El hecho de que todo esté controlado por la mente y por los pensamientos lo estamos viviendo a cada instante, porque cada movimiento, cada respiración en la vida cotidiana controla a la materia. Nuestras mentes son los impulsos a través de los nervios y músculos para movernos y realizar todas las demás actividades del cuerpo.
Lo mismo nos dicen los antiguos escritos védicos mucho antes de que existieran las primeras religiones, pero el hombre necesitó todo este tiempo hasta el presente para encontrar una explicación científica.
Sería tan fácil de creer y confiar, pero la humanidad ha estado debatiendo durante miles de años para encontrar una respuesta lógica, lo que plantea en última instancia aún más preguntas, con lo que el tema deviene así aun más confuso.
Esto significa que somos almas eternamente existentes y al mismo tiempo individuales. Lo que llamamos Dios (la Realidad Suprema mas allá de la dualidad física) es una entidad individual, la cual no es relativa, sino absoluta. Para nosotros es imposible de imaginar una individualidad absoluta pero la podemos experimentar, porque el poder universal lo es todo. Y nosotros somos parte de lo que llamamos Dios, ya que nos encontramos inmersos en el "todo".
Desde los albores de la humanidad, cada persona ha necesitado de diferentes estímulos para encontrar nuevas formas, nuevos hallazgos científicos y nuevos dictámenes. Durante miles de años nos han programado sobre cómo tenemos que vivir y lo qué tenemos que experimentar, pero sin embargo nos resistimos a creer que vivimos en el "aquí y ahora" no solamente para formar esta vida, sino para desarrollar nuestra alma y prepararnos para nuestras próximas encarnaciones y enseñar lo que mantiene a nuestra civilización para renacer en una sociedad sana.
Actualmente nuestra sociedad está muy maltrecha y enferma debido al egoísmo y al materialismo. En realidad estamos caminando a ciegas por la vida. Tan solo a la hora de nuestra muerte nos damos cuenta de que esta actitud era un error. Por eso ahora es el momento de expandir nuestros sentidos y volver de nuevo a nuestros orígenes.
Las personas perciben una y otra vez una ampliación de su percepción sensorial; impulsos para concienciar a la humanidad sobre su mala conducta. Pero a menudo se precisan cientos de años para encontrar una explicación científica. Cuantas pruebas más hacen falta para reconocer lo que es realmente esencial y distinguirlo de lo banal y sin importancia?
Definitivamente debemos abrir los ojos. Somos tan sólo un fractal de Dios! Cuando Benoît B. Mandelbrot se dio a conocer como el padre de la geometría fractal, muchos de sus colegas no le tomaron en serio. No obstante, la humanidad ha logrado dar un salto enorme a nivel científico en todas sus áreas gracias a Benoît. Benoît B. Mandelbrot encontró la clave en el nivel espiritual que nos permite la puesta en práctica del conocimiento de las civilizaciones ancestrales.
Mandelbrot descubrió que los fractales no son únicamente una parte de las matemáticas, sino que representan un todo. Es decir, todo absolutamente está hecho de fractales: el universo, el mundo y la vida como tal. En una ocasión dijo que podía ver estos fractales y llegó a pensar que tenía un don especial.
Al principio de este libro se explicó que recibimos impulsos y que las imágenes se ensamblan en el centro visual. Del mismo modo Benoît B. Mandelbrot recibió estos impulsos y los vio realmente para poder reconocer y transmitir a la humanidad estos conocimientos tan importantes.
En realidad no era un don, sino una especie de orden, un método de trabajo para la humanidad. De esta forma, se abrió un nuevo sentido afín a su percepción visual. Este sentido llegó a Mandelbrot involuntariamente, simplemente podía ver la estructura en todo. (Durante los rituales indígenas o chamánicos o en la meditación se experimentan ampliaciones de los sentidos o incluso se alcanzan nuevos sentidos.)
Todo lo que hasta hoy hemos catalogado como científico son básicamente manifestaciones que existieron mucho tiempo antes de la existencia de los primeras religiones y que fueron transcritas en los primeros textos escritos de la humanidad.
Mucho tiempo antes del inicio de las primeras religiones, la humanidad tenía un nivel mucho más elevado de conciencia, estaban dotados de mayor capacidad de transcendencia e inter-dimensionalidad. Se comunicaban por medio de la telepatía y vibraciones, como en la naturaleza. Consiguieron ponerse de acuerdo y estas vibraciones se producían al unísono y por lo tanto, tenían un enorme potencial en los campos de fuerzas positivas.
Incluso esta última afirmación coincide con los descubrimientos de la física cuántica. La física cuántica propone que todas nuestras acciones, palabras y pensamientos están grabados no solamente en nuestro “disco duro” (nuestro karma) sino también en la matriz universal y allí es preservado para la eternidad. Esto va más allá de una cuestión individual, ya que el ser humano coopera con la vibración que mantiene el campo magnético de nuestro planeta en equilibrio o por el contrario, lo empuja fuera del ritmo.
Probablemente sea cierto que, una sola alma no puede hacer ningún daño. Pero no es sólo un alma, sino todas las almas en colaboración con las grandes masas de la humanidad. Precisamente por esta causa estamos obligados a asumir esta responsabilidad con el fin de proteger a nuestro planeta y a nuestra especie.
Nuestro objetivo es volver a llevar a nuestro planeta y a sus especies a esta ancestral forma de la conciencia de las civilizaciones antiguas. Pero el que se separa de la unidad universal vibra por separado y genera un campo de fuerza negativa que produce una polaridad opuesta al campo magnético de la Tierra.
Debido a muchos pequeños campos de energía negativa, se crea una interferencia de frecuencias, que no sólo tiene graves consecuencias para la naturaleza, sino también para nosotros los seres humanos. Al igual que las aves migratorias que vuelan en contra de su instinto en la dirección equivocada o de las ballenas que están varadas por las interferencias de radio, de la misma forma una parte de la humanidad carece de objetivos en la vida o se sienten confundidos. La soledad, la depresión, la insatisfacción se convierten en un compañero constante.
Con respeto a las dimensiones complejas y otros niveles de conciencia, se nos abre una perspectiva completamente nueva. Tenemos que convertir estas vibraciones, de manera que el distorsionado campo geomagnético se regenere. Es la única forma de evitar el colapso de nuestros sistemas sociales. Si todos fuésemos menos ignorantes y no nos perjudicásemos tanto, podríamos vivir una vida diferente. Cuidaríamos más de no escribir nuestras emociones negativas en la matriz, que consecuentemente generará un legado negativo para las próximas generaciones. Además, deberíamos recordar que nosotros somos los que se van reencarnar de nuevo y que estamos creando en el "aquí y ahora" el llamado karma.
La historia de nuestro mundo nos muestra una y otra vez que la raza humana se ha autodestruido por su polaridad opuesta. Es en este momento, ahora, cuando debemos cambiar nuestros paradigmas para podernos beneficiarnos de esta vida y colocar a nuestra especie en posición vertical. Nuestra sociedad debe repensar y reflectar. Tenemos que reducir nuestra neo-corteza (la sede de la lógica y del reconocimiento) y activar el sistema límbico que representa el centro de las emociones.
Esto nos permitiría activar la glándula pineal, la cual a su vez activa el sentido transcendental, a través de neurotransmisores