Fler. Por verdad, señor Selvago, que nunca hallé aquel dicho del cómico tan verdadero como al presente tengo en vos experimentado, que dice que fácilmente cuando estamos sanos y fuertes damos saludables consejos al doliente. Cierto si vos fuésedes herido con la hierba que yo estoy emponzoñado, de otra manera mudaríades vuestra plática; mas empero, porque no penseis que contra todo derecho servimos este poderoso señor, por vuestros mesmos exemplos probaré ser sus hechos rectos y justos. Decis primeramente que los griegos y troyanos, por el robo de Elena, tuvieron entre sí tantas batallas; digo que por ello deben mucho á la mesma Elena, pues fué causa á que sus famosos hechos en memoria hasta la fin del mundo quedasen, lo que de otra manera, pasando aquellos fortísimos capitanes su siglo en paz, de ninguna gloria fueran dignos; eso mesmo sus hechos y memorias perecieran con sus vidas, lo que es muy al contrario. Decis que los sabinos y romanos tuvieron ansimesmo entre sí grandes batallas; si bien mirais en ello, más fué por el robo que los siervos de Rómulo cometieron, que por causa de Cupido; y si dixésedes que lo uno se siguió de lo otro, digo que si por las doncellas y matronas que los romanos tomaron, se cimentó batalla en los que siempre habian sido enemigos, por ellas mismas se ordenó la paz, siendo dende en adelante buenos amigos y juntados en un pueblo, lo que Rómulo con buenas razones ni grandes poderes jamas habia podido acabar. A lo que replicais de la destruycion de España, revolved los historiadores y verés si todos se concuerdan en que lo tal subcedió por los pecados de los mesmos españoles, y no tanto por lo que la Cava cometió. Decis que David fué adúltero homicida; mirad lo que dello se siguió, que fué su mucha contricion, por donde fué perdonado, quedando por muy puro amigo de Dios, que tanto como entónces nunca se habia demostrado; siguióse tambien dello el nascimiento de aquel, que sabio de sabios fué llamado, que fué el grande y sapientísimo rey Salomon. Por consiguiente, todos vuestros exemplos podrie volverlos en contra vuestra opinion, sino por evitar fastidio se dexára, demostrándoos brevemente los muchos y soberanos provechos que del amor se siguen á los que con fidelidad servir le procuran. Lo primero es que el amor engendra en él forma ó cuerpo humano, noble y cortés condicion, suave y dulce policía, mucha afabilidad en los poderosos, mediana estimacion en los no tales, grande curiosidad en todas sus cosas, convenible estimacion y gravedad en sus tratos, vida pura y limpia de toda mácula, deseo de ser sabios y virtuosos, grande aborrecimiento de cualquiera liviandad, templada medida en sus pasatiempos, gran recato en lo que mano ponen, mucha habilidad en cualquier cosa, voluntad entera de servir á Dios, tanto por lo que les conviene, cuanto porque digan delante de quien aman bien dellos, de donde se sigue la pureza del ánima, que es guía de la verdadera beatitud. Allende desto, al que es torpe le vuelve avisado, al tosco polido, al superbo humilde, al presuntuoso afable, al avaro liberal, al luxurioso casto, al gloton templado, y finalmente, al amador de todos los vicios le torna siervo de todas las virtudes. Éste hace que los reyes, uno con otro, tengan paces; pacifica esto mismo los reinos, engrandece los linajes, hace nobles á muchos, convierte dos almas y cuerpos en uno, aplaca los robustos, vence los fuertes, doma los superbos, al cobarde da osadía, al temeroso esfuerzo, al inconstante firmeza; entre los reyes reina, entre los caballeros señorea, entre los cibdadanos manda, y entre cualquier otra gente es por señor tenido. De todos es amado, de todos acatado, de todos querido, de todos, finalmente, por señor tenido. Mirad pues, señor, qué es lo que de él siento en lo poco que le he servido, y conocerés qué podrá dél manifestar el que largo tiempo le contrató. Una cosa sola os quiero decir, y es que más querria morir con amor que vivir sin él, porque así la muerte sería dichosa, y por el contrario, la vida del todo desventurada. Y por tanto, pues claro habeis visto cómo tan bien he demostrado mi intencion, y sabeis ser lo que digo verdad, pídoos, por el amistad firme que entre nosotros está, que más mal no digais del amor en mi presencia, porque no será en mí sufrirlo; solamente, si mi vida quereis, me dad algun medio para que la amorosa pasion que me atormenta, del todo no me consuma, disminuyendo la pena á mi trabajosa vida.
Selv. Por verdad que no me faltaban evidentes razones para del todo confundir las vuestras si no mirase vuestro expreso mandamiento, y que todavía, si vos razonais en favor del amor casto y honesto, no tengo yo por qué vituperalle, por ser en sí loable y bueno. Mas, si esto es así, no sé cómo pedís remedio á vuestra pena, puniéndola tal nombre, salvo si es alguno de los que vuestro maestro Ovidio y otros tales han instituido; en lo cual, porque creais que en todo hago vuestro ruego, no dexaré de señalar algunos á vuestra pasion más convenibles; es pues uno de ellos, que todo amador debe, como capital enemigo, huir la ociosidad, poniéndose en arduos y grandes negocios, con que poco á poco pierdan la memoria de lo que aman. Asimismo leer libros sanctos y buenos, darse á los estudios, usar la caça, ya con canes, ya con volatería, porque estando el cuerpo cansado el dia en semejantes cosas, la noche en dormir gastará sin de más tener memoria. Tambien dicen ser cosa provechosa partirse á otras tierras, desviarse de su vista en quanto ser pueda, pues vemos claramente por experiencia, que miéntras más léxos se hallan del fuego, más seguridad se tiene dél. Tambien es provechoso abstenerse del vino y manjares espléndidos, macerando el cuerpo con ayunos y abstinencias, con que mucho se refrena y resiste la luxuria. Eso mismo, quando se sintieron muy penados, deben de tomar pláticas con otras mujeres, mas no de tal manera que por huir de un peligro caigan en otro mayor. Deben tambien procurar de despedir de sí todas las señales de enamorado, porque de lo fingido suelen venir á lo verdadero. Dicen tambien ser cosa provechosa no estar mucho tiempo empleados en un cabo, porque el árbol de dos dias puesto, más fácil se destruye que el de muchos años. Debe tambien el que desea ser libre de esta pasion desechar de sí á los tales como él que cumplieron sus deseos. Asimismo deben huir la compañía do hay copia de mujeres, y sobre todo no las ver bailar ó tañer, porque entónces tienen la propiedad del basilisco; despues, si acaso la dexáre, debe no tener memoria de los pasatiempos y placeres que con ella tuvo, que es cierto la recaida peor que la caida. Dice despues desto el mismo Ovidio, alguno dirá estos preceptos ser duros y no de sufrir, pero ha de mirar que ninguna cosa grande costó poco, y que quien algo quiere, algo ha de hacer; porque muchas veces vemos al enfermo tomar cosas muy agras y malas, y que lo que pide no se lo dan, y que le constriñen á que tome lo que no querria por ventura ver, y todo lo sufre por ser sano; por lo mismo consiente barrenar su cuerpo con hierros abrasados y otras cosas semejantes. Otro remedio cuenta para el amor el magnífico caballero Pero Mexía en su Silva, con el cual sanó Faustina, mujer