Poder Judicial y conflictos políticos. Tomo II. (Chile: 1958-1973). Brian Loveman. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Brian Loveman
Издательство: Bookwire
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Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789560013774
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       Nuestra versión de la Sierra Maestra será una versión chilena, nacida en nuestra tradición, (…) en que la guerra de guerrilla será sustituida por la ocupación de las minas y las fábricas y la lucha en las calles, en los barrios obreros, en las ciudades mismas.

      Oscar Waiss, Arauco, 13 de noviembre de 19606.

      Jorge Alessandri fue elegido Presidente de la República en la primera elección que se efectuó empleando la cédula única, con más de un millón de inscritos. Fue apoyado por el Partido Conservador y el Partido Liberal, por disidentes del Partido Radical y sectores independientes. Fue una elección disputada por cinco candidatos: Salvador Allende (Frente de Acción Popular, FRAP, 28,5%), Eduardo Frei (Partido Demócrata Cristiano, PDC, 20,5%), Luis Bossay (Partido Radical, PR, 15,4%), Antonio Zamorano (independiente de izquierda, exsacerdote, 3,3%) y Alessandri, quien obtuvo menos de la tercera parte de la votación popular (31,2%). Los resultados reflejaron el declive de los partidos tradicionales de la derecha desde 1952 y las complejas divisiones políticas en el país. El Congreso confirmó a Alessandri como Presidente de la República por haber recibido la primera mayoría en las elecciones7.

      En su campaña electoral, Alessandri criticaba las políticas económicas y la mala administración del sector estatal de los gobiernos desde 1939. Insistía en la necesidad de limitar los gastos fiscales, hacer más eficientes las iniciativas del Estado, incentivar la inversión extranjera y combatir la inflación monetaria que afligía al país. Afirmó que en el caso chileno se podían aplicar con «absoluta precisión» las palabras del Presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower: «Debemos tener un crecimiento que no ponga en peligro la estabilidad y debemos tener una estabilidad que no impida el crecimiento» 8.

      «A usted lo necesito». Afiche de la campaña presidencial de Jorge Alessandri.

      Sin embargo, no sería fácil lograr la meta de «estabilidad» económica o política. La reforma electoral y la derogación de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia en 1958 abrió el camino para que el Partido Comunista dejara la clandestinidad y participara abiertamente en la política nacional. Los comunistas resistían tenazmente el programa de «estabilización» y tenían gran influencia en el movimiento sindical. El Partido Socialista y la Democracia Cristiana también propiciaban cambios radicales, si bien diferentes, en el sistema político-social. Desde 1959, el ejemplo de la Revolución Cubana inspiraba a sectores de izquierda, que llamaban a crear el equivalente de la Sierra Maestra cubana en los fundos, poblaciones y fábricas de Chile. La política interna se fue agitando con intensidad, situándose progresivamente dentro de las tensiones de la Guerra Fría9. El gobierno de Alessandri aplicaría «la ley» intentando «mandar con autoridad»10.

      Revista Topaze, Santiago: [s.n.] 1931 (Santiago: El Esfuerzo) de v. (Julio-Diciembre de 1961)

      La conflictividad política durante el gobierno de Jorge Alessandri desafiaría al Poder Judicial. Su proclamada independencia, así como su autodefinida imparcialidad y hasta su legitimidad serían cuestionadas cada vez más en el Congreso y en la prensa opositora. Como se ilustra en este primer capítulo y en el siguiente, los conflictos sociales y laborales y la intensa competencia partidaria entre 1958 y 1962 requirieron que los tribunales y las cortes procesaran innumerables querellas por infringir la ley de seguridad interior del Estado contra dirigentes sindicales, periodistas y políticos de oposición que luchaban contra el programa económico de estabilización y apertura a la economía internacional promovido por el gobierno de Alessandri. Tanto la Democracia Cristiana como los partidos del FRAP promovían cambios radicales en el sistema político y no siempre sus acciones se mantenían dentro de las normas legales. Además, criticaron que la Corte Suprema mantuviera la autolimitación introducida en 1933 en relación con las facultades extraordinarias delegadas por el Congreso al Ejecutivo. Los casos que tratamos en este capítulo y el siguiente ilustran el rol del Poder Judicial en estos conflictos entre 1958 y 1961.

