María Luisa Fernández (1870-1938), madre de Vicente Huidobro, quien escribe y firma como Latina o Monna Lisa, y que no solo influyó en su hijo, sino también en el medio de la época, entre otras cosas, a través de su mecenazgo a creadores varios y al promover en su casa tertulias literarias y artísticas muy concurridas. Luisa Lynch del Solar (1864-1937), escritora, y sus hijas, conocidas como las hermanas Morla, nacidas en París: Carmen (1887- Santiago 1983), escritora, y Ximena (1891 - Santiago, 1987), escritora y pintora, fueron mujeres reconocidas como intelectuales y creadoras, famosas especialmente por sus sesiones de espiritismo (ambas recreadas como las hermanas Mora por Isabel Allende en La casa de los espíritus). Elvira Santa Cruz y Ossa (1886 -1960), nacida en Valparaíso, quien publica bajo el seudónimo de Roxane, y fuera una periodista, escritora, poeta y editora chilena de larga trayectoria. Delia Matte Pérez, de quien no consta fecha de nacimiento ni defunción, pero que sabemos perteneció a una familia acaudalada y de corriente liberal, y quien junto a Inés Echeverría, entre otras damas, fundó el concurrido y afamado Club de Señoras, en el año 1915. La escultora Rebeca Matte Bello (1875-1929), primera mujer escultora en Chile y la primera extranjera, y mujer, nombrada profesora en la Academia de Bellas Artes de Florencia. Sara Hübner (Magda Sudermann) y Sofía Eastman. Y, finalmente, menciono a la artista visual y escritora Sara Malvar (1894-1970) —seudónimo de Sara María Camino Malvar— quien fuera incorporada a los grupos vanguardistas en España y Francia, vinculándose al círculo de Pablo Picasso (1881-1973). Interesada en el cubismo, sus agudas indagaciones acerca del arte, ya sea arquitectura, pintura o poesía son sorprendentes, como cuando afirma, por ejemplo:

      Tengo amor por la idea del cuadrado, la más pura, más impasible y serena. Si viniéramos a la vida con una conciencia geométrica, en equilibrio, sin sombra, donde todo fuera liso, claro, continuo y lleno de orgullo, habría entonces, la ciudad blanca recta de líneas precisas. El país geométrico donde querríamos vivir…28

      Junto a este discurso que podría denominarse laxamente como “feminista aristocrático” de origen cristiano-católico y a veces liberal, existe otro de mujeres de sectores medios que es fundamental en la historia de la cultura y literatura en Chile. Dentro del campo cultural de la época, imposible obviar nombres como los de Eloísa Díaz Inzunza (1866-1950), la primera mujer en Chile y América del Sur en obtener el título de Médico Cirujano en 1887, y Amanda Labarca (1886-1975) educadora que impulsa la formación de la mujer, reconocida como una destacada intelectual. Y ya dentro del campo de las letras, aparte de las conocidas escritoras, básicamente narradoras, Marta Brunet (1897-1967) y María Luisa Bombal (1910-1980)29, existen otros nombres prácticamente desconocidos, pero que tuvieron toda una trayectoria creativa, específicamente en el campo de la creación poética, con la cual está en deuda la historia y la crítica de la literatura nacional.

      Pero, antes de continuar en dirección a nuestras poetas, y como una especie de breve e ilustrativo paréntesis que ayuda a poner nuestro tema en contexto, me parece relevante mencionar que esta situación de olvido y borramiento oficial de la creación de mujeres en Chile se replica también en las artes visuales. Gloria Cortés Aliaga, en su libro Modernas historias de mujeres en el arte chileno 1900-1950, luego de una importante revisión de catálogos y documentos refiere que:

      Después de oír incansablemente que la participación femenina en el arte era un asunto marginal […], nos encontramos de pronto con los nombres de 500 mujeres, pintoras, y escultoras profesionalmente activas en Chile desde mediados del siglo XIX hasta 1950, que aparecen en los catálogos de las exposiciones y salones oficiales e independientes. Un número impensado que, sin duda, irá creciendo en la medida que accedamos a más fuentes de investigación. Sin embargo, de esos cientos de artistas solo un 25% de ellas aparecen mencionadas en los libros tradicionales de historia del arte, y de esta cifra, solo un 10% cuentan con datos biográficos detallados en investigaciones anteriores. Es decir, alrededor de un 75% de nuestras artistas son desconocidas por la historiografía. (16)

      Winétt de Rokha, Olga Acevedo, María Monvel y Chela Reyes, las cuatro poetas en cuestión

      Al asumir como un dato de la causa la invisibilidad que estas escritoras tienen hasta el día de hoy dentro del panorama crítico nacional (con excepción de Winétt de Rokha quien ha recibido atención estos últimos años), surgen una serie de conjeturas que conducen a interrogantes por dilucidar y analizar a través de las cuales se pueden enunciar algunos caminos de búsqueda. Señalo, más bien enuncio provisoriamente, tres aspectos: la clasificación que se les asignó dentro de la historiografía tradicional, lo que significaba, dentro del campo literario chileno de la época escribir desde la mujer y, sumando a los dos anteriores, el factor de clase y posicionamiento social dentro del campo cultural y literario de la época.

      Pero, ¿quiénes son, entonces, estas cuatro mujeres que nacen en un lapso que no supera los doce años entre la mayor y la menor (1892 y 1904)? Como un inicio obligado me parece pertinente entregar alguna referencia básica acerca de su vida y obra. Siguiendo un orden cronológico tenemos a Luisa Victoria Anabalón Sanderson, Winétt de Rokha (1892?30-1952) quien hasta hace poco tiempo era más conocida como la esposa de Pablo de Rokha, nacida un año después de Vicente Huidobro, y diez antes que Pablo Neruda. Su obra poética, del mayor interés, está compuesta por los libros Horas de sol (1914); Lo que me dijo el silencio (1915); Formas de sueño (1927); Cantoral (1936); Oniromancia (1943), El valle pierde su atmósfera (1946); y la antología Suma y destino (1951). Para muestra, un botón; consideremos de Cantoral el poema “Carcoma y presencia del capitalismo”

      Frío plano, de exactas dimensiones,

      el siglo XX cabe en una cancha de tennis.

      En mesitas de café-concierto,

      entre pajillas, whisky-sowers y cigarrillos egipcios,

      la mujer contemporánea

      borda corpiños de seda negra.

      En el paddock,

      al compás de la música loca de un jazz-band,

      las mujeres y los caballos se pasean.

      Del brazo de Pablo de Rokha,

      intervengo en el ritornello

      mundial de las muchedumbres.

      Ilustrando mis poemas

      con perspectivas de paperchase,

      con sweaters cuadriculados de sportman,

      y humaredas de inquietantes locomotoras,

      soy la Eva clásica del porvenir.

      Astral y sensitiva, horado

      en aviones románticos,

      el azul de las golondrinas perdidas. (Winétt de Rokha 20-21)31

      Esta mujer, entre otras actividades y labores, se carteaba con importantes artistas e intelectuales de la época, tal es el caso de la polémica que sostuvo con el escritor polaco Witold Gombrowicz el año 1946, pues diferían acerca de los temas que pueden ser tratados en la literatura, la relación que debe existir entre el pueblo y el arte y, más específicamente, acerca de métrica y ritmo en la poesía. Sus teorías estéticas que atacaban el arte puro y defendían el compromiso social del