Psicoanálisis y revolución. Ian Parker. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ian Parker
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441493
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apareció con una forma particular que podemos hacer que funcione para nosotros y que podemos también desechar cuando haya cumplido su trabajo.

      La tarea que nos hemos fijado es la de reconstruir el psicoanálisis como una forma auténtica de “psicología crítica” y como un recurso eficaz para los movimientos de liberación. Cualquier lector atento se percatará muy pronto de que somos bastante críticos ante la psicología como tal y ante las demás profesiones “psi”. La excepción es el psicoanálisis, que nos puede llevar más allá, pero siempre y cuando se conciba dialécticamente, reconociendo sus fallas y desarrollando sus fortalezas.

      Nuestra convicción es que el psicoanálisis debe criticarse y transformarse a sí mismo para poder ser útil a los movimientos de liberación. Pensando en las necesidades específicas de estos movimientos, examinaremos aquí, de manera sucesiva, el papel del inconsciente, la repetición, la pulsión y la transferencia en el análisis clínico y político. Abordaremos en cada caso cuestiones relativas al cambio subjetivo y la transformación de la realidad. Aunque no evitemos la teoría, la práctica será la clave. Primero aprenderemos de la clínica psicoanalítica. Luego lo aprendido se conectará con la práctica de liberación.

       Revolución

      El objetivo de liberación, tal como es concebido por los movimientos anticapitalistas, antiheteropatriarcales, antirracistas y anticoloniales, será el horizonte de nuestro manifiesto. Las siguientes páginas son para los movimientos de liberación y se escribieron pensando en ellos. Estos movimientos, que están en contra de la opresión y la explotación, cuentan con toda nuestra solidaridad. Nuestro psicoanálisis también está en sintonía con lo “negativo”, con lo que es “anti”, con lo que hay en nosotros que nos permite rebelarnos. Y, como esos movimientos políticos, nuestro psicoanálisis también desentraña un aspecto positivo del sujeto humano: una capacidad para pararse a reflexionar, para cambiar el mundo y para volverlo menos resistente a la creatividad y la transformación.

      El presente manifiesto se ha escrito en un momento de profunda crisis político-económica en la que el mundo simbólico, el que todos habitamos como seres humanos, está siendo sacudido y perturbado, al mismo tiempo que los mundos futuros que podemos imaginar y crear se ven impactados y amenazados por enigmáticas fuerzas reales materiales que operan completamente fuera de nuestro control. El insondable sustrato biológico de nuestro ser, nuestra incognoscible naturaleza, irrumpe en nuestro universo simbólico en momentos como éste. Al hacerlo, exacerba las contradicciones sociales a las que estamos sujetos, contradicciones que debemos entender y superar si queremos resistir y sobrevivir. Somos tanto más débiles cuando más divididos estamos ante el peligro.

      Un virus mortal, por ejemplo, es una amenaza para todos nosotros en este mundo, pero su llegada muestra claramente que no somos afectados todos por igual, que no estamos todos juntos en esto. Quienes habitan en los llamados “países menos desarrollados” padecen más, quienes ya sufren de racismo se mueren en mayor número, y las mujeres confinadas en sus hogares, cuando los tienen, son más vulnerables a ataques violentos. Los oprimidos, los ya discapacitados por esta sociedad o los ya debilitados por ella, tienen menos probabilidades para sobrevivir.

      Es durante el confinamiento que elaboramos el presente manifiesto. Su elaboración requirió múltiples comunicaciones entre los autores, así como consultas a camaradas en todo el mundo. La escritura del texto fue difícil y su lectura también debería serlo. Exponemos algunas ideas que a menudo se consideran “complejas” y que por ello se evitan. Estas ideas no pueden expresarse a través de la narrativa fácil de los textos populares. Lo más que hemos podido hacer es volver una y otra vez a ellas para tratar de aclararlas, pero su clarificación continuará con su lectura y sus consecuencias. Todo lenguaje está escrito como una forma de traducción. Ahora nos gustaría que nuestros lectores tradujeran las siguientes páginas a la práctica. Esta práctica es necesaria y urgente.