       Proceso judicial contra Humberto Mewes y otros: injurias

      Los titulares de El Siglo en la campaña senatorial por Santiago en 1958 (elecciones complementarias para reemplazar al exsenador y nuevo Presidente Jorge Alessandri) expresaban las consignas del FRAP en apoyo a la candidatura de Humberto Mewes, exministro de la Corte de Apelaciones de Valdivia y excontralor general de la República11. «Con Mewes en Plaza Bulnes hoy Santiago repudia las alzas», era el titular para la última concentración a favor de su candidatura. Las elecciones se efectuarían el 11 de enero de 1959.

      Mewes comparó la derecha política con los que traicionaron a O’Higgins y Balmaceda. También con los que conspiraron contra el movimiento social de 1920 y que no descansaron hasta derribar a su abanderado Arturo Alessandri, «cuyo bronce que se alza allí al frente llora lágrimas amargas por el ataque del hijo soberbio contra los intereses populares que el padre procuró interpretar en aquella época». Dijo en el mismo discurso: «He acusado al gobierno de intervención electoral como también lo ha hecho el candidato señor Puga con quemantes frases. Por esta actitud, el Ejecutivo me ha amenazado con instruirme un proceso por supuesta injuria a las autoridades (…) los partidos de la reacción firman un contubernio siniestro para aplicar a sangre y fuego una política de hambre y represión»12.

      El día de la elección, El Siglo tituló: «Contra el gobierno y las alzas. Vote por Mewes. Vote por Chile»13. Al día siguiente el titular del diario fue: «Avanzó el FRAP. Bajó la derecha. Desde hoy el P. Radical come en La Moneda»14. Una foto de Mewes sufragando junto a Baltazar Castro (Vanguardia Nacional del Pueblo, VNP) ilustraba el comentario: «Mewes declaró la noche de la elección: “Yo he recibido una cantidad tan considerable de votos que el resultado final es un accidente pasajero en la lucha del pueblo contra sus seculares enemigos”»15. A pesar de las declaraciones del FRAP y de Mewes, los resultados fueron claros: Francisco Wachholtz (PR) obtuvo 190.492 votos; Mewes, 161.368 votos16.

      En esos días el comité del Partido Democrático informó a la Cámara de Diputados sobre la declaración del subsecretario del ministerio del Interior refiriéndose a que ya estaría redactada una querella por injurias en contra de Humberto Mewes, con motivo de los discursos que el excandidato a senador habría pronunciado durante su campaña17. En una sesión posterior, el diputado Humberto Martones (Partido Democrático, luego PADENA) señaló que la querella se basaba en que Mewes habría dicho que el actual Presidente de la República habría tenido que gastar miles de millones de pesos para alcanzar la primera magistratura de la Nación18.

      Con fecha 15 de enero de 1959, el gobierno se querelló contra Mewes por injurias, calumnias y difamación realizadas en un discurso durante su campaña electoral, invocando la ley de seguridad interior del Estado. La querella se hizo extensiva al director del diario El Siglo, Roberto Landaeta y a la imprenta Horizonte por la publicación del discurso el 31 de diciembre de 1958. En la querella se indicó que tanto los dichos de Mewes como su publicación en el diario El Siglo eran expresiones «altamente injuriosas» contra la persona del Jefe de Estado. El subsecretario de Interior, Jaime Silva, precisó en una declaración que el objeto de esta querella era que Mewes respondiera por sus declaraciones contra la persona del Presidente19. La sala de verano de la Corte de Apelaciones designó como ministro sumariante a Ricardo Martin Díaz para conocer el proceso por injurias contra el Presidente Jorge Alessandri20.

      El Siglo informó que en los más altos círculos judiciales se estimaba que la querella del gobierno era improcedente y que incluso dos de los hermanos del Presidente y el propio ministro del Interior le habrían dicho que no la presentara. Varios abogados esperaban, según El Siglo, que el ministro Martin no acogiera a tramitación la querella, pero éste igualmente lo hizo21.