      La mayor parte de la humanidad está en peligro bajo un “capitalismo del desastre” favorecido por los mismos capitalistas neoliberales a los que favorece. Esta forma de capitalismo, al igual que las anteriores, pero en mayor medida, no puede funcionar sin las crisis que él mismo propicia. Cualquier motivo es una buena excusa para entrar en modo crisis.

      Una crisis como la que estamos conociendo es realmente un desastre, una catástrofe que brota de lo real y que nos impacta, golpeándonos en el meollo de lo que somos. Nada mejor que el psicoanálisis para considerar la conexión íntima entre esto real, nuestros intentos de imaginar lo que nos está pasando y el universo simbólico que compartimos. Esta conexión requiere de una crítica de la ideología que debe estar vinculada con lo que experimentamos, con lo que sufrimos como sujetos, para que podamos actuar mejor y cambiar la realidad. Se trata de una tarea para el psicoanálisis, pero tiene que ser una tarea colectiva y política, y no individual ni psicológica.

      Nuestra individualidad y su psicología forman parte del problema. Debemos cuestionarlas. Necesitamos un tipo especial de crítica de la psicología, una “psicología crítica” que sea psicoanalítica. Necesitamos el psicoanálisis.

       Introducción: miseria, dialéctica y liberación

      ¿Qué nos dicen los síntomas sobre el tipo de sociedad enferma que los agrava y que en algunos casos los produce? ¿Cómo escuchar esos síntomas? ¿Qué hacer al escucharlos?

      Quienes están bajo presión, quienes trabajan en fábricas, oficinas, tiendas, campos, calles u hogares, pueden sentir que necesitan un apoyo emocional. Quizás este apoyo sea particularmente necesario para los activistas que luchan por cambiar el mundo. El activismo en movimientos de liberación es a menudo una dura prueba para personas que deben romper con su pasado, abandonar sus lugares asignados, enfrentarse a lo que les rodea, cuestionarse a sí mismas, desprenderse de sus identidades anteriores y renunciar a sus inercias o a los privilegios que los hacen aferrarse a lo que ya tienen.

      A veces, como en el 1 % de los más ricos, los privilegios que nos dividen son enormes. Sin embargo, por lo general, son sorprendentemente pequeños. Lo que sorprende es que, siendo tan miserables, tan insignificantes, puedan ser tan importantes para nosotros. Su atracción es material, pero también “psicológica”. Se trata de algo que el psicoanálisis entiende y que puede llegar a transformar.

      Debemos romper nuestras cadenas psicológicas para percatarnos de que somos como trabajadores de tipos diferentes. Por más grandes que sean las diferencias entre nosotros, ahí está el trabajo que nos une, el que hacemos al vivir y para vivir, y debemos reconocerlo para juntar nuestras fuerzas y ganar el mundo. Seguiremos perdiendo el mundo, hasta perderlo por completo, mientras permanezcamos atrapados en el interior de lo que se nos ha hecho ser como individuos.

      Cada uno debe liberarse no sólo a sí mismo, sino de sí mismo, de las categorías que lo aprisionan o de la individualidad misma, que se ha convertido en un refugio para huir de un mundo que también se experimenta como una prisión. Esto causa desgarramientos internos que pueden ser considerados, estudiados y tratados con medios como los psicoanalíticos, inventados por el médico vienés Sigmund Freud entre los siglos XIX y XX y luego refinados y desarrollados por sus discípulos y seguidores en los últimos cien años.

      La historia de la herencia freudiana es la de un tratamiento único, sin parangón, de los desgarramientos internos en la subjetividad moderna. Es también la historia de una relación compleja, ambivalente y contradictoria con el fin último de liberación. Esta historia está hecha de avances, desviaciones, rodeos y retrocesos. Ya desde el principio, Freud era un hijo de su tiempo, inmerso en la ideología sexista y racista, y en su propia formación psiquiátrica, pero consiguió romper con las ideas dominantes sobre la psicología y la naturaleza humana para abrir el camino a una “psicología crítica” potencialmente progresista.

      Freud se relacionó crítica o escépticamente con la esfera psicológica. No la aceptó como algo dado, real y enteramente manifiesto, que pudiera conocerse de modo objetivo. Tampoco la vio como algo unitario que sería lo mismo siempre y en cualquier persona. Esto le permitió proponer ideas valiosas sobre la naturaleza humana de la miseria como algo histórico, sobre el proceso dialéctico a través